Hoy es 6 de octubre
VALÈNCIA. La pasada semana, el president de la Generalitat, Ximo Puig, anunció el confinamiento de 29 municipios valencianos por su alta incidencia de covid-19. Una medida que hacía ver la gravedad de la situación en la que se encuentra ahora mismo la pandemia, con un aumento descontrolado de los casos que día tras día ha batido récords: el pasado sábado, se llegaba al máximo absoluto de 6.240 casos en una sola jornada. Una cifra que ni siquiera llegó a existir durante los momentos más duros del coronavirus, allá por los meses de marzo o abril. De este modo, las Navidades dejan tras de sí uno de los episodios más oscuros de la pandemia, y marcan un trágico comienzo para la inminente tercera ola.
Así, el aumento imparable de los positivos es una tónica general para todos los municipios de la Comunitat Valenciana, tanto para los que están confinados como para los que no. Tanto es así que ya son varios los Ayuntamientos que se han lanzado a pedir el autoconfinamiento a la población. Una medida que tiene más forma que fondo, ya que en realidad no se deja ser eso: una petición. No tiene efectos legales, no va acompañada de un aumento de la vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad ni tampoco puede obligar a nadie a cambiar sus hábitos de vida como, por ejemplo, recurrir al teletrabajo. Sin embargo, sí que es un vivo reflejo del miedo que se extiende entre los municipios valencianos.
De este modo, los consistorios eligen apelar por última vez a la responsabilidad individual de los ciudadanos, con la esperanza de que el evidente empeoramiento de la situación les lleve a reducir contactos, ser más cautelosos y no salir de casa salvo que sea total y absolutamente necesario. En este sentido, confían en que las nuevas medidas adoptadas por la Generalitat Valenciana den ese último empuje para concienciar sobre el estado de semi-confinamiento en el que vive ahora mismo la Comunitat Valenciana: adelanto del toque de queda a las diez de la noche, cierre de la hostelería a las cinco de la tarde, o reducción del aforo al 30% en los comercios. Unas restricciones que tal vez faciliten la decisión de no salir a la calle.
Paterna, una de las ciudades más grandes del área metropolitana de València, ha sido pionera en pedir a sus ciudadanos que no salgan a la calle más de lo necesario: "El confinamiento voluntario es la opción mas segura y eficaz para contener la expansión del virus", declaraba vehementemente el alcalde de la localidad, el socialista Juan Antonio Sagredo. Y es que, el municipio de L'Horta Nord ha visto empeorar su situación de manera acelerada en tan solo unas pocas semanas: durante toda la segunda ola, sus cifras se habían mantenido muy por debajo del nivel máximo de alerta, siendo incluso una de las ciudades con menor incidencia del entorno. Ahora, la Navidad ha trastocado esta buena racha con un índice cercano a los 400 casos por cada 100.000 habitantes, el peor número desde la salida del confinamiento.
Asimismo, el consistorio también ha acompañado la petición de quedarse en casa con el endurecimiento de las medidas que dependen de la competencia municipal. Así, ha cancelado todas las actividades socioculturales, ha cerrado los edificios municipales y ha clausurado los parques y jardines. De la misma forma, también ha suspendido las competiciones y los entrenamientos de los clubes deportivos, a excepción de los profesionales. Todo ello con el objetivo de complementar las medidas que ya se han puesto en marcha a nivel autonómico para frenar la expansión del coronavirus: "Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para tratar de frenar y controlar la expansión del coronavirus entre nuestra población", ha declarado el primer edil. Por el momento, sin embargo, no ha mostrado intenciones de pedir a la Generalitat restricciones más potentes en el municipio.
También en el área metropolitana de València, Mislata se muestra muy preocupada por el aumento generalizado de los casos en la Comunitat Valenciana. Aunque durante la semana pasada su situación no era excepcionalmente preocupante, el Ayuntamiento ha decidido endurecer las medidas municipales y también ha pedido a sus vecinos "que se queden en casa y no salir si no es imprescindible". Así, ha evitado la palabra maldita de confinamiento pero no ha perdido la oportunidad de hacer un llamamiento abierto a la responsabilidad: "Durante estas últimas semanas hemos dado un paso atrás en la lucha contra la covid-19. Es obligación de todos, instituciones y ciudadanía, volver a ser responsables y tomar decisiones", declaraba el alcalde, el también socialista Carlos Fernández Bielsa.
