BARCELONA. Fue como cualquier otra primera vez, con mucho aprendizaje y emoción. 5.000 personas protagonizaron el primer concierto masivo sin distancia de seguridad desde hace más de un año, un experimento científico en el Palau Sant Jordi de Barcelona al que ha mirado todo el mundo. El evento ha estado promovido por la plataforma Festivals per la cultura segura, que reúne a los festivales catalanes más relevantes para obtener datos objetivos que avalen que los eventos musicales masivos no son “supercontagiadores”.
Aunque pueda sorprender la imagen, esas 5.000 personas que estuvieron de público (además de personal, prensa e invitados) cumplieron a rajatabla un protocolo muy concreto. Por la mañana se hizo un cribado a todo el mundo que fuera a acceder al Palau a través de un test de antígenos que estaba vinculado a su entrada de acceso a través de una aplicación. Sobre el total, solo hubo seis personas que dieron positivo, a los que se les devolvió el dinero de la entrada y no se les permitió acudir. Una vez allí, la gente se dividió en tres zonas diferenciadas con una zona de restauración y unos baños separados de la pista. La distancia de seguridad no era un requisito, la gente podía bailar, saltar y concentrarse en un espacio pequeño, eso sí, siempre con mascarilla y sin poder consumir en pista para que no esta no se baje en ningún momento. Tras el concierto, tienen que hacer vida normal, es decir, seguir cumpliendo las normas sanitarias pero sin necesidad de hacer cuarentena.
La teoría del equipo Fundación Lucha contra el Sida es que, cribando a través de un test de antígenos a todas las personas que sean posible contagiadoras, se crea una burbuja segura y probada que permite esta densidad de público. En los próximos días, entregarán una lista con los asistentes al Servei Català de la Salut y para saber cuántas personas se han contagiado de este grupo de 5.000 y comparándola con el grupo de control, que sería toda la población de 18 a 65 años de Cataluña. Si la incidencia entre los asistentes a este concierto es más baja o igual que la de la población general, se entenderá que el evento no ha sido un foco de contagio importante; si, por el contrario, la incidencia es mucho más alta, el protocolo no se demostraría como seguro.
Esta prueba piloto ha estado precedida por otra similar aunque para 500 personas en un concierto en la Sala Apolo, que arrojó datos esperanzadores. En este caso, se hizo un grupo de control de otras 500 personas y a las 1.000 se les hizo una PCR y un test de antígenos el mismo día del concierto y 10 días después. El resultado fueron dos contagios en el grupo que no accedió a la sala y cero contagios entre aquellos que sí disfrutaron del concierto sin distancia de seguridad. Además, si bien ninguna personas que diera positivo en el test de antígenos accedió al local, sí lo hicieron tres personas con PCR positiva, por lo que -como conclusión- se extrae la hipótesis de que un test de antígenos es suficiente para garantizar que nadie en el público es un potencial contagiador, y por tanto es un espacio seguro.
El concierto de ayer empezó más de media hora tarde porque el protocolo ralentizó la entrada de todas las personas. Sin embargo, conforma entraban a la pista del Palau Sant Jordi, era visible la emoción de los y las asistentes. Brazos en el aire como señal de victoria, o bailes improvisar para celebrar estar ahí. El concierto fue un punto de encuentro para fans de Love of Lesbian, que vivieron con intensidad el primer concierto con esas condiciones desde el inicio de la pandemia, hace ahora casi 13 meses. La banda supo crear ese ambiente de emoción tocando sus grandes éxitos y apelando a la responsabilidad y a la importancia de la velada. De manera aparentemente unánime, el público cumplió a rajatabla el protocolo.
El evento de anoche también sirvió para que promotoras de otras partes de España pudieran acudir a ver el experimento. En este sentido, Turisme CV organizó y encabezó una delegación con una quincena de personas, entre las que se encontraban los principales interlocutores de las asociaciones de música en directo y los promotores de los festivales más importantes de la Comunitat, además de Isaura Navarro, Secretaria Autonómica de Salud Pública. La delegación acudió a ver cómo se aplicaba el protocolo y estuvieron acompañados por la organización para plantear cualquier duda sobre el proceso, todo con el objetivo de crear sinergias a nivel nacional para poder configurar un plan de acción común.