VALÈNCIA. (EP) El programa Previ contra la violencia escolar y por la promoción de la convivencia ha registrado más de 3.200 incidencias hasta este martes, mitad de curso escolar, y se ha detectado tras el confinamiento un aumento del ciberacoso frente al relacional debido a que el protocolo covid limita los contactos sociales.
Así, lo ha expuesto la Coordinadora del Previ en la Dirección General de Inclusión Educativa, Mónica Añón, en la Comisión especial de las Corts para el estudio del acoso escolar en la que también han comparecido María del Carmen Ferrández Marco, psicóloga con 9 años de experiencia en casos de acoso escolar en el ámbito valenciano a través del Previ, y el presidente de Federación Valenciana de Estudiantes (FAAVEM), Enrique Martínez Quirós.
Al respecto, ha explicado que las incidencias comienzan a subir en los años 2014 y 2015, cuando se aprueban los protocolos, y los casos van 'in crecendo' hasta que estalló la pandemia. Ese curso escolar se habían comunicado un total de 3.282 casos hasta el 13 de marzo de 2020 cuando se decretó el confinamiento.
Sin embargo, la sorpresa fue las 88 incidencias detectadas on line por los tutores que correspondían a casos de autolesiones, ideas suicidas, ciberacoso y maltrato infantil. Eran los propios niños los que contaban a sus tutores de forma telemática "cómo algún compañero había escrito un whastapp acosador o que otro se iba a empastillar esa noche, y lo hizo". "Nos quedamos de piedra", ha señalado. En todos estos casos se dieron pautas tanto al alumnado como a las familias de cómo hablarles y cómo cambiar la situación.
Ahora, ha comentado que tras la vuelta a las aulas se están "reflotando" los casos a pesar de que el pasado curso 2020-2021 fue "mixto" porque "no se permitía tocarse ni relacionarse y además iba la mitad de la clase y había menor ratio, con lo que hubo una bajada de las incidencias, sobre todo las relacionales", mientras que aumentaron las amenazas de suicido y las autolesiones, lo que ha ligado a las situaciones emocionales por la pandemia.
Asimismo, ha recalcado que 2018 ha visto un "antes y un después" y en este sentido ha destacado que cada vez que se han aprobado unas orientaciones, como en 2017 contra la LGTBIfobia o en 2018 para la detección de la discapacidad funcional, las incidencias relacionadas con este origen de acoso aumentan, lo que demuestra que las campañas "funcionan" porque "ayudan a detectar esas situaciones que no estaban visibilizadas". No obstante, ha matizado que en muchos casos hay motivos trasversales.
Además, ha apuntado que si entre 2014-2017 solo el 36% de los centros recurría al protocolo cuando detectaban una situación ahora su uso es "mucho más alto". Del mismo modo, ha resaltado "la efectividad" por el alto índice de resolución.
Por su parte, la psicóloga María del Carmen Ferrández ha advertido de que el acoso se mantiene no solo por quien lo inicia, sino también por el alumnado que lo "jalea", o por el que mira hacia otro lado, incluso siendo amigo de la víctima, por temor al "contagio del estigma" para no ser él también acosado.
Además, ha explicado que lo primero para poder actuar es identificar verdaderamente los casos de acoso, que se enmarcan en un binomio dominio-sumisión, con tres características básicas: la intencionalidad de agredir al otro verbal, que se repita a lo
lo largo del tiempo, y un desequilibrio de poder sea físico, emocional o social.
Así, ha apuntado que les han llegado situaciones de acoso pero que luego se ha determinado que era un caso de violencia de género, o agresiones que se repetían, que eran intencionales pero el desequilibrio de poder no se cumplía ya que eran agresiones mutuas, por lo que deberían trabajarse como agresiones, o el caso de un niño que pegaba pero era a todos los compañeros por una falta de control de impulsos.
Por tanto, "hay que definir muy bien la situación" para poder aplicar luego las medidas de intervención que son siempre educativas, sean individuales o colectivas, pero que también son correctoras y disciplinarias para los casos graves y que incluso puede terminar en una comunicación a Fiscalía.
Por su parte, el presidente de Federación Valenciana de Estudiantes (FAAVEM), Enrique Martínez Quirós, ha reclamado la prohibición de los teléfonos móviles dentro de los centros dado que "no hay control" sobre ellos "ni hay una educación digital que ponga límites" al ciberacoso escolar que ha aumentado tras la pandemia.
En ese sentido, ha pedido a la Administración "recoger bien los datos" para conocer la incidencia real del problema y que se imparta una educación emocional y digital en los centros ya que "se trabaja muy poco solo mediante talleres", así como facilitar "la comunicación tanto de quien sufre un caso como de quien lo conoce".
Del mismo modo, ha señalado que las ideas suicidas han crecido con la pandemia pero "ya estaba antes por el acoso escolar" y ha pedido
promover un ocio educativo para que los adolescentes no hagan un mal uso de las tecnologías en su tiempo libre.
Al respecto, ha advertido de que el acoso escolar no perjudica solo al alumno y a su familia, sino que "deriva en problemas de convivencia ciudadana como ya se ven con las violaciones en manada o agresiones entre bandas".
Para superarlo ha abogado además por más recursos de formación del profesorado y a las familias en esta materia, desarrollar una ley para la educación no formal que promueva un desarrollo completo del alumnado, que todos los centros tengan planes de prevención en estado operativo y efectivo, la autocorrección y participación externa, promover campañas de sensibilización, implicar a entidades juveniles y otros departamentos de la Generalitat incluso del ámbito jurídico. "No se trata solo de acabar con el acoso, sino de promover una convivencia en positiva y fuerte en los centros", ha apostillado.