Tras su salida de Nefinsa hace ocho años, fundó junto a su hermana Ana el family office Zriser, que se ha convertido en una referencia en la comunidad financiera valenciana
VALENCIA. Hablar de Pablo Serratosa (Valencia, 1964) es hacerlo de un referente del mundo empresarial valenciano. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia y MBA por el Babson College de Boston (EE UU), una de las escuelas de emprendimiento más reconocidas del mundo, es el de ser máximo responsable del holding familiar Grupo Zriser.
El mismo que fundó junto a sus hermanas Ana y Begoña hace ocho años cuando decidieron emprender una nueva aventura empresarial tras desvincularse de Nefinsa. A finales de 2011, Begoña decidió seguir su propio camino.
"Nuestra salida de Nefinsa fue porque teníamos estrategias diferentes"
"Nuestra salida de Nefinsa fue porque teníamos estrategias diferentes, ni mejores ni peores, que no podían convivir juntas. No sólo queríamos una diversificación de activos en empresas sino mantener una parte en liquidez y adentrarnos también en el sector inmobiliario", explica a Plaza Pablo Serratosa, que no mantiene ningún negocio con sus otros hermanos.
Gestión a largo plazo, compatibilización de la gestión profesional con los valores de esta empresa familiar, trabajo en equipo, transparencia y austeridad —"no racanería", enfatiza— son las fortalezas de este family office valenciano, cuyo equipo debe reunir tres cualidades "y por este orden: capacidad de trabajo, valores e inteligencia. No necesito genios sino gente trabajadora que nos haga ser un jugador relevante en el desarrollo de la Comunitat Valenciana y España".
Para que una empresa lleve el cuño de Zriser debe tener un negocio sólido con capacidad de crecimiento, un posiciona- miento importante en España, proyección internacional y un buen equipo directivo. "Hubo un caso de una gran empresa donde, habiéndonos gastado dinero en las due diligences, vimos que los dos grandes accionistas tenían problemas entre ellos. Independientemente de que fuera una buena empresa, no entramos porque queremos estar alineados desde el primer momento en un plan de acción para el desarrollo de la compañía".
Actualmente, Grupo Zriser cuenta con un amplio equipo con experiencia en diversos sectores; mientras a la hora de invertir lo hace en categoría de activos y no atendiendo a sectores, «buscando el equilibrio a través de la diversificación en inversión empresarial, inversión inmobiliaria y mercados de capitales (liquidez)». La crisis también pasó factura sobre Zriser porque «también tuvimos que despedir a gente en su momento, a nuestro pesar, porque despidiendo a cinco mantenías diez puestos de trabajo y si no te cargarías los quince, pero ahora estamos contratando».
Al hilo de esto, tiene claro que hay que fomentar el empleo más que abaratar el despido, porque «si quieres generar trabajo, lo que tienes que hacer es fomentar la creación de nuevos puestos de trabajo; se tenía que haber tenido en cuenta en la reforma laboral».
En este sentido no le tiembla el pulso al advertir que «si las administraciones públicas tuvieran el handicap de poder entrar en concurso de acreedores su forma de gestión sería diferente». Y va más allá al defender los minijobs como en Alemania. «No creo que sea una cosa precaria para el que empieza a trabajar, pero claro, a los empresarios se tiende a achacarnos todos los males cuando la cosa va mal», afirma.
A su juicio, enfrentar al empresariado con la ciudadanía, que tiene claro que mucha culpa es de los políticos, «es una tontería porque una empresa no funciona sin trabajadores y un trabajador quiere un empleo. Estoy convencido de que un empresario no quiere despedir a nadie por el mero hecho de que le bajen las ventas. No
debe haber confrontación porque empresarios y trabajadores nos necesitamos». La mejora económica es evidente pero también lo es que España siga siendo uno de los países con mayor paro de toda Europa, aunque Serratosa recuerda que «cuando una economía entra en crisis lo último que se incrementa es el paro y cuando sale de la crisis lo que más tarda en crecer es el empleo. Es lo que está sucediendo, por lo que hay que dar más tiempo».
Y mientras, un consejo para los millones de parados: seguir formándose mientras buscan empleo. «Entiendo su problemática pero tienen que tener paciencia y moverse mucho buscando ayudas para la formación». Todo ello, sin caer en el populismo, que «son las cosas que el ciudadano quiere escuchar pero que son imposibles ejecutar, como ha sucedido en Grecia.
Syriza ha engañado al electorado prometiendo cosas que no podía cumplir y encima amenazando con que no iban a pagar lo que deben». Y no le falta razón porque Grecia va a decrecer un 3% este año tras anunciar que crecería entre el 2% y 3%. «Los comentarios populistas son una falta de respeto a la ciudadanía».
«Cualquier Gobierno español, sea del color que sea, está supeditado a la UEM porque es la que te ha dado el dinero»
Tampoco se muerde la lengua al analizar la nueva política de la Economía del Bien Común en la Comunitat Valenciana, que considera de «buenas intenciones» y «maravillosa con una visión a largo plazo», porque algunas medidas son «bienvenidas para todos como transparencia de la Administración Pública, profesionalización y lucha contra la corrupción».
Por el contrario, la renta mínima garantizada no es de su gusto —pese «a estar muy bien»— porque más allá de ver de dónde saldrá el dinero para pagarla «desincentiva el esfuerzo». Entiende que se den ayudas a parados de larga duración —«y además se les forme»—, pero no a otros porque «a lo mejor si tú tienes esa renta mínima garantizada puedes plantearte vivir de ella sin trabajar».
Tampoco le termina de convencer el Acord del Botànic firmado por PSPV, Compromís y Podemos. «Gobierne quien gobierne en Valencia o en la Comunitat tiene el problema del elevado endeudamiento que tenemos y mucha gente piensa que con el cambio de Gobierno se pueden hacer cambios, pero lo que es una realidad es que queda poco margen de maniobra». Serratosa no duda en señalar que «la que verdaderamente manda es la Unión Económica y Monetaria (UEM) porque es la que ha dado dinero, y gracias a Dios que nos lo han dado. Cualquier Gobierno integrado en ella, sea del color que sea, está supeditado, y más teniendo en cuenta el nivel de endeudamiento que tenemos. El Gobierno español está atado de pies y manos y debe cumplir con las exigencias».
El problema de la deuda viene de lejos y en buena parte deriva de «haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Por muy mala que sea Europa exigiéndonos más, nos hemos pasado. Eso no quiere decir que esté de acuerdo con el reparto de fondos a las autonomías. Aquí estamos totalmente infrafinanciados, y como bien dice el refrán, el que no llora, no mama. Los valencianos hemos aguantado mucho y merecemos un trato mejor», concluye.
(Esa entrevista se publicó el número 12 de octubre de la revista Plaza).