Avisan del aumento de consumo de bollería y ultraprocesados 

Los nutricionistas suspenden con un 3 la alimentación de los valencianos tras la pandemia

26/05/2022 - 

VALÈNCIA. (EP) El Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) ha presentado este miércoles el segundo Informe sobre cómo comen los ciudadanos de la autonomía, en el que suspenden con un 3 la alimentación, que han detectado que empeora, al tiempo que suben los trastornos de conducta alimentaria tras la pandemia y aumenta el consumo de bollería industrial y de ultraprocesados en los menores.

Según ha detallado el presidente del CODiNuCoVa, Luis Cabañas, "a pesar de que podíamos sospechar que la pandemia había influido para mal en nuestra dieta, los resultados son mucho peores de lo esperado". De una puntuación media de seis sobre diez, con la que partía la dieta de los ciudadanos valencianos en 2018, se ha descendido hasta un tres en 2021.

"Ni siquiera rozamos el aprobado. Hemos dado demasiados pasos atrás en aspectos como el sedentarismo, la calidad de la alimentación, conductas sobre ella compulsivas y, al final, redunda en mayor obesidad. En definitiva, hemos perdido calidad de vida y, por tanto, contamos estos pasos como años de vida potencialmente perdidos", ha alertado Cabañas.

Este "suspenso" tiene su reflejo en las consultas de nutrición, que han detectado un aumento de los casos de exceso de masa grasa entre sus pacientes. "Aunque los datos oficiales nos dicen que el sobrepeso afecta a un 36% de la población valenciana y la obesidad a un 18% de hombres y un 14% de mujeres, desde el colectivo podemos afirmar que estas cifras son, casi con total seguridad, superiores. Hay que crear ya una conciencia de prevención y diseñar acciones concretas que ayuden a reducirlas", ha apuntado el especialista.

En esa ecuación deben estar los nutricionistas, que lamentan la falta de plazas públicas en Sanidad destinadas a esta especialidad, solo ocho en toda la Comunitat. Junto al aumento de las consultas de casos de obesidad y sobrepeso, también se han incrementado las de aquellas personas que padecen alguna enfermedad o problema de salud relacionado con la alimentación.

"Esto nos indica que comienza a calar el mensaje de que la alimentación es parte del tratamiento de determinadas patologías y que, poco a poco, la población demanda de la atención de un profesional de la alimentación para abordarlas", ha añadido, para considerar que estos problemas sería conveniente que fueran atendidos desde un centro de salud o un hospital público.

Covid, aislamiento y sedentarismo

El informe recoge las consecuencias de la pandemia y el covid. La mayoría de nutricionistas consultados opina que la alimentación durante 2020 y 2021 empeoró, principalmente debido al confinamiento, las restricciones de movilidad y la limitación de reuniones. "El pasar más tiempo en casa nos ha hecho comer peor", indica Luis Cabañas, que subraya que las visitas a la nevera, el hambre emocional o el aburrimiento suplido con comida "han sido bastante habituales", al igual que as situaciones de estrés y ansiedad generadas por la pandemia que han provocado un aumento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

De hecho, desde el CODiNuCoVa insisten en que ya se están viendo las consecuencias del Covid en aspectos relacionados con la alimentación principalmente en 3 direcciones: un aumento de la obesidad y el sobrepeso, un aumento de casos de TCA en gente joven, y un mayor incremento de patologías crónicas y, por tanto, de pérdida de calidad de vida.

"Se han incrementado las conductas de alimentación compulsiva y también se han adquirido hábitos nocivos difíciles de modificar, como el aumento de la ingesta de ultraprocesados o el sedentarismo", ha indicado el dietista-nutricionista.

Edades

En el análisis por edades, los menores de 18 años vuelven a ser la franja de población cuya alimentación es peor valorada, principalmente, por las malas elecciones de compra de las familias, debido a causas que van desde la publicidad engañosa a la creencia de que los niños deben comer cosas diferentes a los adultos.

"Si algo no es sano para ti, tampoco lo es para tu hijo o hija", ha recalcado Inma Girba, vocal de Restauración Colectiva del CODiNuCoVa, que añade que el desayuno continúa siendo la peor ingesta que realizan los menores, con productos con exceso de azúcar y ultraprocesados.

Por lo que se refiere a los jóvenes de 18 a 30 años, se apunta a la falta de tiempo o a la mala organización de las comidas como el motivo de que su alimentación no sea considerada "buena", seguido de las comidas fuera de casa, mientras que en la franja de 30 a 45 años el cansancio comienza a aparecer como tercer motivo de la mala alimentación.

Asimismo, ha aumentado la presencia de bollería, dulces y ultraprocesados en la dieta de la población infantil, que sigue teniendo importantes carencias en cuanto a consumo de fruta, verduras y hortalizas, legumbres y pescado. De los 18 a los 30 años, se ha detectado un crecimiento del consumo de pasta y arroz respecto a hace cuatro años, y también de carne y de comida rápida y productos congelados.

"Las recomendaciones de las redes sociales y de los perfiles de influencers en estos canales son determinantes y tienen un peso importante en esta franja de edad. Nos preocupan los riesgos que para la salud de los jóvenes pueda acarrear el seguir ciertas pautas o consejos compartidos en entornos online que, en muchos casos, no provienen de profesionales de la alimentación", han alertado.

Respecto a la población de 30 a 45 años, mejoran en cierta medida los desayunos, aupados por una "corriente healthy", pero empeoran las cenas por falta de tiempo y malas elecciones en las compras. Sin embargo, a partir de los 45 años, se detecta "un cambio en la alimentación de los y las valencianas: aumenta el consumo de carne, pescado, frutas, verduras y hortalizas respecto a los más jóvenes y, en líneas generales, su alimentación es más variada y equilibrada", explica Inma Girba.

En todas las franjas de edad, existe una "cuenta pendiente" con las legumbres "que deberíamos consumirlas entre 3 y 4 veces por semanas". Entre los 45 y los 60 años se detecta, una carencia de lácteos y huevos y aparece el cansancio como motivo a la hora de saltarse la cena, la peor ingesta que realizan los adultos.