VALENCIA, (EP). La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) exigen la universalización de la sal yodada en España e incluirla en toda la cadena alimentaria para garantizar la ingesta suficiente de yodo y que el tiroides funcione bien, ya que su déficit es la primera causa de déficit cognitivo evitable.
Con motivo de la Semana Internacional para el Conocimiento del Tiroides, esta sociedad científica ha destacado que se trata de una "reivindicación histórica" de este colectivo dada la importancia que tienen las hormonas tiroideas para que todas las actividades del organismo funcionen correctamente, para lo que el yodo es un micronutriente imprescindible.
Sobre todo porque, aunque en España hay unos niveles "aceptables" de ingesta de yodo (se recomiendan entre 140-150 microgramos por litro al día), estiman que entre un 6 y 10 por ciento de la población sufre hipotiroidismo como consecuencia de un bajo consumo de este micronutriente.
"Si el organismo recibe una cantidad suficiente de yodo de por vida el nivel de estas hormonas apenas cambia, pero esto no siempre es así", ha destacado Manel Puig, presidente de la SEEN, que para evitar esos déficit exige a las autoridades sanitarias que acuerden una normativa que introduzca la yodación universal de la sal.
La ingesta de yodo se produce a través del pescado, la leche y, principalmente, la sal. Sin embargo, no siempre se utiliza sal yodada para el consumo individual o en la producción industrial de alimentos.
"Hay estudios que demuestran que muchos ciudadanos no saben qué tipo de sal compran", según Puig, de ahí que pida obligar a usar sal yodada en toda la cadena alimentaria o, al menos, subvencionar su uso dado que su precio es algo mayor que la que no tiene.
Su ingesta es especialmente importante en el caso de las embarazadas dado que una de las funciones más importantes de las hormonas tiroideas es contribuir a la maduración cerebral del feto. Además, durante la gestación, la mujer necesita sintetizar hormonas tiroideas para dos y elimina más yodo por la orina, lo que hace que se recomiende una ingesta diaria de 250-300 microgramos por litro.
"Durante el embarazo el tiroides trabaja más y se pierde más yodo de lo normal, por eso es necesario que los depósitos estén siempre completos", ha añadido Ana Lucas, secretaria del Área de conocimiento del tiroides de la SEEN.
Esto hace que actualmente se recomiende a las mujeres embarazadas tomar suplementos de yodo durante el embarazo y la lactancia ya que "son la única fuente de ingesta de yodo para el bebé", si bien esta experta reconoce que su uso está poco generalizado pese a los beneficios que ha demostrado, tanto para el feto como para la madre.
Mantener unos niveles adecuados de yodo es especialmente importante en el primer trimestre del embarazo, ya que es cuando se produce el desarrollo del cerebro del feto, y una deficiencia ligera de yodo se asocia con una menor capacidad intelectual y un mayor riesgo de algunos trastornos como autismo o déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Sin embargo, estiman que sólo un 15 por ciento de las gestantes toma a diario suplementos de ácido fólico y creen que los de yodo se usan aún menos.
El hecho de que su consumo sea todavía bajo durante el embarazo, según reconoce Juan Carlos Galofré, coordinador del Área de Conocimiento del Tiroides de la SEEN, se debe a una "falta de educación sanitaria" de los médicos de Atención Primaria y de los ginecólogos. "Quizá no hemos sido capaces de explicar la importancia que tiene la ingesta de yodo", ha admitido.
Además de para el desarrollo del bebé, el déficit de yodo también es clave en el desarrollo de nódulos tiroideos ya que "el tiroides funciona más de la cuenta y hace que las células de la glándula crezcan". Y aunque la mayoría no son peligrosos, un 5 por ciento pueden derivar en un cáncer de tiroides.
El 90% se curan completamente, según ha reconocido Galofré, que pide ajustar la intensidad del tratamiento a la agresividad de cada tumor y mejorar el diagnóstico de estos tumores, si bien reconoce que la ausencia de síntomas específicos, salvo la aparición de un bulto en el cuello, dificulta que se detecte precozmente.
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones