MADRID / VALÈNCIA (EFE). Los ayuntamientos del cambio afrontan el tiempo que queda para acabar la legislatura con incertidumbre a causa de algunos problemas internos, que van desde discrepancias puntuales entre los socios de Gobierno a la ruptura oficial que ya se ha producido en varias localidades.
La elaboración de los presupuestos para este año ha sido una prueba de fuego que algunos consistorios aún no han superado, como es el caso de Madrid o Barcelona.
Tal y como está la situación, los principales ayuntamientos a los que en mayo de 2015 llegaron los nuevos partidos denominados "del cambio" -Podemos y sus confluencias-, tienen por delante una larga travesía para elaborar unas candidaturas que vuelvan a conquistar las urnas en las elecciones del 9 de junio de 2019.
En Madrid, la alcaldesa Manuel Carmena ha pospuesto el debate sobre si optará a la reelección. La candidatura ciudadana de Ahora Madrid está partida en dos desde que Carmena cesó al delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, de IU, por no querer aprobar un plan para cumplir con Hacienda que incluía recortes.
Nueve de los 20 ediles de Ahora Madrid se rebelaron contra Carmena y se oponen al Plan Económico Financiero, lo que ha paralizado la tramitación de los presupuestos de 2018. Además, rechazan el plan urbanístico para el norte de Madrid, la Operación Chamartín, y piden primarias abiertas para elegir la candidatura.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y líder de Barcelona en Comú, en la que está integrado Podemos, gobierna en minoría tras romper el pacto con el PSC a raíz de su apoyo a la aplicación del artículo 155.
Con su minoría y asediada por los grupos de la oposición, especialmente PDeCAT y ERC, Colau no ha podido aprobar los presupuestos y se ha visto obligada a someterse, como ya hizo el año pasado, a una moción de confianza para conseguir aprobarlos.
En el Ayuntamiento de la capital aragonesa, las relaciones entre el equipo de Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) y el PSOE y Chunta Aragonesista (CHA), quienes apoyaron la investidura de Pedro Santisteve, no pasan por sus mejores momentos.
El pasado miércoles ZeC decidió, valiéndose de la Ley de Capitalidad, recuperar el poder en los consejos de las sociedades municipales, una decisión calificada como "golpe a la democracia" por la oposición y que ha puesto en riesgo la aprobación, el próximo 26 de febrero, de los presupuestos de este año.
De hecho, todos los grupos excepto ZeC (PP, PSOE, Ciudadanos y CHA) han pedido un pleno extraordinario en el que, por primera vez en la historia democrática del consistorio, se reprobará al alcalde.
La situación en las ciudades gallegas también se presenta en general complicada, con un pacto de gobierno ya roto en Ferrol -entre Ferrol en Común y el PSOE-, y las ciudades de A Coruña y Santiago gobernadas sin mayoría por Marea Atlántica y Compostela Aberta, las otras confluencias ciudadanas afines a Podemos.
Podemos Galicia tiene intención de respaldar las candidaturas que lograron gobernar en estas ciudades, pero hay varios escollos. En A Coruña, la Marea Atlántica acordó que se presentará como partido instrumental a las elecciones municipales del próximo año, limitando cualquier tipo de coalición.
La candidatura en Santiago de Compostela está pendiente de si decide volver a presentarse el actual alcalde, Martiño Noriega, que contaría con el apoyo de Podemos.
En València, el alcalde Joan Ribó, defiende la cordialidad del tripartito porque aprueba los presupuestos antes que otras ciudades y llegan a acuerdos con facilidad. No obstante, a principios de año, València en Comú se quejó del desigual reparto de la publicidad institucional entre los tres grupos del gobierno local.
Compromís gobierna con el apoyo de PSPV y València en Comú, la marca que integra a Podemos y cuyo portavoz dimitió el pasado julio.
Las relaciones entre los dos partidos que gobiernan en el Ayuntamiento de Cádiz, Por Cádiz si se Puede, con siete concejales y el alcalde, José María González, y Ganar Cádiz, con dos ediles, no ha tenido grandes sobresaltos en estos años de alianza, aunque sí pequeños desencuentros.
En ningún caso se ha puesto en cuestión la coalición y la marca de Podemos sostiene que el balance general es "positivo", según su portavoz Laura Mingorace. En Ganar Cádiz también aseguran que las relaciones son "buenas" aunque pueda haber disensiones porque "la izquierda es plural, heterogénea y diversa", como dice el primer teniente de alcalde de Cádiz, Martín Vila.
Ambas formaciones apuestan por crear un espacio de confluencia para las próximas elecciones municipales, abierto incluso a otras fuerzas.