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GRAND PLACE / OPINIÓN

Larry the Cat

15/01/2019 - 

Soy twittera. Pertenezco a la generación que dio el salto de la Olivetti -para los neófitos nativos digitales: máquina de escribir, a mano- al ordenador en el ámbito de trabajo, un feísimo y gris Mac de la época. Nada que ver con el estiloso diseño que ha ido adquiriendo con los años. Lo digo porque los “babyboomers” estamos desacreditados en cuanto a cuestiones digitales respecta por las generaciones nacidas con la tablet en la mano. Al menos, yo los he visto paseando en carritos de bebés absortos por una pantalla con un pájaro de colores, mientras se perdían los petirrojos que volaban sobre sus cabezas.

Pero soy twittera y hasta he llegado a trabajar de “community manager”. Lo digo para que se entienda mi relación de absoluto respeto a las redes sociales. Tengo 1.772 seguidores, al cierre de esta edición, de los que me siento orgullosa y a los que agradezco desde estas líneas su fidelidad y nuestros encuentros virtuales. Lamentablemente, no se encuentra entre mis seguidores Larry The Cat, que tiene 225.932 seguidores, entre los que me encuentro, aunque no sea recíproco.

Larry the Cat es twittero, tiene 225.932 seguidores que van creciendo por momentos y una alta credibilidad como analista político. Por si no le conocen, Larry es el gato blanco y pardo que vive en el número 10 de Downing Street, que es la casa que ocupan los Primeros Ministros británicos. Llegó allí en 2011 para ser partícipe de los juegos de los dos hijos del entonces Primer Ministro David Cameron, Samantha y David, en sustitución de Sybil.

En Downing Street tienen gato desde 1929, al menos que se haya documentado. Su cargo es el de Jefe Cazador de Ratones, The Chief Mouser to the Cabinet Office, que es como se autodenomina en su perfil público. Pero, con las nuevas tecnologías, su cometido se ha ampliado y podríamos decir que juega un papel determinante desde que abrió su Twitter o, al menos, tras llegar desde la protectora de animales, como “influencer” en la política del Reino Unido.

Y no es para menos. En el tweet fijado de su cuenta anuncia el momento de inestabilidad que se vive en el Reino Unido, pese a que la población británica apenas lo aprecia. Se trata de un reportaje en la cadena de televisión CNN -pinchen el link, por favor-: “It’s been a year of political instability on Downing Street. With only one constant. And no, we're not talking about UK Prime Minister Theresa May. We're talking about Larry the Cat.” Traducido: “Ha sido un año de inestabilidad política en Downing Street. Con una sola constante. Y no, no estamos hablando de la Primera Ministra del Reino Unido, Theresa May. Estamos hablando de Larry the Cat.”

Y tiene razón, porque los gatos no tienen dueño, tienen casa. Su primer mensaje de ayer para su dueña, en estos momentos la Primera Ministra Theresa May, fue: “The fact she thinks this is a bad thing says it all.” Es decir, "el hecho de que ella piense que esto es malo, lo dice todo”. Se refería a una noticia de la BBC en la que se apostaba a que la Primera Ministra prefería que no hubiera Brexit antes de que no hubiera acuerdo sobre éste.

Larry tiene razón. Lo sabe bien, vive con Theresa May, que este martes, 15 de enero, se enfrenta a la votación del Parlamento Británico sobre el acuerdo de salida de la Unión Europea. May apela al “common sens” de sus parlamentarios, al sentido común -que es el menos común de los sentidos-, para lograr la aprobación a su labor durante casi dos años de negociaciones con Bruselas y culminar una retirada ordenada de la Unión. Lo contrario sería el llanto y el rechinar de dientes, “dejando de lado al pueblo británico”, añade.

Ya hace tiempo que Larry the Cat se está revelando como un verdadero remainer -británicos que quieren quedarse en la Unión Europea-. Al menos, ésta era la posición que apoyaba oficialmente Tehresa May antes de que la hicieran Primera Ministra, con la única misión de llegar a un acuerdo para abandonar la Unión Europea. Hoy, hasta los suyos, el partido conservador, la ponen contra la picota sin aceptar el acuerdo logrado a lo largo de casi dos años.

Si pierde la votación sobre el Brexit, May se vería abocada a la dimisión de su cargo. Larry anunciaba el mismo 1 de enero las posibles situaciones para el nuevo año, con la preocupación que ello supondría tener que comenzar a entrevistar a nuevos candidatos para ocupar el puesto de dueño en el numero 10 de Downing Street.

Éstos serían los “deseos” para el nuevo año, retuiteaba Larry: “2019 Probabilidades Políticas: 1/2 Theresa puede ser reemplazada como PM -Primera Ministra-. 5/4 nuevo referéndum de la UE -Unión Europea-. 6/4 Elecciones Generales. 2/1 Corbyn reemplazado como líder laborista. 3/1 Reino Unido deja la UE sin acuerdo antes del 1 de abril. 3/1 Trump reemplazado como POTUS -President of the United States-. 4/1 Corbyn se convierte en PM. 33/1 Dos o más elecciones generales”.

Mientras se decide el futuro del pueblo británico y, por ende, de Europa, Larry sigue con su misión de garantizar la seguridad en el número 10 de Downing Street libre de ratones, saliendo y entrando con tanta facilidad como los últimos Primeros Ministros, incluso con la ayuda de un bobby -típico policía británico-, que llama al timbre para que le abran la puerta. No lo tendrán tan fácil sus dueños para volver a entrar. Pero, ¿qué se puede esperar de un pueblo que deja la seguridad de su primer Ministro en manos -en las garras- de un gato?

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