VALÈNCIA. La resaca de las elecciones madrileñas parecía este miércoles el punto principal del orden del día de la sesión de control al president de la Generalitat, Ximo Puig, en Les Corts Valencianes. Nadie se olvidó de ellas y las menciones a los resultados estuvieron presentes en la práctica totalidad de los discursos; en algunos, más que en otros. En las intervenciones de los populares, para celebrar su victoria, y en las de Podemos porque Pilar Lima aprovechó antes de hacer su pregunta al jefe del Consell para loar la figura de Pablo Iglesias, que según la síndica se marcha de la política porque lo "han estado matando día a día mediática e institucionalmente".
La primera en hacer referencia a la cita en las urnas en las que Isabel Díaz Ayuso se proclamó como vencedora de la noche del 4M fue Isabel Bonig, que impregnó la mayor parte de su discurso con la palabra "libertad". En un primer momento, la líder de los populares acusó al jefe del Consell de "atacar sin miramientos la libertad en todos los ámbitos, desde el educativo, lingüístico, empresarial o el derecho a la propiedad privada" durante los seis años de Gobierno del Botànic.
Se dedicó a confrontar la realidad madrileña y la de la Comunitat para sacar pecho de la gestión llevada a cabo por Ayuso en la Comunidad de Madrid y, más tarde cuestionó la gestión realizada por el Botànic durante los dos últimos años. "Nada nuevo bajo el sol, o comunismo o libertad; sí que hay diferencia entre los modelos: comunismo o libertad, ruina o prosperidad", sentenció Bonig. Lema de campaña de Ayuso que utilizaron más tarde en sus preguntas orales varios diputados del PP como José Juan Zaplana o Rubén Ibáñez.
No fueron los únicos en celebrar el modelo de Madrid frente al del tripartito. También Vox sacó pecho de los resultados en las urnas, aunque únicamente les haya permitido sumar un diputado y la formación no sea necesaria para investir a Ayuso como presidenta de la autonomía ni tampoco para que la derecha gobierne en la capital. Minutos antes del pleno, la portavoz de Vox en Les Corts, Ana Vega, celebró que los madrileños sean hoy "un poco más libres" y prometió que su grupo trabajaría en la Comunitat para expulsar "al sanchismo, al comunismo más rancio y a los nacionalistas de Compromís". Ya en el hemiciclo, su discurso giró en torno al mismo eje.
Mientras estos partidos celebraban sus resultados, un Ciudadanos descolocado trataba también de buscar su espacio. La síndica de Cs, Ruth Merino, afeó a Puig que su partido no quisiera participar en el debate de mitad de la legislatura en la Cadena Ser y le pidió que respetara a los periodistas. Un discurso que varios miembros del tripartito no terminaron de entender al hacer referencia a hechos que sucedieron el pasado 24 de abril, hace ya más de 10 días.
Las referencias a Madrid, sin embargo, tampoco eran un plato de buen gusto para los naranjas, ya que se han quedado fuera de la Asamblea de Madrid al no llegar a superar la barrera electoral del 5% -apenas llegaron al 3%-. Un resultado que, cabe recordar, no es más que el punto final a un episodio que comenzó con una moción de censura en la Región de Murcia diseñada por el PSOE y ellos mismos, Ciudadanos, contra su propio gobierno. Estrategia mal calculada que derivó en un adelanto electoral en la capital y que ha acabado con la propia desaparición del partido naranja.
Con este escenario, resultaba lógico que Merino tampoco quisiera hacer muchas referencias a las elecciones madrileñas -ya las hizo antes de entrar al hemiciclo-, pero su intervención sí que pasó de soslayo por las mismas con la mención al cancelado debate. Mientras tanto, en su grupo parlamentario las peticiones de dimisión de varios diputados a la cúpula del partido no cesaban, si bien ya comenzaron en la noche anterior. Pero contra todo pronóstico, en Ciudadanos no dimitió nadie. Tampoco hubo ceses ni autocrítica. Más bien todo lo contrario: contra la lógica orgánica habitual bajo la que se mueven los partidos, Inés Arrimadas optó por designar al candidato Edmundo Bal vicesecretario general como 'premio de consolación'.
El panorama de los partidos de izquierda tampoco era mucho mejor este miércoles, y el tono de sus intervenciones durante la sesión de control, de hecho, fue buena muestra de cómo estaban los ánimos. El PSPV intentó no pronunciarse sobre el resultado electoral que les ha relegado a un segundo puesto como partido de la oposición por detrás de Más Madrid. Y de la misma manera que Ciudadanos, tras haber sido autores en primera persona de la fallida moción de censura de Murcia que conllevó además la convocatoria electoral madrileña.
Por su parte, Compromís tan solo se limitó a recordarle a Puig que estos resultados consolidan el hecho de que no existe alternativa al Botànic. Un mensaje con segundas que venía a recordar a aquel coqueteo del líder de los socialistas con Ciudadanos hace unos meses durante la elaboración de los Presupuestos. El síndic de Compromís, Fran Ferri, le advirtió que en estos momentos "solo existe una receta: Camps, Zaplana y extrema derecha", dijo en alusión al pasado 'zaplanista' de Carlos Mazón, posible candidato de Génova para tomar las riendas del PPCV, a que Camps se postule como candidato al Ayuntamiento de València y al apoyo de Vox al PP tanto en Madrid como en la Comunitat.
El plato fuerte madrileño llegó al final, con la intervención de Pilar Lima, que aprovechó su pregunta al president para dedicar la mitad de su tiempo a defender a Pablo Iglesias y criticar los 'ataques' a los que ha sido sometido su líder. Su discurso, en el que no hubo espacio a la autocrítica, estuvo repleto de referencias a la política nacional, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones, y censuras a "las derechas y los fascistas" pero sin menciones concretas.
"Este ciudadano fue nuestro vicepresidente", dijo Lima, que obvió, eso sí, que fue decisión del propio Iglesias abandonar este cargo para enfrentarse a Ayuso. "No se va porque quiere, ni por un cambio de ciclo, ni siquiera por la derrota: se va porque lo estamos matando día a día, igual que las políticas de las derechas han matado los servicios públicos. Madrid hoy está triste", manifestó la síndica de Podem. Un discurso que generó incluso incomodidad en la bancada de sus socios del Botànic, también en las propias filas moradas por el tono trágico y en el PSPV, donde varios diputados comentaban a la salida sus palabras con cierto rubor.