CASTELLÓ. La hegemonía urbana en la sociedad actual es clara. Y junto con ella el desarrollo de la economía global. Una circunstancia que va camino de consolidarse a pesar de los avisos que en los últimos tiempos ha tenido la humanidad, ya sea en forma de pandemia, con la covid-19, o más recientemente, en forma de guerra, que han provocado un fuerte impacto en la economía y que ha puesto en alerta a los diferentes estamentos de la sociedad. Un sistema socio-económico que en muchas ocasiones ha dejado desatendidos tanto los problemas como las oportunidades que existen y pueden surgir en el medio rural.
Precisamente, para impulsar el emprendimiento en las zonas rurales a partir de modelos más sostenibles, nació en octubre de 2020, La Niuada, un centro de emprendimiento social, vinculado al Pacto Territorial para el Desarrollo Local y la Ocupación Plana Alta Nord, en el que se acompaña a las personas que lo solicitan a convertir ideas de negocio en proyectos sólidos, financieramente sostenibles y que supongan un bienes y mejoras para el territorio.
Así lo cuenta Iván Torrés, técnico de comunicación del centro que puntualiza que “se trabaja con el objetivo de dinamizar el territorio desde la filosofía de la economía social para impulsar proyectos empresariales más respetuosos con las personas y que trabajan para solucionar problemas sociales, como la despoblación o la falta de servicios, y medioambientales”. Al respecto, Torres argumenta que “a partir de proyectos para solucionar necesidades, se crean puestos de trabajo desde empresas más democráticas, que tienen en cuenta al trabajador, la conciliación, es decir, aspectos que están pidiendo la sociedad, más exigente en la actualidad y que le gusta conocer qué hay detrás de cada empresa”.
En la actualidad, son siete personas las que trabajan en el centro ubicado en Benlloch: Isaac, Olga, Iván, Eva, Sergio, Miguel y Julia. Un equipo que realiza las labores de acompañamiento, atención y seguimiento individualizado a las iniciativas empresariales que lo solicitan y que contempla también la realización de talleres formativos sobre emprendimiento, networking, charlas con empresas de la economía social consolidadas, y también la realización de un plan de viabilidad. Una labor necesaria, ya que como dice Sergio Ruiz, mentor de emprendiduría social de La Niuada “para los emprendedores sociales es mucho más difícil el desarrollo de cualquier actividad, ya que no se fijan tanto en obtener el mayor beneficio si no lo que quieren es aportar valor social y valor ambiental, por lo que tienen más problemas que otros en mantener sus proyectos, por eso es importante que tengan un acompañamiento como el nuestro para conseguir la sostenibilidad financiera”.
A pesar de su corto recorrido, el centro ya ha gestionado la creación y consolidación de 25 iniciativas empresariales a los que se les ha realizado un estudio personalizado y han participado en el ciclo de 8 talleres formativos sobre emprendimiento social. Entre ellas, Malaerba, un proyecto de agricultura regenerativa en Benlloc, o La Somniada, una cooperativa que elabora cerveza artesanal en Soneja. Y es que, a pesar de ser una entidad vinculada al Pacte Plana Alta Nord, también recibe peticiones de emprendedores de otras comarcas y otras provincias, como Valencia, que solicitan la ayuda de sus profesionales.
Otro de los campos que también se trabaja desde La Niuada es la pedagogía. “Explicamos mucho lo que es la economía social, lo que significa la sostenibilidad de las empresas, todos los modelos de negocio que aportan valor al territorio, ya que creemos que es el camino a seguir”, mantiene Iván Torres, quien explica que “al principio mucha gente no tenía muy claro el concepto, pero ahora la gente ya viene a buscarnos porque quiere ser sostenible y repercutir en el territorio. Estamos sorprendidos”.
Un balance positivo para el primer año de vida de una entidad que ha crecido exponencialmente en una periodo complicado debido a la situación provocada por la pandemia.
