El fin de semana nos dejó una edición más de la gala de los Goya, la fiesta del cine español que suele recibir críticas de todo tipo, algunas peregrinas pero otras ganadas a pulso por sus protagonistas, algunos excesivamente sesgados en sus percepciones y opiniones
El título aquella película que se llevó ocho premios Goya dirigida por Amenábar y protagonizada por Nicole Kidman, me sirve en bandeja el título de esta semana donde se ha hablado de cine, pero menos de lo esperado, sin duda. Como siempre, la gala del cine español es el escenario que eligen actores, directores y gente del celuloide para lanzar algunas de sus opiniones sobre asuntos de actualidad, generalmente políticos.
Algunos son, lamentablemente, tópicos recurrentes, pero no por ello, dejan de ser criticables ya que muestran unas fobias extremadamente peculiares. Me refiero, a las críticas que suelen verter contra el pueblo judío y el estado de Israel, algo que clama al cielo si analizamos el entorno geopolítico en donde se ha desarrollado una nación altamente desarrollada, una democracia equiparable a sus homólogos occidentales y una ciudadanía tremendamente avanzada y respetuosa con los derechos y libertades que en los países de su entorno no son siquiera una quimera.
Pero parece que los judíos son ‘los otros’, los ajenos, los malos, los que no nos gustan, los que hay que condenar y atacar (verbalmente claro), porque va en el guion del progre cosmopolita occidental que luego, y cuando no hay cámaras delante, disfrutan a cuerpo de rey de todo lo que ofrece ese capitalismo al que públicamente maldicen y responsabilizan como causante de todas las injusticias. Hipocresía en índices no recomendables es lo que ofrecen muchos de estos personajes, y lo peor es que no se cansan, no reconocen que es insostenible decir una cosa y hacer la contraria durante tanto tiempo.
La máxima expresión de este comportamiento ha sido la compra del gran chalé por parte del otrora líder supremo de la izquierda biempensante, ese pequeño gran gesto ha supuesto el detonante de la formación que fundó y el derrumbamiento del mito que crearon, el de ‘los otros’, esos ricos de la casta, esos autónomos multimillonarios, esos trabajadores que explotan al proletariado, nada más alejado de la realidad. La mentira tiene los pies muy cortos, gracias a Dios.
Y si algo ha supuesto un soplo de realismo, de autenticidad y de ternura en estos días, fue el emotivo discurso del actor Jesús Vidal, actor revelación de la película Campeones. Una vez más, los otros no son ajenos, o no deberían serlo, porque somos nosotros, somos todos quienes debemos mirarnos al espejo y pensar con sinceridad cómo actuamos, cómo pensamos, cómo nos comportamos cuando tenemos la ocasión de convivir o interactuar con personas que tienen otras capacidades. Aquí hay dos cuestiones que me parece importante resaltar y que preocupantemente estos días apenas han tenido el eco que debieran.
Por un lado, la emoción de los asistentes en la gala al escuchar el discurso lleno de bondad y cariño hacia su familia y especialmente hacia sus padres, por parte del actor Vidal. Ese momento en el que les agradece haberle dado la vida y dijo que él sí que tendría un hijo como él mismo. Este claro discurso pro-vida, quizá removió las conciencias de muchas personas, que, pese a ello, unos minutos después, si hubieran sido preguntados por su postura sobre el aborto, habrían mostrado su apoyo a que se pueda abortar en cualquier circunstancia, incluido cuando avisan de que el hijo puede nacer con algún problema, pero claro no te dicen que igual gana un Goya. Esa doble moral que muestra una sociedad podrida.
Y hay otro aspecto que apenas ha sido mencionado en medios, a decir verdad, los compañeros de El Faro en La 8 Mediterráneo, sí que dieron la noticia. La multipremiada película Campeones tiene su origen y su inspiración en Burjasot, Valencia. El equipo de baloncesto Aderes que entre 1999 y 2014 ganó 12 campeonatos nacionales de baloncesto nacional, un club formado por personas con capacidades distintas y que este año ha sido distinguido con la Beca Varona hace apenas unos días. Aquí en nuestra tierra están los verdaderos campeones, y no son los otros, somos todos los que creemos en la vida, el esfuerzo y la integración.