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el grueso de la negociación se acometerá después del 26M

Los equilibrios en Compromís y el miedo a Cs fuerzan que el Botànic II se cueza a fuego lento

10/05/2019 - 

VALÈNCIA. El próximo martes tendrá lugar la primera reunión entre los tres protagonistas que deberán sellar su firma en el Botànic II -o quizá Pacte del Montgó-, una prórroga del acuerdo de izquierdas sellado en 2015 que permitió al socialista Ximo Puig ser presidente de la Generalitat. Una alianza que conllevó además la integración de Compromís en el Consell y un apoyo externo parlamentario de Podemos, que decidió no formar parte del Ejecutivo.

No obstante, esta misma semana se han producido los primeros tanteos para generar un cierto clima de acercamiento tras las elecciones autonómicas del 28 de abril. Un triangular de reuniones (Puig-Oltra/Oltra-Dalmau/Puig-Dalmau) que han arrojado las primeras claves acerca del pacto que tiene por delante el bloque de izquierdas formado por PSPV, Compromís y Unides Podem.

La conclusión inicial reside en que nadie parece especialmente interesado en lanzarse a una negociación intensa y definitiva en plena campaña de los comicios locales y europeos que se celebrarán el 26 de mayo. Una circunstancia por la que la conformación de la Mesa de Les Corts del próximo jueves apunte a ser provisional: es decir, como ya ocurriera en 2015, el presidente de la Cámara podría variar tras la investidura de Puig como jefe del Consell.

La primera reunión entre el líder socialista y la candidata de Compromís fue la primera aproximación tras una dura precampaña electoral. Conviene recordar que el presidente Puig adelantó las elecciones con la oposición de la vicepresidenta Oltra, en una maniobra estratégica que, a la postre, sirvió a los socialistas para aumentar su ventaja sobre Compromís pero que, al mismo tiempo, quebró la confianza de la coalición con el PSPV.

En el encuentro se habló en términos generales de los resultados y también del posible escenario general tras las elecciones municipales del 26 de mayo. Precisamente sobre esa idea del 'escenario general' hacen hincapié en Compromís para mostrarse reticentes a afrontar el meollo de la negociación del Botànic II. Dos son las razones principales que apuntan distintos dirigentes consultados por este diario.

Puig y Oltra en una rueda de prensa conjunta. Foto: EFE

La primera es el deseo de ver cómo quedan los ayuntamientos y las diputaciones -al menos quién resulta vencedor y cuáles son las posibles combinaciones- de cara a sentarse a abordar el acuerdo del Gobierno valenciano. Una situación que, más que debido a posibles intercambios de cromos en instituciones, va dirigida a recuperar la confianza en un acuerdo global del Botànic II. Dicho en otras palabras, el pacto autonómico debe ser una línea a seguir en toda la Comunitat Valenciana y Compromís quiere asegurarse de que el PSPV no busque acuerdos, por ejemplo, con Ciudadanos en plazas importantes por conveniencia dejando de lado a la coalición valencianista.

La segunda razón reside en los propios equilibrios dentro de Compromís. Tras no conseguir el objetivo principal de obtener la Presidencia de la Generalitat, en la coalición prefieren centrar sus esfuerzos en la campaña local y ver en qué situación quedan sus candidatos antes de adentrarse en el diseño de un gobierno autonómico. Así, los comicios locales serán un importante test de liderazgos que luego se tomarán en cuenta de cara a futuros nombramientos, de la misma manera que disponer de los resultados y presencia en las instituciones puede determinar el movimiento de activos de la coalición a unos u otros puestos.

Un mapa global que servirá a las dos patas principales de Compromís, el Bloc -la mayoritaria- e Iniciativa -la de Oltra- que podría condicionar el reparto de consellerias entre ambos partidos, quiénes serán altos cargos -especial atención merecerán los resultados en Elche con Mireia Mollà como candidata-, o, incluso, la Mesa de Les Corts, que podría servir como moneda de cambio entre ambas formaciones si el reparto en el Ejecutivo no complaciera a una de las partes, el Bloc. 

Sobre esto, venía dándose por hecho que sería la formación nacionalista la que ocupe la Presidencia de esta institución con Enric Morera al frente. Una situación que podría ser reversible dado que la aspiración de Morera ha sido cuestionada en el seno de la formación y su reedición al frente de este órgano no genera excesivas simpatías en sus propias filas. 

¿Fin de ciclo de Oltra?

Por otro lado, dentro de este marco general, conviene destacar que los resultados de Compromís en las urnas no han sido del todo satisfactorios para la coalición, que aunque ha mantenido el tipo en unas elecciones autonómicas coincidentes con las generales ha perdido dos escaños respecto a hace cuatro años y no ha logrado el objetivo de hacerse con la Presidencia.

No se puede obviar que esta cita con las urnas ha servido también como un examen del liderazgo para Oltra, cuyo papel ha sido indiscutible a la hora de catapultar a Compromís pero que, tras dos citas electorales, no ha logrado alcanzar la jefatura del Consell.

Un motivo suficiente para que la formación mayoritaria dentro de Compromís, el Bloc, existan voces que animen a dar pasos al frente para reclamar mayor protagonismo con Vicent Marzà como actor y eje principal. Una debate interno sobre el ya no tan indiscutible liderazgo de Oltra que, no obstante, apunta más bien a abrirse a medio plazo que a corto.

Por otro lado, en las filas socialistas, tampoco es que exista demasiada prisa toda vez que en la primera toma de contacto de Puig con sus socios para el Botànic II no se ha puesto en cuestión su papel como presidente de la Generalitat. Más aún, el PSPV puede satisfacer así el deseo de la dirección federal que lidera Pedro Sánchez de impedir tomar posiciones definitivas de pactos antes de que se afronte la conformación de la Mesa del Congreso el próximo 21 de mayo. Es decir, el líder socialista probablemente prefiera que se eviten titulares de acuerdos con determinadas fuerzas políticas -Unidas Podemos, por ejemplo- antes de que él mismo alumbre sus propios pactos. 

Con estos mimbres, todo apunta a que, aunque la primera reunión entre los tres líderes se produzca el martes, la cocción del Botànic II será a fuego lento hasta el 26 de mayo. A partir de ahí, se apretará el acelerador.


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