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Mejorar la eficiencia, la calidad y la eficacia y reducir los costes son el eje de los proyectos centrados en las CELS de los institutos

Las comunidades energéticas locales, en el punto de mira de las investigaciones de los centros tecnológicos de Redit

20/12/2023 - 

VALÈNCIA. La Comunitat Valenciana lidera la creación de comunidades de energía renovable, con 85 instalaciones en marcha, un número que contrasta con las 73 creadas en toda España y en las que la inversión y retorno supera los 3 millones de euros en unos 80 municipios, según los datos de la Asociación Valenciana de Comunidades Energéticas (Avace).  

Unas cifras que siguen al alza, ya que el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace), dependiente de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, ha recibido 143 proyectos para acogerse a la línea de ayudas para impulsar las instalaciones de autoconsumo de energía eléctrica en comunidades de energías renovables. La totalidad de las iniciativas recibidas son para la implantación de instalaciones solares fotovoltaicas y la mayoría de ellas, 64, se prevén llevar a cabo en la provincia de Valencia. En Castellón está previsto desarrollar 42 proyectos, y, finalmente, la provincia de Alicante aglutina los 37 proyectos restantes.

Pese a que todavía es necesario hacer avances en su regulación, la velocidad con la que deben cumplirse los objetivos de descarbonización impulsa la creación de comunidades energéticas locales (CELS), ya que son organismos participativos que pueden convertirse en parte del sistema energético asumiendo diversos roles como el de generadores, distribuidores, agregadores, proveedores o minoristas de energía.

Por eso, ya son consideradas como un elemento clave para habilitar la transformación hacia el nuevo modelo energético. Mediante las CELS se facilita la integración de renovables, la participación ciudadana como prosumidores y la gestión optimizada de los recursos energéticos de la propia CEL, permitiendo además ahorros tanto energéticos como económicos a nivel de usuario y de sistema.

El impacto de las comunidades energéticas va más allá de la reducción de costes o los beneficios económicos, pues su valor más importante está en el impacto social y medio ambiental en el entorno más cercano, poniendo a la ciudadanía en el centro de la toma de decisiones del sector energético.

Su importancia hace que sea una de las líneas de trabajo de los centros pertenecientes a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit). De hecho, ahora mismo hay diferentes iniciativas financiadas por el Ivace y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), que tratan de mejorar la gestión y la eficiencia, incrementar la calidad y la eficacia de los productos y reducir los costes. 

Desarrollar un modelo dinámico de CEL

Uno de esos proyectos es Girecel, desarrollado por el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) cuyo objetivo es el de desarrollar un modelo dinámico de CEL, para ser implementado en entornos de simulación, utilizando el entorno demostrativo Gamma, el laboratorio pionero de digitalización energética del ITE, como sistema de supervisión y centralización de datos energéticos de las comunidades energéticas de la Comunitat Valenciana, para la obtención de los datos necesarios para desarrollar y validar el modelo.

Desde el ITE afirman que la importancia de contar con un modelo dinámico radica en su valor para realizar simulaciones previas al desarrollo de CELS y estudiar su impacto sobre la red eléctrica de distribución y transporte. “Actualmente se utilizan este tipo de modelos como requisito previo antes de cualquier integración (planta de generación, nuevos consumos, etc.) o modificación de la red (nueva línea, cambio topológico, etc.) pero no existe ningún modelo que represente como tal una comunidad energética. Desarrollarlo en Girecel y ponerlo a disposición tanto de promotores de CELS como de operadores de sistemas de distribución (DSO), permitirá que puedan utilizarlo para sus estudios de impacto sobre la red, facilitando el proceso de licitación y reduciendo la incertidumbre de su impacto”.

Así, la información arrojada por los resultados de Girecel se ha incorporado en Gamma con dos focos principalmente. Por un lado, integrar nuevos inversores asociados a sistemas de almacenamiento, de una marca distinta a la ya existente, de cara a desarrollar soluciones interoperables y poder analizar las diferencias entre fabricantes. Y por otro, desarrollar una herramienta web integrada en Gamma donde alojar información de las diferentes CELS para la obtención de los datos necesarios para desarrollar y validar el modelo dinámico desarrollado. Además, esta herramienta sirve para que la administración pueda ir analizando el despliegue de las CELS y calcular indicadores de estas.

