Los autobuses del Gran Hermano

VALÈNCIA. La negativa del Gobierno de Mariano Rajoy a aportar un solo euro a la EMT de València ha obligado a la empresa a buscar alternativas para poder modernizar su flota de vehículos. Y entre ellas se ha acudido a un viejo sistema que se ha empleado en otras ocasiones: el leasing. A la espera de que se decida el contrato millonario de los híbridos, que se tiene que se resolver en los próximos días, desde la entidad municipal lo único que tienen seguro es que es lo más de 10 millones de euros que costarán los 37 nuevos vehículos serán pagados mediante ese sistema.

La idea que tienen en mente los responsables de la empresa municipal es resolver lo antes posible el contrato para poder realizar los encargos y que los nuevos autobuses lleguen antes de fin de año. Y es que aunque los autobuses son un modelo concreto, las exigencias de la EMT obligan a una serie de cambios técnicos, que van desde el color exterior, hasta pequeñas cuestiones como el tamaño volante.

Uno de estos requisitos es bastante curioso, aunque frecuente: Y es que los autobuses no pueden tener una velocidad máxima superior a 70 Km/h. Para los cinéfilos, eso significa que Speed jamás se podría rodar en València. Igualmente, deben ser capaces de superar pendientes del 12% mínimo.

Las características de los nuevos vehículos que modernizarán la vieja flota de la EMT están todas recogidas en el Pliego de condiciones técnicas del expediente 128 de 2016, un documento de 33 páginas en el que se indican pormenorizadamente las dimensiones de los autobuses, su capacidad… Para poder redactarlo desde la dirección de la empresa “se pidió la opinión de los sindicatos”, relatan fuentes de la EMT. Una novedad con respecto al pasado.

El Gran Hermano vigila

Una de las grandes aportaciones del nuevo contrato es que los autobuses llevarán incorporado un sistema de videovigilancia embarcado. Es la primera vez que se plantea esto en los autobuses de la EMT valenciana. Estos sistemas se están utilizando en ciudades como Madrid desde 2007, San Sebastián desde mediados de 2011 o más recientemente en Málaga.

Según el pliego, la instalación de video vigilancia de los nuevos autobuses de la EMT valenciana deberá estar compuesta por una cámara ubicada en el frontal del autobús para visionar la zona delantera exterior, así como cuatro cámaras instaladas en el interior del vehículo para los autobuses estándar; en el caso de los autobuses articulados se piden seis cámaras.

Igualmente, se exige una unidad de grabación para almacenar los últimos 15 días visionados por la totalidad de las cámaras del autobús, así como un sistema de descarga de archivos (wifi y/o 3G/4G), visión de imagen remota, junto a su sistema de hardware y software de backoffice. En el pliego igualmente se señala que las posiciones de las cámaras las definirá EMT y que la instalación se suministrará "finalizada y en condiciones de servicio".

En la oferta estarán valorados como elementos opcionales, el suministro de los componentes, materiales y trabajos de construcción y montaje necesarios para las instalaciones citadas anteriormente, como un conector centralizado tipo CAN-Bus / FMS.

Sistemas polémicos

Los sistemas de videovigilancia son polémicos. Sin ir más lejos, la Agencia de Protección de Datos de Euskadi multó con 20.000 euros a la Compañía del Tranvia, la empresa municipal que gestiona dichos autobuses en San Sebastián, por el mal uso de las grabaciones, ya que se llegaron a emplear como pruebas en casos que no tenían nada que ver con el quehacer diario de la empresa.

En Madrid, por el contrario, se han instalado más de 9.000 cámaras de videovigilancia distribuidas en los más cerca de 2.000 vehículos que componen la flota de EMT de la capital y han tenido un “potente efecto disuasorio y preventivo”, según este ayuntamiento, al aportar “mayor agilidad, eficacia y eficiencia a la hora de resolver emergencias sanitarias que se dan en los autobuses”.