sin complejos / OPINIÓN

Libertofobia

17/05/2021 - 

Hemos pasado ya el primer fin de semana sin estado de alarma en toda España, con la circunstancia añadida de que era festivo en Madrid. Corría por Internet un meme bastante gracioso en el que aparecía Henry Cavill perfectamente engalanado en un estreno de cine que decía “valenciano, en su comunidad, con la incidencia por debajo de 50 y la situación perfectamente controlada”; al fondo, Jason Momoa con cara canalla sobre un lema que reza “madrileño en libertad visitando Valencia procedente de una comunidad con una incidencia superior a 300”. Aparte de lo graciosa que pueda resultar la imagen, detrás esconde una realidad más terrible: el caos que se ha instalado en España por un Gobierno pasivo y el sentimiento de desafección que nos afecta a todos como compatriotas promovido por los nacionalistas allá donde gobiernan. Sí, aquí también en la Comunitat Valenciana.

En primer lugar, el Gobierno de España no ha cumplido su misión de organizar una respuesta lógica y proporcional al coronavirus desde que comenzaran negándolo a principios de 2020 hasta que lo han convertido en otro campo de batalla político más. ¿Tan difícil era desde un principio establecer una pauta con las medidas a tomar según la incidencia acumulada en cada comunidad autónoma? Lo que es igual para todos, no es injusto para nadie. 

No, prefirió encerrarnos tres meses, con lo que provocó la mayor crisis económica de Europa. A quienes ls decían que había otras soluciones, se le comenzó a atacar de manera despiadada, valga el caso de la Comunidad de Madrid. 

Aquí se tomó una decisión bien distinta. Cierres y restricciones por doquier en lugar de aumentar los recursos públicos para no colapsar el sistema sanitario. Todo para poder ponerse medallas y asegurar que, efectivamente, la incidencia a 15 días en la Comunitat Valenciana es la más baja de España. 

A la par, se ha creado un caldo de cultivo para rechazar la llegada de personas tanto de otros lugares de Europa como de nuestro propio país. Extranjeros en nuestra patria nos han convertido unos de otros. 

Todo esto ha estallado con el final del estado de alarma, un elemento que confiere poderes extraordinarios a un Gobierno como la restricción de algunos derechos fundamentales, como la libertad de movimientos, por un periodo determinado de tiempo. Pedro Sánchez ha contado con una generosidad inaudita de toda la oposición. Y, sin embargo, no ha cumplido su parte: crear un marco legislativo para evitar el caos que, ya se le advirtió, iba a provocar el cese del estado de alarma, antes o después.

Ahora hemos visto cómo este fin de semana se han producido desplazamientos masivos de otras comunidades autónomas, como con humor nos describía este meme, y la respuesta de las autoridades valencianas ha sido la reprobación, la madrileñofobia, que es otra manera de castigar la libertad de las personas a moverse por su país. 

Responsabilidad, toda. Mascarillas y distancias de seguridad por supuesto. Sin embargo, no podemos ver la vuelta a la normalidad con temor. Todo lo contrario, creo que es la última oportunidad que tiene la economía de la Comunitat Valenciana de reencontrar un pulso que lleva varios meses en línea plana. 

Más allá de los cantos de sirena del cambio del modelo productivo, mil veces anunciado y nunca puesto en marcha, hay que trabajar con lo que tenemos y somos: indudablemente, una potencia turística y de servicios de primera magnitud en Europa y en el mundo. Son miles de negocios y cientos de miles de empleos los que dependen de que nos veamos a los madrileños (por seguir el ejemplo del meme) como unas malas bestias que van a arrasar con nuestra tierra. 

Cumplamos con todas las prevenciones, pero no nos volvamos libertófobos. Que nunca vivan las cadenas.

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