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'no és fàcil ser valencià'

L'Etno se renueva por dentro y por fuera

10/07/2020 - 

VALÈNCIA. Dime cómo vives y te diré quién eres. El Museu Valencià d’Etnologia -ahora rebautizado como L’Etno- ha reabierto su exposición permanente tras meses de profunda remodelación, una relectura que se despliega bajo el lema ‘No es fàcil ser valenciana / No es fàcil ser valencià’. El diputado de Cultura, Xavier Rius; el director de L’Etno, Francesc Tamarit, y el conservador Joan Seguí, han sido los encargados de desvelar el resultado de meses de trabajo y una inversión de aproximadamente 250.000 euros, una propuesta que acumula más de un millar de piezas de la colección del museo, muchas de ellas restauradas en los últimos dos años. Entre ellas, algunas tan diferentes como una parada de autobús, una cabina de teléfono o un videojuego de la Game Boy. Todo ello con un objetivo: reflexionar en torno a una identidad cuya construcción se conforma a partir de complejas tensiones. “Tan importante son las colecciones como los relatos”, defendió Tamarit durante la presentación. 

Es la sección ‘Ciutat’, que se complementa con ‘Horta i marjal’ y ‘Secà i Muntanya’, la que ha sufrido una mayor transformación, una actualización que revisa el proyecto instalado en 2005 y que “responderá de manera más directa a las perspectivas contemporáneas”, explicó Seguí, encargado del comisariado de la muestra junto con Asunción García y Josep Aguilar. En este sentido, la reflexión parte de la idea de glocalidad, una relación entre lo global y lo local que enriquece y, al mismo tiempo, genera fricciones. En este relato cabe desde un telar a una máquina de vending, un recorrido que trata de huir de una visión “pornográfica” y fomentar una reflexión que, en el caso de la ciudad, también pasa por la gentrificación o los cambios en los hábitos de consumo. 

Fotos: Pau Monteagudo.

Esta revisión de la muestra apuesta, explica Tamarit, por "la cultura que se mueve, que es dinámica, creativa, innovadora y con capacidad crítica de la sociedad y que se adapta a las nuevas realidades sociales y es útil para la ciudadanía”. Lo hace desde su discurso, tal y como indicaron sus impulsores, pero también en su ‘cara’, pues poco tiene que ver la imagen que muestra ahora la sala a la que venía enseñando durante los últimos quince años. Una estética casi futurista, cargada de espejos, y que busca proponer algo “innovador” y “diferente” frente al resto de museos, una renovación que supone un paso más en el camino de un museo que abrió sus puertas en 1983, década en la que se presentó el primer montaje de salas permanentes, que dieron paso a ‘La ciudad vivida’, en 2005. 

Si bien la sección en torno a la ciudad es la que ha vivido una transformación más evidente, también las sección ‘Horta i marjal’ y ‘Secà i Muntanya’ también presentan algunas novedades. Así, en el primer caso el discurso se centra en la idea de imaginarios relacionados con este espacio, como pueda ser la barraca o la paella, una sección que enfrenta también la idea de tópico y realidad. La segunda habla de las invisibilidades en referencia a aquello propio de nuestras tierra pero menos conocido, como ciertas actividades industriales o, por ejemplo, la piedra en seco, técnica declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018. 

Nueva normalidad y cambio de imagen

El Museu Valencià d’Etnologia vuelve con salas renovadas... y también imagen. A partir de ahora se comunicará como 'L'Etno', un nuevo nombre, marca y logotipo que pone en marcha una nueva etapa en el museo. Ha sido el propio Pepe Gimeno, diseñador del anterior logo, de renovarlo para su reapertura, una versión simplificada tanto de la imagen como del propio nombre del centro cultural. 

La remodelación del museo ha supuesto un reto para el equipo, que trabaja en un espacio que no fue concebido como museo, una estructura que no siempre es agradecida para exponer. En cualquier caso, la modificación ha permitido eliminar algunas barreras arquitectónicas de las antiguas salas. Así mismo, dentro de la museografía se ha considerado la idea de hacer unas salas que permiten la realización de actividades como presentaciones de libros, conferencias, actividades formativas, etc. La reapertura de la sala, eso sí, está adaptada a la 'nueva' normalidad, que limita la entrada de público al 75%, mientras que las visitas en grupo podrán ser de hasta 20 personas siempre que se mantenga la distancia de seguridad. 

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