EL 85% SE PREOCUPA

Los deportistas son los más cuidan su salud bucodental (y con razón)

Solo el 25% la relaciona con su rendimiento deportivo, pese a que los problemas que se originan en la cavidad bucal pueden desencadenar infecciones o molestias en el resto del organismo

14/12/2015 - 

MADRID, (EP). Los deportistas son uno de los grupos de la población más concienciado con su salud bucodental, ya que un 88,5 por ciento se muestra preocupado por esta, en comparación con el 64 por ciento de la población total, aunque sólo el 25 por ciento comprende la influencia que puede tener en su rendimiento deportivo, según se desprende de la 'Encuesta Sanitas de Salud Bucodental'.

"Los deportistas tienen hábitos de higiene diarios muy superiores a la media. No sólo acostumbran a cepillarse los dientes con más frecuencia, sino que tienden a emplear elementos de limpieza complementarios como el hilo dental, los enjuagues y el irrigador de forma más habitual que el resto de la población", ha explicado la odontóloga de Sanitas Dental, Patricia Zubeldia.

Y es que, los problemas que se originan en la cavidad bucal pueden desencadenar infecciones o molestias en el resto del organismo. En concreto, las afecciones más comunes entre deportistas son dientes sensibles (26%), caries sin empastar (17%) y problemas periodontales (12%).

La aparición de estos problemas, especialmente los dos últimos, generan una serie de bacterias que pueden llegar a pasar a la sangre y, en última instancia, extenderse por todo el sistema sanguíneo hasta llegar a comprometer la estructura ósea, dañar tejidos blandos circuncidantes e incluso afectar a otros músculos, tendones y articulaciones.

Problemas relacionados

Por ello, la experta ha insistido en que una buena salud dental evita los problemas musculares y/o articulares que puedan padecer los deportistas profesionales o amateurs. No obstante, puntualiza, no todos los problemas de salud bucodental relacionados con el deporte están ligados con el flujo sanguíneo.

En concreto, hay otros más comunes que tienden a pasar desapercibidos, como el bruxismo o la escasa salivación. El estrés del momento, combinado con el intenso trabajo físico favorece que los dientes se aprieten con mayor fuerza de lo habitual, hecho que no sólo puede dañar la dentadura y dar lugar a padecer más sensibilidad dental, sino que puede derivar en contracturas de las zonas conectadas a los músculos bucales como el cuello o la espalda.

Además, el aumento de la frecuencia cardiaca implica un mayor consumo de oxígeno, por lo que la respiración tiende a acelerarse. Este acto, tal y como ha explicado, provoca la disminución de saliva y la sequedad de la boca que favorecen la aparición de afecciones bucodentales, o que el esmalte dental se pueda ver dañado.