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TENDENCIAS ESCÉNICAS

Los cuentos clásicos se actualizan en los escenarios valencianos

Tom Sawyer, Pinocho, Alicia, Peter Pan y el mago de Oz se reescriben en los teatros este mes de diciembre

7/12/2016 - 

VALENCIA. En un artículo publicado por el suplemento de The Times, Higher Education, Jack Zipes, especialista en la evolución de los cuentos de hadas, se lamentaba de la perversión con la que el cine, los libros y los musicales abaratan el significado de los clásicos. Los relatos con los que arropamos a los niños antes de dormir, las narraciones con las que se inician en la vida y en la literatura son el producto de cientos de años de revisión y de mitigación de su profundidad y complejidad originales. Y la dinámica simplista se ha extremado en el último siglo de la pluma de Disney. No obstante, a pesar de la tendencia masiva hacia la futilidad y el estereotipo, hay versiones contemporáneas que respetan el relato y al lector.

“Desde el final de la II Guerra Mundial, la publicidad ha exagerado y distorsionado el valor de todos los productos. Vivimos en un mundo de alboroto mediático, pero también es un mundo donde se producen obras de arte que toman en serio a los hermanos Grimm, así como a los autores de cuentos clásicos como Charles Perrault, Madame d'Aulnoy, Hans Christian Andersen, Carlo Collodi y Lewis Carroll, la longevidad de cuyos trabajos no depende del hype”, expone Zipes.

En estos años, el ámbito escénico valenciano es campo de pruebas de esta actualización de los mitos infantiles y juveniles de las letras. Vivimos una eclosión de revisiones y, por extensión, una contemporaneización de los roles. Este mes de diciembre, y no sólo al calor de las fechas navideñas, los espectadores pueden releer sobre los escenarios las aventuras de Tom Sawyer, Pinocho, Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y El mago de Oz. Con brío, agudeza e imaginación.

“Son obras que tienen poco artificio y mucha autenticidad. Sus personajes son genuinos y no están construidos en función de los efectos, la ostentación y la apariencia, sino que buscan entrar en la psicología del niño a partir de la sencillez de la vida. Tom Sawyer es la historia de un niño que quiere jugar, Gepetto es un carpintero y Alicia, aunque es una fantasía, habla de una niña agobiada por una sociedad que la constriñe con sus normas. Su éxito está en que tocan temas dolorosos como la soledad, la amistad y la opresión, perdurables en el tiempo”, argumenta Xavo Giménez, coautor junto a Iaia Cárdenas de Les aventures de Tomasa Sawyer, programada en dos únicas funciones abiertas al público, el 6 y el 8 de diciembre, en el Teatre El Musical.

Foto: Les aventures de T. Sawyer.

La niña que vivía a orillas del Misisipí

El accidentando arranque de la temporada del Teatro Escalante, que hubo de cerrar por deficiencias en la estructura y acomodar su programación en el Teatre El Musical, no ha eclipsado la apuesta por la renovación del nuevo director artístico, Josep Policarpo. Entre sus caballos de batalla están el envite por la autoría y la dirección femeninas, al tiempo que se abordan los problemas del sexismo en nuestra sociedad y se fomenta una imagen de género igualitaria. Así, la revisión del libro de Mark Twain con el que han inaugurado la temporada no sólo invierte el género del protagonista, sino también el del villano. Tom es Tomasa y el indio Joe, Lady Joana. Y no chirría ni se siente forzado.

“Queríamos potenciar que las niñas son curiosas, inteligentes, líderes, ambiciosas, carismáticas, emotivas –enumera Giménez-. Ya está bien de que el papel de Wendy en Peter Pan sea contar cuentos y tapar a los niños antes de dormir, y de que Nala en El rey león sólo amamante a las crías. No queremos dar un golpe sobre la mesa, sino aportar nuestro grano de arena desde la naturalidad. El teatro tiene la labor de generar sueños pero también de hablar de realidades”. Esta determinación se ha visto reforzada por el hecho de que Xavo sea padre de una niña de cinco años y de reparar cuando ve dibujos y compra libros infantiles, en que los parámetros del género siguen apostando por figuras masculinas de héroes.

Foto: Les aventures de T. Sawyer.

Refugiados y nacionalismos en Oz

En su libro Caperucita al desnudo, Catherine Orenstein (Editorial Crítica) desvela cómo los cuentos modernos protagonizados por heroínas fuertes han abundado desde los setenta, periodo en el que una segunda ola feminista liderada por Susan Brownmiller, Simone de Beauvoir o Andrea Dworkin, denunciaron como las fábulas clásicas retrataban una feminidad inerme, indefensa. Estos relatos, argüían, fomentaban en las niñas el deseo de convertirse en “víctimas glamurosas”.

“Desde entonces, tanto hombres como mujeres han reescrito muchos de los cuentos clásicos para reflejar ideas modernas sobre la mujer –detallaba la autora en un artículo de opinión publicado en la revista feminista Ms. Magazine-. Pero pocos, fuera del campo del folklore, conocen que muchos de nuestros relatos populares tienen raíces orales que son notablemente diferentes de la tradición literaria, protagonizados por heroínas muy alejadas de la pasividad”.

