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DISEÑO PARA EL PENSAMIENTO

Las Fallas como embajadoras del diseño valenciano

Diseño y Fallas hacen un genial tándem, aunque a veces se empeñen en ser dos mundos tan separados

4/03/2019 - 

VALÈNCIA. Basta con darle la vuelta a una taza comprada en la cadena Tiger (oficialmente Flying Tiger Copenhagen desde hace un par de años), desembalar algún producto de Apple o pasear por IKEA para encontrar explícitas referencias al diseño danés, americano o sueco, respectivamente. Son culturas empresariales que llevan el diseño en su adn, y gracias al diseño como herramienta estratégica son las multinacionales y cadenas que son hoy.

Sobre estos tres casos concretos, en este ‘flirteo’ del diseño con las denominaciones de origen vamos desde el Designed with love in Denmark al concepto de diseño democrático, pasando por el Designed by Apple in California, y así es como estas tres marcas se han convertido enemblemas actuales y embajadoras del diseño de sus respectivos países.

El diseño valenciano se debe a la industria que lo hizo nacer, y por eso son las empresas del sector del mueble o cerámico las que en sus planes de internacionalización siguen extendiendo y diseminando el valor del diseño valenciano, y haciéndolo a través de sus éxitos comerciales se transforman en cierta forma en embajadoras del diseño valenciano.

Pero es que, además, los valencianos tenemos la fiesta. Llega marzo y las Fallas se convierten en las representantes de la cultura valenciana, además, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Reconozcamos que hay mucho que mejorar en estas fiestas, con demasiadas implicaciones ligadas al caos en la ciudad, a la pugna falleros contra no-falleros o a la coentor general de una semana de forros polares, vallas o carpas, pero nos guste más o menos es el altavoz más potente de la ciudad durante todo el año.

Aparentemente, Fallas y diseño son dos mundos muy separados, pero  siendo dos de las industrias creativas con más potencial de València,  por suerte hay una llama que nunca se apagó y que hoy ha conseguido  salir del ghetto de “proyecto experimental” para comenzar a  normalizarse en forma de proyectos muy atractivos y con mucho más  contenido que monumentos, llibrets o carteles que desprestigiaban la  fiesta.

Este papel de las Fallas como embajadoras del diseño valenciano comienza hace ya cien años con un primer cartel oficial encargado al ilustrador Josep Segrelles, y vive un momento de frenesí durante la Segunda República, gracias al auge de los llibrets y la cartelería de las fiestas, como recoge la exposición ‘La república de les falles’ inaugurada la semana pasada en el Museu Valencià d’Etnologia. Si bien es cierto que en las últimas décadas esta relación se enfrió, reflejo de un desapego institucional por la profesionalización del diseño, los últimos años huelen a transcición a un modelo de Fallas que busca en el diseño recuperar su esencia, también en el diseño.

Desde 2010 que Miguel Arraiz daba un giro al concepto de falla experimental construyendo un proyecto para Castielfabib, ajeno profesionalmente hasta entonces al mundo fallero, el arquitecto valenciano ha sido una especie de hilo conductor a la revolución que, casi una década después, ha ido impregnando a monumentos de todas las categorías y hasta las fallas municipales. Como hitos clave, y dejando muchos en el tintero, tenemos el ‘Ornamento y Delito’ de 2013 por Dídac Ballester e Ibán Ramón para Corona llegando a ser motivo de exposición en la Valencia Disseny Week del año anterior, el proyecto ‘Ekklesía’ para la falla 2015 de Nou Campanar por Arraiz junto a David Moreno que viajaría hasta el Burning Man, o el monumento del Premio nacional de Diseño y también Premio Nacional Ilustración, Isidro Ferrer, con su propuesta para Corona en 2017.

Parece pues que se supera la fase de la exaltación de lo feo, la Comic Sans va dejando de ser la tipografía oficial, y el diseño de los carteles o los llibrets ha evolucionado hasta convertirse en referencia nacional e internacional (el llibret diseñador por Ibán Ramón para la Falla Corona en 2017 compartió Premio Laus con un catálogo del MoMA de Nueva York y otra publicación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía).

Reivindicar al fin el diseño ha empezado también por rediseñar el souvenir, y hasta el merchandising fallero parece dar un giro hacia nuevas propuestas mucho más en consonancia al diseño o la ilustración que respira realmente la ciudad en Fallas. En este sentido, Atypical de Virginia Lorente o la tienda Gnomo en Ruzafa se encargan de que el turista, y el propio valenciano, pueda llevarse a casa o lucir algo más que una figurita casposa.

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