Para la ciudadanía, las decisiones implican quedarse en casa. Para las instituciones, endurecer las medidas que dependen directamente del consistorio. Así, Mislata ha suspendido actos y actividades públicas, ha cerrado varias instalaciones municipales y también las instalaciones deportivas exteriores. Asimismo, quedan clausurados los juegos infantiles y se reducen los aforos tanto de las zonas de esparcimiento para perros como del cementerio y del mercado ambulante.
Asimismo, el dispositivo de las fuerzas de seguridad también se verá incrementado: Policía Local, Protección Civil y Agentes Covid. Así, aunque los agentes no tienen competencias para obligar al confinamiento domiciliario, sí que pondrán especial atención al cumplimiento de las medidas decretadas por la Generalitat Valenciana, y a todos los protocolos anticovid en la calle, terrazas, comercios y establecimientos de hostelería.
El pasado domingo, Bunyol pidió a la Conselleria de Sanitat que tomase medidas más restrictivas ante el aumento sostenido de los casos de covid-19 en el municipio. Según informó el consistorio, tan solo entre el 28 de diciembre y el 3 de enero se habían registrado 74 nuevos casos en el núcleo urbano, una situación que se alargó también en los siguientes días: del 4 al 9 de enero se anotó otros 48. Ante esta situación, el Ayuntamiento hizo un llamamiento a las autoridades autonómicas para que decretasen medidas más fuertes que pudieran frenar la escalada del virus. Petición que de momento no ha recibido respuesta.
Así, ante la falta de obligatoriedad por parte de la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento ha decidido exigir a los ciudadanos que no hagan desplazamientos innecesarios. En este sentido, los ha instado a no salir ni de la localidad ni de casa sin que haya un motivo suficientemente justificado. "Los vecinos de Buñol debemos ser responsables y no complicar más la situación de nuestra localidad ni la de los pueblos vecinos", ha indicado el consistorio.
Pero Bunyol no es el único municipio que ve con preocupación el avance de la covid-19. Catarroja también ha instado a la Generalitat a tomar medidas más contundentes dentro de la propia localidad. En este caso, el motivo es su cercanía con otros cinco municipios que sí que están cerrados perimetralmente: Alfafar, Sedaví, Benetússer, Llocnou de la Corona y Massanassa. Además, también ha decretado algunas restricciones dentro de las competencias municipales: cerrar instalaciones deportivas, culturales y de ocio, suspender cualquier tipo de actividad que implique aglomeración, y acotar el aforo del cementerio a 25 personas.
El alcalde de Font de la Figuera, Vicent Martínez, se ha lanzado a las redes sociales para pedir responsabilidad a sus ciudadanos a través de un vídeo. En él, insta a los vecinos a autoconfinarse en casa y no salir a no ser que sea estrictamente necesario: teletrabajar si es posible, hacer tan solo una compra a la semana y nada de juntarse para almorzar. Además, también ha adelantado que en los próximos días se reunirá con el resto de fuerzas políticas para estudiar la posibilidad de pedir a la Generalitat Valenciana un cierre perimetral, aunque por lo pronto se conforma con la colaboración ciudadana.
Y es que, el municipio presenta ahora mismo la incidencia más alta de toda La Costera: 1.864 casos por cada 100.000 habitantes. En cifras absolutas, esto supone 38 casos activos entre la población, de los cuales 29 se registraron tan solo en la última semana. Una situación que contrasta llamativamente con la que se vivió a principios del mes de diciembre, cuando no se detectó ni un solo caso: "Ahora están aflorando todos los positivos del puente y de la Navidad", ha lamentado el primer edil. "De momento, en toda la pandemia no hemos tenido que lamentar ninguna muerte. Pero quiero recordar a los vecinos que estamos poniendo en peligro el futuro y la convivencia de muchos de nuestros conciudadanos", ha concluido.