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DOS PROYECTOS EN BORRIOL Y VILA-REAL TRANSFORMAN CABINAS EN DESUSO

Las cabinas telefónicas encuentran una segunda vida como 'librerías'

30/01/2023 - 

VALÈNCIA. La Ley de Telecomunicaciones dictó sentencia en junio del año pasado: las cabinas telefónicas dejaban de considerarse un servicio esencial y, con ello, animaban a Telefónica, la compañía encargada de su mantenimiento, a retirarlas de la vía pública. Tras casi un siglo de uso, han ido desapareciendo poco a poco las más de catorce mil que hay repartidas por todo el país. Sin embargo, algunas todavía resisten a su fin. En Borriol y Vila-real han surgido dos proyectos que demuestran, de hecho, cómo su pequeña estructura puede servir para algo más que realizar llamadas. Ya sabemos que para eso están ahora los smartphones, pero, ¿y si se convirtieran, por ejemplo, en un punto de intercambios de libros? ¿Y en un carrusel? ¿O todo a la vez?

El Ayuntamiento de Vila-real propuso en un workshop, organizado junto a la EASD de Castellón y València, reutilizar las cabinas de teléfono que todavía quedan en la ciudad en puntos de intercambio de libros. Además, estas tendrían que trasladarse a los patios de los colegios. Un reto del que nació el proyecto 'Carrusel de lectura', creado por las estudiantes Maite Canós, Lledó López, Nerea Manselgas, Nadia Mateu y Carla Gimeno. No solo han planteado transformar las cabinas en pequeñas "bibliotecas", sino que además, su diseño recuerda al del carrusel de una feria. La propuesta, tutorizada por Marta Gimeno, Héctor Bonet, Inmaculada Miralles y Pilar Pozo, resultó ser la ganadora. 

"Nos parecía buena idea mezclar la lectura con el juego, porque la manera de estimular a los niños está cambiando y un carrusel al fin y al cabo está lleno de luces y diversión", señalan sus creadoras, que verán como en aproximadamente un año su proyecto se hará realidad. 

"Todo empezó cuando a Nerea se le ocurrió la idea de que 'llovieran' hamacas de la cabina. Por entonces pensábamos en hacer un árbol, pero esto nos llevó a pensar en qué igual sería más interesante un carrusel". Al estar planteado para niños de 3 a 12 años, las diseñadoras han tenido que "bajar el techo de la cabina", por ser demasiado alto, pero no ha sido éste el único reto. Las hamacas irán ancladas tanto a la cubierta como al techo para que los pequeños se puedan mecer sin caerse. Y, además, las puertas de la cabina telefónica, que por defecto son de vidrio, se cambiarán por policarbonato, "un material más difícil de romper", explican sus autoras. Así pues, otra condición que exigía el Ayuntamiento era que la instalación fuera accesible -contará con una rampa - y sostenible. A parte de la reutilización de la cabina, darán una nueva vida a maderas y telas en desuso.  

Durante la presentación, el concejal de Ciencia, Innovación y Universidades, Eduardo Pérez Arribas, defendió que esta acción responde a dos objetivos: primero, "concienciar sobre la necesidad de la economía circular, con la reutilización de elementos en desuso", y segundo, "la necesidad de avanzar en patios coeducativos, haciendo de la lectura un elemento de recreo más". Reutilizar las cabinas telefónicas deja de ser, por ello, una cuestión únicamente de nostalgia.

Una 'librería' gestionada por sus vecinos

La editorial El Planter convirtió en agosto del año pasado una cabina inutilizada de Borriol en una pequeña "librería" donde todo aquel que quiera puede llevarse un libro prestado y también incorporar otros nuevos. Varios meses después, todavía goza de buena salud y sus vecinos la continúan utilizando.

"Hace tiempo que las cabinas dejaron de funcionar, porque nadie se hacía cargo de su mantenimiento. Así que decidimos hacer algo con ellas. Aunque pertenecen a una empresa privada, están abandonadas y ocupan un lugar en el pueblo, por eso nos parecía interesante recuperarlas y darles un fin más educativo", explica Marc Sorribas, miembro de El Planter. La acción formó parte del acto de presentación de la editorial, que irrumpió en Borriol en verano del año pasado para abrazar todo tipo de lecturas y acercar al municipio "cuestiones que nos atraviesan como individuos y como sociedad". 

"Poner la lectura a disposición de la gente es una tarea importante como editorial, pero nosotros todavía no contamos con un catálogo de publicaciones, por eso, era interesante la idea del intercambio", explica Sorribas. "Pintamos la cabina, la reacondicionamos para que fuera un espacio agradable y colocamos los primeros libros, pero después el resto del pueblo ha ido incorporando más. Es la gente la que está gestionando ahora el espacio. Se llevan unos e incorporan otros", cuentan desde El Planter. 

La editorial ha creado, además, un club de escritura creativa en el que durante cuatro domingos hicieron quedadas para hablar de la literatura. Su próxima publicación, una revista cultural, llegará en agosto. 

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