Fa vint anys que tinc vint anys, i encara tinc força cantaba Joan Manuel Serrat. Hace veinte años que se cumplieron veinte años de la histórica victoria del PSOE. Cuarenta años del inicio de una revolución democrática silenciosa que ha sembrado de derechos y de igualdad nuestra historia reciente. Cuarenta años desde que el PSOE de Felipe González ganó las elecciones el 28 de octubre de 1982 con aquellos míticos 202 diputados. Cuarenta años y seguimos con la fuerza para seguir transformando y modernizando nuestro país.
Cuarenta años de un día histórico. Puedo contar poco de aquella noche porque en aquel momento, como niño aplicado a sus tareas que era, ejercía la enorme responsabilidad de jugar sin descanso con mis amigos con la única cautela de no magullarme demasiado. Con tan complejos quehaceres era casi imposible para mi, y para mis amigos, llegar a entender lo que suponía la victoria de un tal Felipe González de la que todo el mundo hablaba, lo que implicaba ese resultado en lo que nuestros padres y madres llamaban elecciones democráticas. En aquel momento era imposible para mi comprender que ese sonriente saludo desde un balcón cambiaría mi vida y la de millones de niños y niñas que, como yo, habíamos nacido en el seno de una familia trabajadora. Era impensable imaginar que años después podría estudiar una carrera universitaria gracias a aquel hombre que puso de moda las chaquetas de pana. Porque eso, entre otras muchas cosas, permitió aquella victoria socialista: que las hijas y los hijos de los trabajadores también pudiéramos ir a la universidad, garantizar la educación universitaria sin importar el dinero que tenía tu familia en el banco. Eso hicimos los socialistas desde el Gobierno: cumplir el sueño de las familias trabajadoras de legar un futuro mejor a sus hijos. Y se logró desde lo público, poniendo en pie un sistema de Bienestar que hoy sigue garantizando que nadie se quede atrás.
Poco podía imaginar yo aquel octubre de 1982 que ese día comenzaba una revolución que cambió la historia de nuestro país. Mucho menos podía imaginar que en 2011, casi treinta años después la persona que sonreía para la historia tras su aplastante victoria electoral me acompañaría en un momento determinante de vida: mi presentación como candidato a la Alcaldía de Burjassot.
Felipe González y aquel PSOE capaz de ilusionar como nunca a una sociedad ha sido para muchos de nosotros un referente, la razón por la que nos vinculamos al proyecto de libertad, progreso y justicia social que representa el socialismo. Un proyecto de avances sociales y democráticos al que me afilié formalmente cuando casi ya no ‘estaba de moda’ ser del PSOE. Acabábamos de perder las elecciones generales y decidí que había que dar la cara por un proyecto fundamental para mejorar la vida de la gente. Y acerté, porque los retos cambian, cambian las personas encargadas de liderar un proyecto, pero se mantiene intacto el camino de libertad y progreso que abrimos aquel 1982, y porque seguimos demostrando que las socialistas y los socialistas siempre estamos cuando España nos necesita: para recorrer el camino de la democratización de nuestro país, para modernizar la economía, para construir nuestro Estado del Bienestar, para garantizar derechos, combatir una pandemia o una crisis energética. Aquel proyecto socialista que permitió a miles de jóvenes de familias trabajadoras acudir a la universidad sigue siendo el proyecto que amplía derechos educativos a través de la gratuidad de la educación de 2 a 3 años en la Comunitat Valenciana, con cifras récord de inversión en becas. Nuevos retos, nuevos liderazgos, y un mismo objetivo: garantizar la igualdad en el acceso a la educación.
Educación, sanidad, pensiones, libertades públicas, igualdad, modernización económica, sostenibilidad, digitalización… Todos los avances de este país llevan el sello del PSOE. Todos son herederos del camino abierto hace ahora 40 años, del camino recorrido que no ha hecho mas que comenzar porque hoy, igual que entonces, tenemos la misión de garantizar que las clases medias y trabajadoras puedan seguir cumpliendo sueños, puedan legar un futuro mejor a sus hijas y sus hijos.