VALÈNCIA (EFE). Los pensionistas van a ganar este año poder adquisitivo por primera vez desde 2015, casi un punto porcentual derivado de la contención de la inflación, que se sitúa en un 0,7 % de media en los últimos doce meses frente al 1,6 % de la revalorización de las pensiones de principios de año.
Siguiendo la misma fórmula que el año pasado utilizó el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social para calcular la paga compensatoria o "paguilla", la media de las doce tasas anuales de inflación que van de noviembre de 2019 a diciembre de 2018 da como resultado un incremento del 0,7 %, con lo que este año no habrá que compensar a los pensionistas por el desvío de la inflación.
Tradicionalmente las pensiones se revalorizaban por ley conforme a la inflación anual de noviembre, tasa con la que se calculaba la compensación a la que tenían derecho los pensionistas si el IPC era mayor a la subida fijada a principios de año.
En 2011 el Gobierno del PSOE congeló las pensiones, salvo las mínimas y no contributivas, y los pensionistas ya no volvieron a percibir esa paga compensatoria hasta 2018.
Entre 2014 y 2017 las pensiones subieron un 0,25 %, en aplicación de la reforma del Gobierno del PP de 2013 que estableció esa subida mínima mientras la Seguridad Social estuviera en déficit.
Aún así los pensionistas ganaron poder adquisitivo en 2014 y 2015 por la caída del IPC.
De vuelta a 2019, la ganancia de poder adquisitivo va a ser mayor para las pensiones mínimas y no contributivas, porque se incrementaron un 3 % a principios de año.
En numerosas ocasiones, la ministra de Trabajo en funciones, Magdalena Valerio, ha explicado que en ningún caso esta situación supondría que los pensionistas tuvieran que devolver dinero a la Seguridad Social y que esta ganancia servirá para compensar perdidas de poder de compra de otros años.
Para el próximo año, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se ha comprometido a revalorizar las pensiones un 0,9 %, si bien en las previsiones macroeconómicas gubernamentales se calcula un deflactor del consumo privado (indicador similar al IPC) del 1,6 % para 2020.
Está pendiente una reforma del sistema que concrete la fórmula a aplicar en las futuras revalorizaciones de las pensiones, una vez que se ha dejado en suspenso la reforma que el PP hizo en 2013 sin consenso social ni político.
Las movilizaciones de los pensionistas y la presión del PNV obligaron al propio Ejecutivo del PP a saltarse su norma y a volver a subir las pensiones en 2018 conforme al coste de la vida, ya que fue la contrapartida exigida por los nacionalistas vascos para dar su apoyo a los presupuestos de aquel año.
Lograr el consenso necesario para reformar las pensiones no va a ser fácil después de que en febrero saltara por los aires el acuerdo de la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo que iba a recomendar al Gobierno que volviera a subirlas con el IPC, así como otra serie de medidas destinadas a aliviar la presión financiera que va a soportar el sistema con el progresivo envejecimiento de la población.