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cudolet / OPINIÓN

Los chorlitejos no son el problema. La fachada marítima sí

20/05/2023 - 

Que Valencia ciudad haya pernoctado casi dos siglos de espaldas al mar es una realidad histórica. No hay que esconderlo. Ni lamentarlo. Ni romper con el pasado. Los fundadores de la ciudad así lo quisieron y los historiadores así lo relataron. Miquel Nadal en un artículo, La ignorancia del pasado, lo abordaba con su habitual pulcritud y pluma filosófica a la que nos tiene acostumbrados. Ese topicazo parece que día tras día siga amamantando el bautizo del Cap i Casal.

La relación de los valencianos con su fachada marítima es de amor-odio. No fue hasta finales del siglo XIX tras el levantamiento de nuestro Coloso de Rodas, el trasquilado Balneario de Las Arenas, que la ciudad engalanaría una de sus playas. Joaquín daría unas pinceladas, Vicente unos apuntes, bañando al Mediterráneo de Serrat de color y prosa.

Después un arrecife de abandono. El Puerto a los baños. El éxodo de la alta burguesía conquistando la costa alicantina, el deterioro de decenas de inmuebles en los Poblados Marítimos, la metadona, la ocupación. Vendría una tímida recuperación en democracia subidos al tranvía con destino a la Malvarrosa. La cesión de la playa de Nazaret. El expolio de La Punta en beneficio de un lobby portuario. 

Este es un escueto y breve análisis para abordar el asunto en cuestión, que no es otro que el de tomar una decisión clara, respetuosa y de convivencia para el futuro de nuestra fachada marítima. Una vez peinado los pros y contras, no encontramos a principios de este siglo con el debate sobre la elección entre Puerto comercial o deportivo tras la organización en 2007 de la Champions de la vela.

Aquel evento fue un punto de inflexión en nuestra patria chica, y conllevó a un enconamiento entre izquierda y derecha por el futuro de nuestra fachada. Había que abrir València al mar destrozando parte de un barrio histórico. Sí o Sí. Paralizado, el debate sigue abierto porque los valencianos tras más de dos siglos no saben qué hacer con su balcón al mar. 

La obsesión de convertir el Puerto en unas Vegas de contenedores, repartirse los contratos de la Marina, o dar la bienvenida a miles de cruceristas y que los vecinos de Nazaret se levanten inhalando el vapor de los motores son algunos de los resultados. Sin olvidarnos de los cangrejos azules que se han convertido en los amos de nuestras aguas.

Todo esto porque no hay ningún proyecto sólido, o de envergadura de largo plazo para la ciudad independientemente quien gobierne. Muestra de ello es el rechazo a la organización otra vez de la America's Cup, vetada por el actual gobierno. Un error.

Para colmo en estos últimos días se filtra la noticia de que dos de nuestras playas, El Saler y El Perellonet, hasta la fecha, no albergarán ni se podrán practicar deportes acuáticos por un informe avalado por la oficina que gestiona el Parque Natural de L' Albufera.

Yo le suplico al Gobierno valenciano, que por lo visto no le gusta remar, o por sus actuaciones le importa bien poco los deportes acuáticos, que tenga un poco más de sensibilidad en abordar estos asuntos.

Cientos de niños, jóvenes y mayores practican estos deportes en esas playas. Los Chorlitejos no son el problema. Quizá el problema sea otro. La convivencia es necesaria entre aves, reptiles, nativos, empadronados, deportistas y turistas.  Rectificar es de sabios. Henry David Thoreau no hubiera tomado esta decisión.

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