La coalición afronta un proceso interno con -una vez más- la amenaza de quebrarse. Sin embargo, hasta ahora, ha logrado salido reforzada en las urnas pese a los conflictos
VALENCIA. Compromís se enfrenta a una nueva prueba de fuego por su posible confluencia con Podemos. Como en cada ocasión que aborda un proceso interno de estas características, las alarmas se encienden bajo la amenaza de una posible fractura. Esta vez, el peligro se cierne en forma de escisión de cara a los comicios generales.
No obstante, si atendemos a lo ocurrido en los últimos años, no sucederá así. El referéndum sobre el pacto convocado por el Bloc ha puesto de manifiesto una importante contestación interna (74% de votos con un 50% de participación) a una confluencia con Podemos. Sin embargo, en las otras formaciones de la coalición, Iniciativa (que celebrará una asamblea el próximo 3 de octubre) y Verds-Equo, la tendencia va encaminada a conformar la citada alianza con Podemos. Por otro lado, los adheridos, denominados Gent de Compromís, también han iniciado un proceso de consulta que concluirá este domingo.
En este punto, cabe destacar que referentes de la coalición como la vicepresidenta del Consell y coportavoz de Compromís, Mónica Oltra, así como el propio secretario general del Bloc y también coportavoz en la coalición, Enric Morera, han mostrado su interés por el acuerdo con la formación que lidera Pablo Iglesias. En cambio, miembros de peso en el Bloc como el eurodiputado Jordi Sebastià, el histórico Pere Mayor o el diputado Jordi Juan, ya han dejado claro que no son favorables al pacto.
El choque entre las fuerzas que componen esta coalición no es novedoso. Ya la primera vez que se conformó el llamado primer Compromís para las elecciones en 2007 saltaron chispas. No obstante, en aquel momento el pacto era entre Esquerra Unida y las tensiones surgieron de esta formación por las discrepancias entre Glòria Marcos y Mónica Oltra, recibiendo esta última el apoyo del Bloc. Todo ello terminó con la consabida escisión en el grupo parlamentario y la posterior salida de EU de la corriente Esquerra i País con la creación de Iniciativa del Poble Valencià (IdPV) con Pasqual Mollà y la propia Mónica Oltra al frente.
Al año siguiente, de cara a las elecciones generales se conformó una alianza pero sin Esquerra Unida. De esta manera, Bloc, Iniciativa y Els Verds-Esquerra Ecologista, los partidos que constituirían Compromís después, concurrieron a los comicios con dos cabezas de lista de la formación nacionalista (Alfred Remolar por Castellón y, curiosamente, el actual conseller de Economía, Rafael Climent, por Alicante) y la ahora diputada Isaura Navarro, de Iniciativa, por Valencia. El resultado, apenas 30.000 votos (1%), fue muy insuficiente para pugnar por el escaño en el congreso.
En 2011, tres años después, y contra buena parte de los pronósticos, la coalición que encabezaba el líder del Bloc, Enric Morera, como candidato a la Generalitat, entró en Les Corts holgadamente con más del 7% de los votos y seis diputados, superando a Esquerra Unida. En aquel momento, el primer puesto de la lista fue para el responsable de la formación nacionalista por la evidente superioridad local que ostentaba este partido, si bien en el seno de la coalición ya se escucharon voces que opinaban que Oltra hubiera sido una candidata con mayor tirón.
Tras este éxito, el crecimiento de Iniciativa dentro de Compromís fue notable: el Bloc sigue siendo ampliamente mayoritario pero la proyección mediática de Oltra ha sido clave en el impulso de esta formación. Así, a lo largo de la pasada legislatura, se atravesaron distintos momentos de tensión que duraron meses por diversas cuestiones relacionadas con el creciente protagonismo de la líder de Iniciativa. Así, el debate interno y mediático sobre quién debía ostentar la candidatura a la Presidencia de la Generalitat se prolongó durante casi dos años, celebrándose finalmente elecciones primarias tras un acuerdo previo de que Oltra lideraría la lista con Morera en segundo lugar.
Esta pugna, en ciertos momentos, y así lo admiten fuentes de Compromís, estuvo a punto de romper la coalición por las tensiones entre el núcleo duro del Bloc y los llamados ‘oltristas’ de Iniciativa, que se trasladaron a los propios líderes de las formaciones.
Paralelamente a estos problemas, nacieron otros en la coalición, como los surgidos fruto del reglamento para las primarias de cara a las elecciones europeas celebradas en 2014. Unos debates internos en los que también se hizo visible la división latente que existía en el Bloc entre la vieja guardia y los nuevos valores de la formación nacionalista.
Unos pulsos que se prolongaron e intensificaron cuando llegó la hora de conformar el reglamento para las primarias abiertas locales y autonómicas. Tras, no sin esfuerzo, superar el escollo del candidato a la Generalitat, llegó el momento de las cuotas y la letra pequeña de los grandes municipios. La tensión se convirtió en alarma cuando el reglamento no llegó a aprobarse en el Consell General de Compromís celebrado el 22 de noviembre de 2014. Finalmente, y como parece tradición en Compromís, la situación límite se recondujo cuando todo apuntaba a que las costuras de la coalición saltaban irremediablemente.
No ha sido el última tira y afloja en la formación. En la conformación del Gobierno valenciano también se reprodujeron los conflictos: el reparto de los puestos en el Ejecutivo llevó, una vez más, a los referentes de la coalición a un pulso retransmitido por los medios de comunicación. La división del Bloc entre los sectores sobre algunas propuestas y las propias preferencias de Oltra, a la sazón vicepresidenta del Consell y, por tanto, interlocutora directa y autorizada con Ximo Puig, escribieron el penúltimo episodio de las pugnas internas de la coalición.
Con estos antecedentes, el debate abierto sobre una posible confluencia con Podemos en Compromís, una vez más, ha llevado a la coalición a un nuevo ‘matchball’. Si finalmente se alcanza un pacto con la formación que lidera Pablo Iglesias via Consell General de la coalición, el acuerdo deberá exponerse con mucha pedagogía para superar las reticencias expresadas en referéndum por la militancia del Bloc. De lo contrario, sí comenzaría a vislumbrarse el peligro de que pudiera producirse la fractura.
Por otro lado, de no haber acuerdo, Oltra se enfrentará a un desaire dentro de Compromís y, a la postre, una desautorización de cara a la dirección nacional de Podemos, que la considera la cara visible y máxima responsable de la coalición.