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La importancia del calendario

La cuenta del tiempo y más concretamente identificar los ciclos y estaciones han sido fundamentales para el desarrollo de la civilización. La evolución del calendario y sus diferentes mejoras han desempeñado un importante papel en todas las culturas.

11/01/2025 - 

Ahora que recientemente hemos dado la bienvenida al año y hemos colgado nuevos calendarios de nuestras paredes no estaría mal hablar un poco de este tema, puesto que la exactitud de ese calendario siempre ha sido crucial para la creación y sostenimiento de cualquier cultura.

Identificando el punto exacto desde donde salía el Sol cada día, midiendo su altura máxima durante su recorrido diurno o estudiando el movimiento de las constelaciones nocturnas, los seres humanos podíamos predecir las épocas del año, calcular cuándo tocaba sembrar, migrar a otras latitudes para evitar el frío, ver si se aproximaba la época de lluvias, etc.

"La precisión en el calendario, FUNDAMENTAL para la supervivencia, ha sido siempre asombrosa desde los tiempos más remotos"

La precisión en el calendario, al tratarse de algo fundamental para la supervivencia, ha sido siempre asombrosa desde los tiempos más remotos. Se piensa que los calendarios más antiguos son los lunares, y que como su nombre indica se regían por las fases de la Luna (mes sinódico que dura un poco más 29 días y medio). Por tradición este calendario sigue en uso en muchos países musulmanes; su año de 12 meses sinódicos contiene 354 o 355 días solares. Esta es una de las principales razones por las que sus fiestas no caen en la misma época del año como ocurre, por ejemplo, con el Ramadán.

Los egipcios, hace más de 5000 años, ya utilizaban un calendario solar que era muy parecido al nuestro. El año estaba dividido en 12 meses de 30 días, lo que hacía un total de 360, a estos se le sumaban 5 días denominados epagómenos dedicados a cinco de las deidades más importantes: Osiris, Isis, Seth, Nefthis y Haroeris. El año se dividía en tres estaciones: Inundación (Akhet), Germinación (Peret) y Sequía (Shemu). No tenían año bisiesto por lo que todas las celebraciones y fiestas se retrasaban un día completo cada cuatro años. Esto por ejemplo hacía que uno de los eventos más importantes para ellos, el orto de la estrella Sirio, rotase por todo su calendario en un periodo de poco más de 1400 años o también que la fecha de comienzo de las tres estaciones fuera cambiando de día.

Muchos años más tarde, durante la ocupación griega de Egipto, hacia el 238 a.C. Ptolomeo III intentó añadir un sexto día epagómeno cada cuatro años sin mucho éxito. Fueron finalmente los romanos quienes pudieron imponer el calendario más racional que contenía un año bisiesto de cada cuatro.

La necesidad de añadir un año bisiesto de 366 días cada cuatro años viene del hecho de que en realidad un año solar (año trópico) no dura 365 días sino un poco más, 365,2422 días. Es necesario adaptar la duración del año a nuestra forma de vida ya que cada año civil debe aproximarse lo máximo posible al periodo en el que la Tierra da una vuelta al Sol (año trópico). Además, debe contener un número entero de días para que empiece siempre a la misma hora, ya que sería bastante incómodo que un año nuevo empezase por la noche, el año siguiente a media tarde, después por la mañana temprano, etc. ¡Menudo lío para comerse las uvas!

Julio César, aconsejado por el astrónomo Sosígenes de Alejandría, introdujo en el año 46 a.C. las reglas para el calendario:

"La duración del año civil se considera igual a 365 días solares medios en el transcurso de tres años consecutivos; el siguiente año contiene 366 días. Los años de 365 días se denominan comunes y los que duran 366 son bisiestos. Son bisiestos aquellos años que son divisibles por 4. En el año bisiesto febrero tiene 29 días y en los años comunes, 28".

De esta manera queda establecido que durante cuatro años la duración media de un año es de 365,25 días. Pero todavía quedan unos flecos por resolver ya que la duración del año trópico, como dije antes, es de 365,2422; esto hace que el año civil sea 0,0078 días más largo. La diferencia es tan pequeña como 3 días cada 400 años. A este calendario se le llamó juliano por el emperador que introdujo su uso, Julio César, y se mantuvo vigente hasta la reforma que propuesta en 1582 por el papa Gregorio XIII.

La discrepancia entre año civil (acordado por la sociedad) y trópico (paso del Sol dos veces por el mismo punto del cielo), aunque era pequeña, con el paso de los siglos se hizo insostenible sobre todo para la Iglesia católica debido a que la fiesta de Pascua (primer domingo después de la primera luna llena de la primavera) se estaba desplazando dentro del calendario. Cuando esta fecha se estableció en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., el equinoccio de primavera caía el 21 de marzo. En 1582 (habían transcurrido ya 1257 años desde ese concilio) el equinoccio caía el 11 de marzo. Esto sembraba incertidumbre y confusión en la determinación del día de Pascua y otras fiestas cristianas por lo que se abordó una modificación del calendario juliano. El trabajo fue encargado al astrónomo y matemático italiano Antonio Lilio y promovida por el Papa, como hemos dicho antes. La reforma consistió en:

  • Devolver el equinoccio de primavera otra vez al 21 de marzo.
  • El día siguiente al 4 de octubre de 1582 no fue el 5, sino el 15 de octubre.
  • No se consideran años bisiestos aquellos en los que el número de centenas no divide exactamente por 4 (años acabados en 00). Por ejemplo, no fueron bisiestos el 1700 porque 17 no es divisible por 4, tampoco el 1800 ya que 18 tampoco lo es, 1900 tampoco fue bisiesto, pero sí el año 2000.

Este calendario, denominado gregoriano, y que es el que tenemos ahora mismo en vigor, no fue introducido de manera inmediata en todos los países. Por razones obvias los países protestantes tardaron en adoptarlo pues siempre se opusieron al mandato del Papa; no obstante, eran tan importantes las mejoras que introducía que acabaron aceptándolo. Este hecho produjo una de las anécdotas más curiosas del mundo de la ciencia, relacionada con el nacimiento de Sir Isaac Newton. Si le preguntamos a cualquier experto cuál fue el científico más importante de todos los tiempos, sin duda nos contestará que Newton. Si les preguntamos si saben cuándo nació, surge la controversia, ya que muchos dirán el 25 de diciembre de 1642 y otros el 4 de enero de 1643. Todo es por la adopción más tardía del nuevo calendario en Inglaterra.

Con este nuevo calendario la diferencia entre año trópico y civil se reduce a 0,0003 días por lo que sólo habrá retraso de un día cada 3300 años, suficiente para considerarlo válido a muy largo plazo. Teniendo en cuenta que se estableció en 1582 se tendría que hacer el reajuste de un día en el año 4882; supongo que nuestros requetetataranietos ese año tendrán un día adicional y seguro que será de fiesta. ¡Quién sabe si le llamarán "día del reajuste" y las magníficas celebraciones que habrá en todos los países de la Tierra!

José J. Morcillo.