CASTELLÓ. Es poco común que viviendas sociales se ubiquen en zonas exclusivas. Y más extraño puede considerarse todavía que estas sobresalgan sobre el resto por su diseño. Pero como bien dice Pep Ripoll, arquitecto castellonense, tener un hogar en una zona privilegiada "no es garantía de buena arquitectura". En el puerto deportivo de Ibiza "se pueden encontrar edificios de todo tipo", apostilla el mismo. Grandes edificaciones entre las que se localizan, a tercera línea de mar, una serie de viviendas sociales, diseñadas por el estudio Ripoll-Tizón, que acaban de ser reconocidas por los Premios Cerámica de Ascer, como mejor proyecto de Arquitectura 2022.
Es, en efecto, el gran uso que se ha hecho de la cerámica uno de los elementos diferenciados de este edificio. Además de emplearse para zonas más habituales de una casa como puede ser la cocina y el baño, cubre otros habitáculos como la entrada y también las zonas comunes. "Queríamos que el edificio fuera bastante austero en su exterior y que la riqueza estuviera, sobre todo, dentro. Que tuviera elementos tradicionales, pero también ese toque", explica Ripoll. Así, el estudio se decidió a emplear la cerámica, además de por las propias condiciones del material, que aseguran una mayor durabilidad, por su cromatismo y posibilidades estéticas.
Los arquitectos buscaban, así mismo, "huir de lo que el entorno inmediato representa" y construir un edificio cuya identidad se vincule al clima y modo de vila de la isla. "Nos fijamos en las casas payesas ibicencas como ejemplo de la arquitectura que responde al lugar: muros blancos y aberturas controladas con protecciones solares, porches y espacios de sombra"
Espacios donde socializar
Viviendas sociales que no sean solo "contenedores interiores". Este es otra de los principios que rige el proyecto de Ripoll-Tizón. El estudio ha aprovechado el espacio sobrante para generar un espacio interior que 'respira' en varias direcciones gracias a huecos enlazados, patios y porches, al mismo tiempo que organiza los espacios comunitarios, de circulación, relación y de acceso a las viviendas que lo envuelven.
"Nos interesa mucho la relación entre la gente. Por eso se generan como pequeños patios y terrazas. Se valora mucho que existan este tipo de zonas", señala el castellonense, quien cuenta que el proyecto fue modificándose con el paso del tiempo, porque las necesidades también fueron cambiando.
"Hoy en día interesa que los edificios atiendan lo mejor posible los intereses climáticos. No solo han de reducir la huella de carbono, sino que el propio parque de viviendas genere la menor emisión de CO2 posible", concluye el arquitecto castellonense Pep Ripoll.