El responsable de estrategia en materias primas de Saxo Bank advierte que la subida de los aranceles provoca una caída del comercio y lógicamente del ritmo económico
MADRID. Las materias primas se han vuelto cada vez más difíciles a medida que entramos en la segunda mitad de 2018. Tras un fuerte comienzo de año, hemos visto múltiples vientos en contra que comienzan a surgir durante el último trimestre. Sobre todo encontramos una amenaza real para el crecimiento global y la posterior demanda de muchas materias primas clave a partir de la creciente probabilidad de una guerra comercial entre Estados Unidos y muchos de de sus socios comerciales clave, principalmente China.
Las 'guerras comerciales' tienden a ser una estrategia perdedora, ya que los aranceles elevados provocan que bajen los volúmenes de comercio y, por ende, el crecimiento; mientras que aumentan el costo para los consumidores de todo el mundo.
La solidez actual de la economía de Estados Unidos en comparación con el resto del mundo ha llevado a una divergencia en la política monetaria entre la Reserva Federal y otros bancos centrales importantes. Esto se ha traducido en un dólar más fuerte, que está acumulando presión adicional sobre las economías endeudadas que tienen que luchar más arduamente y pagar un precio más alto por los fondos a medida que la liquidez global en dólares se vuelve más estricta.
El crecimiento de los mercados emergentes impulsa el crecimiento de la demanda de muchos productos básicos clave, desde los metales industriales hasta la energía; de ahí la importancia de los desarrollos actuales.
Una de las excepciones ha sido el petróleo, que a pesar de los esfuerzos recientes de la OPEP y Rusia sigue siendo una oferta en medio de la creciente amenaza a suministros a corto y largo plazo de una gama de productores que incluyen a Venezuela, Libia, Canadá y no menos importante, Irán.
Ole Hansen es jefe de estrategia en materias primas de Saxo Bank