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Marina Rebeka pone voz a Cio-cio-san 

Les Arts profundiza en la psique de la Madama Butterfly de Puccini

3/12/2021 - 

VALÈNCIA. Les Arts vuelve a la ciudad de Nagasaki. O viceversa. La cuestión es que, a pesar de la lejanía, la música forma un puente que nos conecta de una manera profunda y casi mágica. Y si hablamos de Giacomo Puccini, ya son palabras mayores. Los hilos invisibles del arte vuelven a conectar a València con Japón gracias a Madama Butterfly que, bajo la dirección musical de Antonino Fogliani y la dirección de escena de Emilio López, vuelve al coliseo tras su última interpretación en el año 2017. Y es que esta es una de esas citas a las que el público no falla, “uno de esos títulos que el gran público espera siempre con pasión y con fervor”. Estas palabras las firma Jesús Iglesias Noriega, director de Les Arts, quien presentó este jueves, junto a parte del equipo artístico, la ópera, que se podrá del 10 al 22 de diciembre. 

La obra de Puccini nos sumerge en la relación entre el teniente de la marina estadounidense Pinkerton y la bella geisha Cio-cio-san (Madame Butterfly), una tormentosa relación que sume a la japonesa en un profundo estado de angustia, en una pieza que nada en un paisaje inspirado en hermosas postales japonesas antiguas hasta la desolación provocada por la bomba atómica. Emilio López vuelve a estar al frente de la dirección de escena de la pieza cinco años después, una nueva visita a la obra en la que, aunque se mantiene el inquebrantable esqueleto y espíritu de la misma, sí se avanza en su desarrollo, un viaje que tiene que ver también con la propia madurez de aquellos profesionales que trabajan en la ‘cocina’ del coliseo. 

“No soy el mismo que en 2017, algo maravilloso de esta profesión es que se puede evolucionar. [Ahora] hay una visión más profunda, sobre todo en los personajes. Lo que se buscó desde le principio con al producción era plasmar de una manera visual la destrucción de Cio-cio-san, una destrucción que todo el mundo es capaz de ver menos ella”, explica López. Este trabajo psicológico en torno a los personajes protagonistas ha sido clave para dar forma a esta nueva visita a la obra de Puccini, en la que López ha querido incidir en su lenguaje corporal, un estudio de la psique de la geisha a través del que han querido profundizar en los elementos no tangibles de la representación, aunque esto se plasme en elementos físicos, como la incorporación de un velo que refleja cómo la protagonista es ajena a la realidad en un primer momento para, más tarde, deshacerse de él. 

"Para realizar Madama Butterfly trabajé, sobre todo, en el carácter y en la psicología de Cio-Cio-San, a quien siempre he visto como ‘una muñeca rota’, que sufre una destrucción interior enorme. Esa destrucción interior la he querido plasmar en la escenografía del montaje e, históricamente, en el ambiente bélico de la II Guerra Mundial, entre 1941 y 1945, desde el bloqueo estadounidense hasta la finalización de la guerra”, refleja López. Para Fogliani, principal director invitado de la Deutsche Oper am Rhein y buen conocedor del repertorio italiano, considera que, a Puccini lo que le interesaba era mostrar a una mujer "muy fuerte" sobre la escena. "No sabemos hasta qué punto Cio-Cio-San estaba realmente enamorada o si quería huir a través de esa relación de las cadenas que le imponían la familia, la religión, una cultura sofocante".

Junto al tenor Piero Pretti, que debuta en Les Arts con el papel de Pinkerton, estará la aclamada soprano Marina Rebeka dando voz a la desdichada Cio-cio-san, en uno de los grandes retos de su carrera. “Es un punto muy importante en mi carrera debutar un rol como el de Madama Butterfly. Es un proceso muy largo, no se prepara en uno, dos o tres años. No solo hablo del aspecto físico de la voz, sino del aspecto psicológico y cultural. Se trata de otra mentalidad y cultura”, relató durante la presentación. Para ello, la intérprete viajó a Japón, para empaparse de una cultura que es clave en la obra, pues la propia Cio-cio-san representa en su ser mucho de ella, aunque en su relación con Pinkerton se refleje una necesidad de escapar de la misma. Ese puente es clave, no en vano no hay que olvidar que la pieza está escrita por un italiano, que levanta una vía de conexión cultural en la que el lenguaje universal es el de la música y los sentimientos de cada personaje.

“Es una cultura distinta pero lo cierto es que aunque seamos distintos en culturas tenemos algo en común los europeos con los japoneses, la música, que es el idioma que nos permite comunicar, que permite transmitir. Hay sentimientos que son comunes a todos”, explicó Marina Rebeka, que se une ahora a un extenso listado de intérpretes que han dado voz a la gueisha de Puccini. Este desafío lo toma desde el respeto al trabajo hecho y a la propia pieza, aunque partiendo de la base de que es la propia sensibilidad de cada cantante la que marca en cada pase al personaje. “Lo que realmente funciona es coger una música y aportarle tu voz, que es única; mi cuerpo, que es único, y mi forma de entender el personaje, que también es única. Al final los que cambiamos somos los cantantes”. 

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