Lorenzo Serratosa: «La inversión en valor siempre acaba dando frutos a largo plazo»

VALENCIA. Lorenzo Serratosa Gallardo (Valencia, 1969) lleva la inversión en las venas desde que nació, pese a ser licenciado en Filosofía por la Universitat de València. No en vano procede de una estirpe valenciana de grandes empresarios como es la familia Serratosa, cuyos ancestros (José Serratosa Mir y Rafael Ridaura) fundaron Valenciana de Cementos Portland en 1917. La histórica compañía llegó a cotizar en el Mercado Continuo para abandonarlo tras la compra de los mexicanos de Cemex a principios de los años noventa.

Antes, la compañía había creado un fondo de inversión para sus empleados, el histórico Fonvalcem — Acrónimo de Fondo Valenciana Cementos—, cuya fecha de registro en la CNMV se remonta a junio de 1991. Actualmente está asesorado por Lorenzo Serratosa, hijo de Alfredo Serratosa, el primo de José y Emilio Serratosa, quienes tomaron caminos separados tras la venta de Valenciana de Cementos. Una operación valorada en 125.000 millones de las antiguas pesetas — 751 millones de euros— siendo la mayor operación corporativa no sólo de 1992 sino durante ejercicios posteriores.

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«Fonvalcem lo gestionó Arcalia hasta 2008. En ese momento entramos como asesores del fondo siguiendo la filosofía value investing o inversión en valor en busca de compañías con grandes retornos medios sobre el capital empleado y baja deuda», explica Lorenzo Serratosa. 

«Como dice Warren Buffett, el tiempo es amigo de los buenos negocios, y eso es, al fin y al cabo, lo que buscamos, buenos negocios adquiridos con el margen de seguridad necesario para estar cómodos con nuestras inversiones a largo plazo,pase lo que pase en el mercado. A Fonvalcem le queda cuerda para rato»,apostilla. En sus 25 años de vida este fondo de inversión ha ofrecido una rentabilidad media anual superior al 6%. Sus cinco mayores posiciones a finalesde junio ­—a la hora de escribir estas líneas— eran Burelle, Brembo, CorceiraAmorim, MGI Coutier y Linedata Services, «compañías respaldadas por grupos familiares en las que nos sentimos a gusto como accionistas». 

A mediados de noviembre pasado, la CNMV daba el visto bueno a la undécima Empresa de Asesoramiento Financiero Independiente (EAFI) domiciliada en la Comunitat Valenciana y la séptima en la capital. Se trataba de Kau Markets EAFI, cofundada por Serratosa y José Iván García Braulio. Ambos compartieron pasado profesional en Andbank, entidad donde está depositado Fonvalcem.

El value investing se basa en los principios de Benjamin Graham —y toma como gran referencia al propio Buffett— pero en el caso de Kau Markets EAFI se lleva a cabo a través de su herramienta KAU+, que monitoriza más de 10.000 empresas cotizadas de cualquier bolsa del planeta y 16.000 fondos de inversión. «Se aplica a todas las carteras por igual, sean de un pequeño inversor o de uno institucional. Es la ventaja de tener un software de análisis que llevamos desarrollando desde hace cinco años. Actualmente lo estamos integrando con Saxo Bank para ofrecer la posibilidad de tener un broker online y estrategias de inversión, recomendaciones y herramientas profesionales, todo bajo un mismo password».

El fenómeno fintech no es desconocido para Kau Markets EAFI sino más bien todo lo contrario. «Somos una EAFI y una startup a la vez,  pues hemos desarrollado un software novedoso para facilitar la inversión ofreciendo un riguroso análisis, estrategias, recomendaciones y sobre todo herramientas profesionales. Mucha gente sigue invirtiendo sin saber por qué entra en uno u otro valor y sin medir los riesgos», asegura. Por otro lado, Serratosa tiene claro que el fintech más pronto que tarde acabará llegando al  mundo del asesoramiento. «Queremos estar ahí, queremos ser un actor importante de ese cambio».

De cara al futuro, Serratosa no descarta convertirse en una agencia de valores «porque es el paso natural», pero tiene claro que lo primero es «consolidar el proyecto porque todavía no hemos cumplido ni un año como EAFI». Pero eso sí, siempre echando mano del value investing porque «cuando las cosas vienen mal dadas hay que mantener la calma, y a la larga este modelo demuestra que funciona mucho mejor que otros porque la inversión en valor siempre acaba dando frutos a largo plazo».

(Este artículo se publicó originalmente en el número de julio de la revista Plaza)