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Los negociadores de Compromís endurecieron sus posiciones tras comer con Oltra

11/06/2019 - 

VALÈNCIA. Las cosas no estaban funcionando para Compromís. La séptima reunión celebrada este lunes se suspendía a mediodía con la sensación generalizada de que la coalición valencianista estaba perdiendo posiciones en el reparto. Los distintos pulsos, con alguna que otra pinza estratégica entre PSPV y Unides Podem-EUPV, caían del lado de estas dos fuerzas políticas y empezaban a dejar cierto poso derrotista en la formación que lidera Mónica Oltra.

De hecho, la propia vicepresidenta del Consell dejaba poco antes un mensaje en Les Corts a preguntas de los medios. "Uno de los elementos más importantes para que una negociación vaya bien es la generosidad y, desde luego, en Compromís estamos demostrando que somos una fuerza política muy generosa, yo diría que la única que ha encarado estas negociaciones desde la generosidad". Una manera de dejar claro que era consciente de lo que estaba ocurriendo en la sala negociadora que ayer estaba instalada en la sede de su partido en la plaza del Pilar.

No en vano, su jefe de Gabiente y coportavoz de Iniciativa, Miquel Real, abandonó la mesa de negociación minutos antes del receso precisamente para encontrarse con Oltra. Finalmente, según pudo saber Valencia Plaza, se produjo una comida en la que participaron varios de los principales negociadores de Compromís como Pasqual Mollà, Àgueda Micó, Nacho Serra, Fran Ferri, Mónica Álvaro, además de los mencionados Real y Oltra. 

Una cita en la que estaban representadas las tres 'patas' oficiales de la coalición -Bloc, Iniciativa y VerdsEquo- y de la que no trascendieron los detalles, pero que desde luego contribuyó a que hubiera un replanteamiento de las posiciones llevadas hasta ese momento.

Así, al término de la reunión matinal, Unides Podem-EUPV había conseguido que la vicepresidencia de Rubén Martínez Dalmau sumara al área de Vivienda ya acordada, Cambio Climático y Transición Energética, competencias estas dos últimos que en la legislatura saliente recaían en Compromís, incluyendo las licencias medioambientales que el PSPV también anhelaba. Además, los socialistas insistían en sacar la Dirección General del Instituto Valenciano de las Mujeres y por la Igualdad del departamento de Oltra para incorporarla a alguna de sus áreas y tampoco tenían intención de ceder una hipotética Conselleria de Cultura a la coalición valencianista.

Pasqual Mollà (1d), Miquel Real (2d) y Nacho Serra camino de una de las reuniones. Foto: KIKE TABERNER

Además, Esquerra Unida accedía, tras acuerdo con Podem, a tener la posible conselleria que englobara Memoria Democrática, Transparencia y Cooperación, competencias que, en su mayoría, pertenecían también Compromís.

Con estos mimbres, el partido de Oltra, que en el dibujo inicial acordado ya perdía una conselleria con el reparto 6-4-2 (PSPV/Compromís/Unides Podem) respecto al pasado mandato, quedaba con un papel perdedor en la negociación. O así al menos lo consideraban fuentes de la coalición, que apuntaban a una sesión vespertina en la que apareciera por parte de sus socios -especialmente el PSPV- la "generosidad" de la que hablaba Oltra por la mañana. 

Una generosidad que podía concentrarse en una mejoría del reparto para los intereses valencianistas en el segundo escalón, con la concesión de algunas direcciones generales que venían reclamando como por ejemplo en la Conselleria de Hacienda, especialmente en lo que se refiere a Presupuestos y Sector Público. De no ser así, no se descartaba reiniciar el debate de arquitectura y regresar incluso a la exigencia de una quinta conselleria para la coalición. Aunque no se llegó a este extremo, sí hubo arreón por parte de la coalición pero ello no sirvió para que se movieran las posiciones.

¿Qué ocurrirá ahora cuando solo quedan 24 horas para la investidura de Puig y apenas una mañana para alcanzar un acuerdo? El problema es que la situación global de Compromís en la negociación es, de salida, más débil que en 2015. No suma más que el PSPV junto a Unides Podem y ha perdido dos escaños; no votar al socialista Ximo Puig en la investidura de esta semana reiniciaría las negociaciones con un plazo de dos meses en el que sería difícil defender ante la opinión pública el rechazo a un pacto por una cuestión de sillones. De la misma manera, dejar gobernar en minoría al PSPV tampoco es una opción cómoda para la coalición, dado que perdería sus áreas de gestión y los sueldos de decenas de sus dirigentes. Por último, acudir a unas nuevas elecciones podría concluir en una victoria del bloque de derechas.

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