VALÈNCIA. El inicio de las huelgas en la EMT de València se acerca y sigue sin consumarse un acuerdo entre la empresa y los sindicatos que pueda frenar los paros anunciados para el próximo miércoles 16 y en adelante. Es más, la comisión paritaria celebrada el pasado martes se saldó con más tirantez si cabe y sin conclusión alguna, después de que los representantes sindicales abandonaran la mesa de negociación.
Eran dos los asuntos a tratar en el encuentro: las prejubilaciones -motivo de la convocatoria de los paros- y las tablas salariales de 2019. Sin embargo, la propuesta que llevó a la negociación la parte de la empresa sobre las jubilaciones parciales no convenció a las organizaciones sindicales, dado que, según apuntan, era muy similar a la que inicialmente se había puesto sobre la mesa y que, a su vez, contenía unas condiciones semblantes que las que habían llevado a los trabajadores a las quejas. "Incluso era peor todavía", censura uno de los representantes.
Sin acuerdo posible sobre este asunto, y ante la negativa de la empresa a hablar sobre las tablas salariales si no se solucionaban las prejubilaciones antes, todos los sindicatos rompieron las negociaciones y se levantaron de la mesa. También CGT, que hasta el momento había mantenido un perfil mucho más bajo contra la dirección en lo referente al conflicto de las prejubilaciones.
Eso ocurría el martes. A la mañana siguiente, el edil de Movilidad y presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, convocó a los medios en una rueda de prensa para hacer balance de los últimos tres años y medio en la empresa municipal de transportes. "Los resultados están ahí", sacaba pecho el concejal en referencia a los "excepcionales" números que arrojaba el servicio de buses de la capital.
Ciertamente, los números no engañan. El Ayuntamiento aportará este ejercicio 10,5 millones de euros más que en 2015 hasta alcanzar la cifra de los 65,5 millones; la deuda se ha reducido un 28%, de los 25,6 millones de euros a 18,5; la plantilla ha crecido desde los 1.555 empleados a los 1.724; los viajeros han aumentado un 9% -crecimiento que se ha ralentizado en 2018-; y el patrimonio neto de la sociedad ha pasado de 16 millones en números rojos a 6 millones netos.
En ese sentido, Grezzi quiso "poner en valor el transporte público", un "servicio de calidad que nos llena de orgullo". Asimismo, el concejal agradeció a la plantilla su trabajo para hacer esto posible. Y por otro lado, preguntado por las huelgas convocadas y las medidas propuestas por la dirección para atajarlas, aseguró que "la plantilla es muy responsable" y que su equipo confía en que no prosperarán los paros anunciados. De hecho, quiso recordar que "no ha habido ningún solo día de huelga" en todo el mandato pese a los "muchos anuncios" que se han hecho, e insistió en que las conversaciones continúan "para mejorar las condiciones de trabajo de la plantilla".
Ni mención a lo ocurrido la mañana anterior. Y estas declaraciones no gustaron nada a los representantes sindicales. "Las declaraciones que ha hecho Grezzi son una provocación más ante el colectivo; se está riendo de los trabajadores", opinaba uno de ellos. "Que no prosperen los paros está en la parte de la empresa; si hace una propuesta en condiciones para las prejubilaciones, podemos hablar", sostenía otro.
Con todo, poco después de la rueda de prensa, la empresa convocó a los sindicatos, de nuevo, a otra comisión paritaria de urgencia que tendrá lugar el próximo viernes, para avanzar en una posible solución que paralizara in extremis los paros anunciados. Estos, que fueron ratificados en asamblea el pasado 17 de diciembre, serían en principio los días 16, 24 y 29 de enero, de 7.00 a 9.00 de la mañana y de 17.00 a 19.00 de la tarde; y los días 4, 12, 20 y 27 de febrero entre las 8.00 y las 10.00 y entre las 16.00 y las 18.00.