Entre los clásicos más reivindicados está el de Alicia en el país de las maravillas, caso de estudio frecuente entre las críticas feministas. A pesar del contexto victoriano, Lewis Carroll dotó a su protagonista de una asertividad y curiosidad que, desde el punto de vista de Megan S. Lloyd, autora del capítulo Unruly Alice: A Feminist View of Some Adventures in Wonderland, incluido en el ensayo filosófico Alice in Wonderland and Philosophy (William Irwin y Richard Brian Davis, John Wiley & Sons, Inc.): “El mundo de Alicia es una realidad donde las mujeres son las autoras de sus propios cuentos, solucionan sus problemas, esperan lo extraordinario y dicen lo que piensan. Frente a los continuos malos tratos y las expectativas estereotipadas, las mujeres jóvenes de hoy día hacen bien en preguntarse, ¿qué haría Alicia en esta situación?”

Chema Cardeña así se lo cuestionó cuando abordó su versión libre y para adultos de este referente de la literatura universal. Su Alicia tiene treinta y pocos, una licenciatura, dos máster y ocho meses de becaria. Cuando cruza al otro lado del espejo sortea “el nepotismo, la burocracia, la megalomanía de los líderes políticos y lo absurdo de nuestro orden social”, resumen desde la compañía Arden Producciones. Alicia en Wonderland se representó este pasado fin de semana en la Sala Russafa y forma parte de una trilogía de cuentos políticos con banda sonora en directo que interactúa con las tramas.

Foto: Buscando al mago de Oz.

Le toma el relevo del 8 al 18 de diciembre Buscando al Mago de Oz (Oh, EurOZpa!). En esta ocasión, Cardeña firma una sátira “sobre la política y la hipocresía del espíritu europeísta” a partir del libro infantil de L. Frank Baum. En su versión, Dorothy, El Hombre de Hojalata, El León Cobarde y El Espantapájaros representan a cuatro países de la Unión, España, Italia, Portugal y Grecia.

“Situaciones absurdas, gags visuales y humor corrosivo para una comedia que ofrece una lúcida y crítica mirada sobre la construcción de la identidad europea y que alude, sin pelos en la lengua, a temas candentes como las ideologías, la migración, los refugiados e incluso el nacionalismo”, avanza el autor. La puesta en escena se completa con versiones en directo de multiventas de la música europea, caso de U2, ABBA, The Beatles o Adriano Celentano.

La trilogía se cierra el próximo 22 de diciembre con el estreno de Viaje a Nunca jamás. El lifting político se le realiza ahora a Peter Pan. El niño que no quería crecer “vuelve del exilio para intentar activar a un país dividido y paralizado después de que los distintos estamentos sociales, ante su incapacidad para lograr acuerdos y trabajar en común, se hayan unido en pequeños reinos aislados”. El clásico de James Matthew Barrie sirve para hacer un ácido y demoledor análisis de la democracia occidental al ritmo de Amy Winehouse, Village People o Madonna.

Carpinteros de la educación

Azarosamente, Ananda Dansa ha actualizado idénticos tres cuentos en el pasado. Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y El mago de Oz fueron traducidos a los lenguajes del movimiento por la compañía valenciana merecedora del Premio Nacional de Danza 2006. “Son todos ellos textos mágicos que abren la puerta al difícil y cada vez menos visitado territorio de la imaginación, textos que ya están en la memoria colectiva de quienes son niños hoy y de quienes lo fueron ayer”, aúna la cofundadora y codirectora de la veterana formación, Rosángeles Valls.

La última apuesta en esta línea de producción les erigió en los triunfadores de los últimos premios Max. Su Pinoxxio se alzó con un total de siete manzanas enmascaradas: mejor bailarina principal (Ana Luján), mejor espectáculo infantil o familiar, coreografía (Rosángeles Valls y Toni Aparisi), composición musical (Pep Llopis), diseño de vestuario (Pascual Peris), bailarín principal (Toni Aparisi) y elenco (Sara Canet, Cristina Maestre, Paloma Calderón, Miguel Machado y Ester Garijo).

En todas sus experiencias de adaptación coreográfica de cuentos, visitar su versión original les ha dado pie para sugerir otras lecturas que sin contradecir lo más conocido, amplían y profundizan su visión. “Siempre que releemos los textos originales de los grandes cuentos a menudo tocados por la industria del cine, nos mueve el asombro. Sus versiones con exceso de amabilidad dramática ocultan la intención de sus autores”, se lamenta Rosángeles.

Foto: Pinoxxio.

En su opinión, Pinocho es sin duda el peor manipulado. “La simpleza de las versiones ha llegado a reducir el viaje hacia la búsqueda de uno mismo a un decálogo moral y de aleccionamiento a través de la elección entre obediencia o castigo”, concluye la coreógrafa. Su visión contemporánea en danza teatro del clásico de Carlo Collodi se inspira en la obra escultórica de Bruno Walpoth para la plástica y la puesta en escena y está interpretada por una mujer. La misma que dio vida a su Peter Pan, Ana Luján, primera bailarina del Rambert Ballet y artista invitada de Phoenix Dance. La interpretación, sin embargo, elude cualquier connotación de género.

Tras su gira nacional, la pieza por fin se representa en su tierra. Pinoxxio está programada del 27 al 30 de diciembre en el Teatro Principal de Valencia, con orquesta en directo, el ensemble de la Orquesta Sinfónica Verum. El acercamiento al siglo XXI del cuento del niño de madera despoja a la historia de sus aspectos iconográficos más conocidos y se centra en la relación paterno filial. “Nuestra historia es la de ese enfrentamiento y de cómo resolverlo pasa por negociar, aceptando al otro, sin imposiciones y con amor”, concluye Valls. Una apuesta, en suma, por la educación basada en el diálogo.

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