Fotos: UNIVERSAE
La Skoda Titan Desert Marruecos contó con la presencia del equipo Titan Deja Huella Ont Universae
MURCIA. Es el desierto un hábitat inhóspito y traicionero, en el que tan pronto resultan delatadoras las huellas sobre la arena como el viento se encarga de borrar cualquier rastro de vida, un lugar donde tan a menudo el sol abrasa el aliento durante el día como la oscuridad de la noche congela los ánimos del más osado. Recorrer 600 kilómetros en estas circunstancias resulta, por tanto, una tarea que requiere no sólo de una impecable preparación física sino de una mentalidad férrea que no desfallezca ante la primera dificultad.
Nadie puede negar que los más de 400 participantes de la Skoda Titan Desert Marruecos reúnen, como mínimo, estas condiciones. Entre ellos se encuentran los siete componentes del equipo Titan Deja Huella Ont Universae, conformado por personas trasplantadas de órganos, trabajadores sanitarios y donants de los órganos de un ser querido fallecido.
Desde el lunes y hasta este 3 de mayo se enfrentaron a un recorrido de 600 kilómetros y 7.000 metros de desnivel acumulado que los condujo a través del desierto de Marruecos, desde Boumalne Dades hasta Maadid. A lo largo y ancho de esta aventura, Arkaitz Santamaría (trasplantado de médula), Francisco Javier Jiménez (trasplantado de riñón) y Víctor González (trasplantado de médula) pusieron a prueba su fuerza y resistencia puesto que su coraje y determinación están fuera de toda duda.
Las tres personas trasplantadas se sumaron a este reto para concienciar sobre la importancia de la donación de órganos. En esta iniciativa cuentan con la colaboración del Instituto Superior de Formación Profesional Universae, que "nos presta su apoyo para seguir haciéndole ver a la gente lo que se puede llegar a conseguir con un trasplante. Este proyecto pretende poner en valor la donación de órganos y difundir sus valores más allá de las fronteras del mundo hospitalario, a través del deporte", explica Héctor Vargas, presidente del equipo.
Tras completar las dos primeras etapas, el equipo Titan Deja Huella Ont Universae superó con éxito toda clase de obstáculos. Ni siquiera el tiempo quiso ponérselo fácil y añadió una dosis extra de heroicidad a la prueba. "Esta última etapa fue larga, rodadora y con mucho frío y viento, lo que provocó mucho cansancio", señala Vargas.
Un desgaste que se trasladó incluso a las bicicletas pues precisamente el líder del equipo sufrió una avería en su montura. El amortiguador trasero dijo basta, pese a lo cual Vargas consiguió alcanzar la meta. Debió acostumbrarse a pedalear así, puesto que "en el campamento me han dicho que es imposible arreglarlo, ya que hace falta una pieza de la que no disponemos", comenta sin que le flaquee el ánimo.
Que la unión hace la fuerza es algo que tienen ya interiorizado en este equipo. Por ello "la estrategia consiste en ir siempre en uno o dos grupos, para que nadie se quede solo. Es la clave para acabar esta carrera", expone Vargas. Así, Héctor, Kiko y Arkatiz finalizaron en bloque con un tiempo de 5 horas y 23 minutos, mientras que Víctor entró junto a José Manuel, con un tiempo ligeramente superior a las 6 horas.
Aunque el viento pronto habrá borrado el rastro de sus neumáticos sobre la arena, no cabe duda de que todos ellos ya dejaron su impronta en el desierto. También el desierto sobre ellos.