Los datos obtenidos mediante estos modelos dinámicos sirven para determinar el impacto que tendría el hecho de conectar una CEL a un punto determinado de la red, lo que ayuda en la toma de decisiones sobre aspectos como si la infraestructura de red es suficiente o no para soportar la integración de la CEL, cómo va a afectar a nivel de tensiones el hecho de integrar una CEL en un punto determinado de red y modificar la operación de la red en consecuencia, así como estudios asociados al procedimiento de conexión.

Uso más eficiente de la energía

Otro proyecto en el que está trabajando ITE conjuntamente con el instituto tecnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidimme), es Modecel, que tiene como finalidad el desarrollo de soluciones orientadas a realizar un uso más eficiente de la energía de edificios en entornos urbanos y, en particular, en comunidades energéticas.

Este proyecto abarca tres niveles de actuación: recubrimientos para mejorar el aislamiento térmico de la envolvente, nueva metodología basada en modelado digital orientada al diagnóstico y evaluación energética del edificio y diseño de soluciones digitalizadas para la gestión energética colectiva. Las soluciones planteadas permiten sistematizar el proceso de modelado energético de los elementos pasivos de edificios del entorno residencial y terciario mediante el uso de software accesible, aunando en una misma metodología la definición de características constructivas del edificio, la definición de cargas térmicas, el consumo energético asociado a equipos, sistemas de generación renovable y sistemas de almacenamiento energético, y todo ello considerando diferentes escenarios de uso. Asimismo, se posibilita la evaluación automatizada y de acuerdo con una metodología estandarizada del impacto de incluir modernizaciones, reformas o mejoras respecto al diseño base a través de procesos que se repiten una y otra vez hasta conseguir un diseño mejorado.

Desde Aidimme, señalan que la solución de Modecel posibilita un mejor aprovechamiento de la energía, tanto desde el punto de vista constructivo como operacional, y promueven nuevos modelos de consumo y gestión energética dirigidos a la creación de entornos comunitarios con balance energético cero y positivo y climáticamente neutros. “Sus efectos son sumamente positivos ya que tiene un beneficio directo sobre el consumidor final, permitiéndole una reducción de costes a nivel energético, económico y ambiental". 

Así, por un lado, la metodología para el diagnóstico y evaluación energética de edificios facilitará la configuración de espacios más optimizados energéticamente, ayudando a usuarios y empresas del sector a seleccionar y priorizar las tecnologías más adecuadas en cada caso. Y por otro, los usuarios residenciales que integren la solución de gestión pasiva de la demanda colectiva conseguirán ahorros económicos relacionados con el suministro eléctrico. “En general, empresas y organismos de distintos ámbitos se verán beneficiadas por los resultados de este proyecto, destacando a entidades locales, comunidades energéticas, empresas del sector de la construcción, empresas instaladoras, empresas de servicios energéticos y comercializadoras de energía”, aseguran.

Reducir los costes de las celdas solares

A estos proyectos se suman dos desarrollados por Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, Solarflex y Perovsol, encaminados a reducir los costes de producción de las celdas solares. 

Así, Solarflex “supone el desarrollo de una nueva generación de celdas solares cuya fabricación mediante tecnologías de impresión convencional implicará una reducción importante del coste de producción y una comercialización a gran escala, gracias a procesos eco-eficientes de fabricación de materiales avanzados y al desarrollo de productos innovadores energéticamente eficientes”, explican desde el instituto. Este proyecto pretende conseguir unas celdas solares fotovoltaicas más económicas, flexibles, de mayor tamaño, menos contaminantes y hechas con materiales orgánicos, que sustituyan a las de silicio.

Por su parte, en Perovsol, Aimplas se centra en la investigación y desarrollo de celdas solares orgánicas de nueva generación basadas en perovskitas, que se fabrican mediante tecnologías de impresión convencional, lo que implica una reducción del coste de producción y una potencial comercialización a gran escala. Las perovskitas son una buena alternativa al silicio que se emplea en la actualidad, son menos contaminantes y se consume menos energía en su obtención, según aseguran en Aimplas.

Con estos proyectos estos centros tecnológicos integrados en Redit contribuyen a acelerar la puesta en marcha de comunidades energéticas locales, un elemento clave en la transformación hacia un nuevo modelo energético, donde la energía se alcance de forma asequible, sostenible, al alcance de todos y donde los ciudadanos estén en el centro de la toma de decisiones.

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