VALÈNCIA. La rotura de ligamento cruzado es una de las lesiones de rodilla más temidas por los deportistas, ya que puede limitar de manera severa la movilidad y el uso de la pierna.
El Dr. José Luis López Peris, Jefe de la Unidad de Rodilla de Quirónsalud Valencia, nos explica más sobre el ligamento cruzado anterior y su función, así como sobre el tratamiento de sus posibles roturas o desgarros.
La rodilla es una articulación muy estable, dado que se considera una “articulación de carga”.
Esta estabilidad se la proporcionan tanto sus elementos activos (músculos), como sus elementos pasivos (ligamentos laterales, ligamento cruzado anterior y ligamento cruzado posterior).
El ligamento cruzado anterior está en la parte interna de la rodilla, y conecta el fémur y la tibia.
Su función es “evitar la traslación anterior de tibia y la rotación anterolateral de la misma”, o, dicho de otra forma, evitar el desplazamiento anterior de la tibia respecto al fémur.
Este ligamento también sirve para limitar la hiperextensión de rodilla, regular el equilibrio y coordinar movimientos (función propioceptiva).
Las lesiones del ligamento cruzado anterior son bastante frecuentes, y suponen la mitad de las lesiones ligamentosas de la rodilla.
Tal y como nos explica el Dr. José Luis López Peris, de Quirónsalud Valencia, existen dos mecanismos que pueden producir una lesión de ligamento cruzado anterior: el traumatismo directo (más habitual en deportes de contacto, como el fútbol o el rugby), o un mecanismo lesional indirecto cuando se realiza un movimiento de aceleración/deceleración al que se suma una fuerza deformante en valgo, una rotación excesiva o un movimiento excesivo de extensión de la rodilla.
Por eso, es común que la lesión del ligamento cruzado se asocie con otros problemas en estructuras como el ligamento lateral interno y el menisco interno, lo que se denomina como lesión de tríada de la rodilla.
Las lesiones en el ligamento cruzado se dividen en tres categorías:
Distensión.
Rotura parcial.
Rotura completa.
Respecto a los factores de riesgo, el Dr. López Peris destaca que suele tratarse de una lesión “multifactorial”, en la que existen factores modificables y no modificables.
“Dentro de los primeros, destacan el índice de masa corporal y diferentes aspectos anatómicos de la rodilla. De los segundos, destaca la interacción de calzado y la superficie durante la práctica deportiva”.
En todo caso, este tipo de lesiones suelen ser producto de detenerse, cambiar de dirección o rotar repentinamente, por lo que algunos de los deportes que mayor riesgo conllevan son “fútbol, fútbol americano, baloncesto, voleibol y esquí”.
La detección de la rotura es bastante sencilla.
“En el momento de sufrir la lesión, el paciente suele notar u oír un chasquido. También es normal la hinchazón y el derrame articular (edema en la zona) en las horas posteriores e inmediatas. Una vez resuelta la fase aguda, se notará inestabilidad en la rodilla, y el movimiento se limitará por el dolor”, añade el especialista.
Aunque la cirugía no siempre es necesaria para tratar las lesiones en el ligamento cruzado anterior, se recomienda en casos de roturas completas o roturas parciales con inestabilidad en la rodilla.
En todo caso, su práctica estará sujeta a:
El grado de lesión.
La inestabilidad de la rodilla.
El contexto y circunstancias personales y de salud del paciente.
La cirugía de reconstrucción consiste en reemplazar el ligamento cruzado desgarrado por otro ligamento o tendón, pudiendo ser “del propio paciente (autoinjerto) o de un donante (aloinjerto)”.
Respecto a la técnica, “se perforan túneles tanto en el fémur como en la tibia, y el injerto se asegura dentro o fuera de esos túneles”, concluye el Jefe de la Unidad de Rodilla de Quirónsalud Valencia.
Tras la operación de ligamento cruzado anterior, el paciente suele ser dado de alta con la rodilla vendada y una prótesis articulada en la zona.
Se recomienda utilizar muletas para deambular durante los días/semanas posteriores a la cirugía.
La crioterapia (uso local o general de temperaturas bajas) puede ser efectiva para reducir el dolor durante la primera semana postoperatoria, aunque su uso es analgésico y no tiene efectos en el drenaje ni producirá mejora articular.
Por otra parte, y tras una primera fase de control analgésico, “el paciente puede iniciar su programa de rehabilitación, a través del cual recuperará la movilidad completa de la articulación. Después, el programa se centrará en fortalecer los diferentes grupos musculares de la rodilla”, explica el Dr. José Luis López Peris.
Aunque la vuelta a la actividad cotidiana se produce 2-3 semanas después de la intervención, tras el control del dolor y el abandono de la deambulación, el regreso a la práctica deportiva puede alargarse más en el tiempo, siendo fundamental “individualizar cada caso”.
De hecho, los tiempos pueden dilatarse entre 6 y 12 meses tras la intervención.
Hacer ejercicio con regularidad, hacer calentamiento y estiramientos, proporcionar a los músculos el tiempo de descanso y de recuperación suficiente o usar rodilleras o vendajes elásticos si ya hemos sufrido lesiones de rodilla son consejos que pueden ayudarnos a prevenir desgarros y roturas en el ligamento cruzado anterior.
También podemos incidir en aquellos factores que hemos considerado modificables, como el peso corporal o la anatomía de la rodilla.
Igualmente, y como destaca el especialista en rodilla de Quirónsalud Valencia, José Luis López Peris, “es recomendable mantener un buen fortalecimiento muscular de las rodillas, así como utilizar el mejor calzado en función de la superficie de la práctica deportiva”.
Solicita más información acerca de la intervención de ligamento cruzado anterior
