Los candidatos repiten argumentos en un debate sin golpes de efecto

VALÈNCIA. El debate de candidatos celebrado este martes noche en À Punt se caracterizó por la prudencia y pocos riesgos de los distintos aspirantes de las cuatro fuerzas con representación en el Congreso. Algunas cosas cambiaron respecto al primer choque celebrado en la Cadena SER: para empezar, el cabeza de lista del PP por Valencia, Esteban González Pons, declinó participar y recurrió a su compañera Belén Hoyo, número dos por esta circunscripción. Lejanos quedan ya los tiempos -las autonómicas del pasado mayo- en los que los populares se mostraban críticos con este tipo de ausencias en los debates pese a que en esta campaña las practican con frecuencia.

La contienda, al margen del escenario y la sustitución en el PP, no varió demasiado en su contenido, aunque tuvo menor intensidad que su predecesora. Sí es cierto que la ministra de Ciencia y candidata del PSOE por Valencia, Diana Morant, mejoró en cierta medida sus prestaciones respecto a la primera cita, donde estuvo demasiado encorsetada; mientras que también el aspirante de Vox, Carlos Flores, logró colarse más en los rifirrafes de lo que hizo en el anterior debate, algo que no había logrado en aquella cita. De hecho, la dirigente socialista, abandonó su estrategia del primer debate de ignorarle y sí le asestó una fuerte andanada en referencia a su condena por violencia psíquica contra su exmujer en 2001. 

Por su parte, la número uno por Valencia de Compromís-Sumar, Àgueda Micó, mantuvo la solidez exhibida en la anterior cita aunque echó de menos el juego que le dio González Pons en el primer debate, donde protagonizaron algunos de los intercambios más interesantes. En este sentido, Hoyo se mostró como una candidata que prefirió evitar riesgos y se ciñó en buena medida a las críticas de argumentario a Pedro Sánchez, más allá de algún destello como el de pedirle a Micó su abanico con los colores LGTBI para utilizarlo en campaña y demostrar así que el PP no tiene, a diferencia de Vox, ningún problema con esa bandera.

La primera parte del debate giró en torno a la fallida reforma del sistema de financiación y, más en concreto, respecto a los reproches entre los candidatos por no haber conseguido que desde el Gobierno de España se impulse el cambio a un modelo que lleva caducado desde 2014 y que perjudica los intereses de la Comunitat Valenciana. Aquí, tanto Morant (PSOE) como Hoyo (PP), siguieron las líneas de sus partidos en una materia en la que ninguna de las dos formaciones históricas ha logrado ningún cambio sustancial en sus dos últimos 'turnos' de gobierno. La popular recriminó que Sánchez hubiera convertido a los valencianos en "ciudadanos de segunda" mientras que la socialista recordó que el PP "financió la corrupción", en referencia a la condena al partido por Gürtel.

En este apartado, como ya ocurrió en el primer debate, fue donde Micó más tenía que ganar, puesto que reprochó a ambas formaciones ser dependientes de sus direcciones nacionales en Ferraz y Génova: "Ustedes hacen caso a lo que les dicen de Madrid y se olvidan de los que les votaron". Por su parte, Flores, cuyo partido se desmarca de esta cuestión, apostó por la recentralización de competencias, una de las reivindicaciones clásicas de la formación de Santiago Abascal, que ha reiterado su deseo de que el Gobierno recupere Sanidad, Educación y Justicia.

Por otro lado, en líneas generales, los candidatos de las fuerzas del bloque de derechas concentraron sus ataques sobre Pedro Sánchez, al que tacharon de "mentiroso compulsivo". Hoyo, además, recurrió especialmente a los pactos del presidente del Gobierno "con independentistas catalanes y herederos de ETA", mientras que Morant trató de focalizar su discurso general en el "peligro para la democracia" que suponen a su juicio los pactos PP-Vox, además de recordar la relación de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado. "Imaginen qué currículum para un candidato a la presidencia del Gobierno", ha señalado.

En referencia a los nuevos pactos alumbrados de las elecciones autonómicas y locales de PP y Vox, Micó sacó a colación algunas de las primeras medidas como la cancelación de la suscripción de revistas en valenciano en Burriana o la eliminación del nombre del cantante de Al Tall para el auditorio de Torrent: "La cultura de los valencianos no es ideología", subrayó la candidata de Compromís-Sumar, quien encontró réplica por parte de Flores,  que aseguró que la lengua y la cultura "sí que usan políticamente" y señaló a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) por "imponer usos lingüísticos en las instituciones".