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publica un libro editado con handshake

Luce explora todas las posibilidades de su intervención 'Hasta donde llego yo'

11/12/2019 - 

VALÈNCIA. ¿Hasta dónde puede llegar una intervención sobre un edificio? ¿Hasta dónde puede llegar el discurso y la obra de Luce? ¿Hasta dónde puede llegar un rodillo con pintura? Hasta dónde. Esa es la eterna pregunta que se hace Luce en la que posiblemente haya sido su intervención más grande hasta la fecha. Hasta donde llego yo trata de jugar con un edificio inhabitado (e inhabitable, burocráticamente hablando) situado en medio de la Marjal de El Puig. En él, el artista, tan solo con un martillo y un cincel, hizo tres agujeros, uno en cada planta del edificio. Los huecos eran lo suficientemente grandes como para que cupiera un brazo y lo suficientemente pequeños para que no lo hiciera nada más. Después, asomaba un rodillo con pintura con el brazo y su objetivo era ver cuánto y cómo podía llegar a pintar en el exterior. 

La fachada, en lado contrario, está llena de grafitis; en el lado de la intervención (que mira a la carretera y no al núcleo urbano, que son apartamentos de verano de la playa de El Puig), no hay nada. Luce identifica la cara que quiere enseñar la urbe y actúa en su cruz. Así mismo, en esta ocasión él mismo provoca una posición extraña: actúa en esa cruz pero sin verla, como si alguien de la urbe no supiera que sus acciones tienen consecuencias en las periferias, o como si no quisiese ver hasta dónde llega su acción. El resultado final son dos círculos de un diámetro considerable, cada uno de un color y distribuidos en las tres plantas. La intervención se puede ver -en efecto- desde la carretera, y al subrayar el edificio, suscita una nueva pregunta, que se hacía Luce cuando veraneaba en el apartamento de su abuela años atrás: ¿qué hace un edificio acabado pero no ocupada en mitad de un paraje natural?

La intervención fue capturada en foto y vídeo por David Zarzoso y Fernando Moreno fueron expuesta ya en la muestra T.E.S.T de Villareal, en marzo de este mismo año. Y ahora, igual que el edificio muerto revivido de alguna manera con la obra, Hasta donde llego yo ha encontrado una nueva vida a través de una publicación del colectivo Handshake (ya disponible). "Es una publicación esencialmente experimental, tanto en la forma como en el contenido. La idea era alargar y explorar todas las posibilidades que tenía la obra de Luce en un libro", explica Jaime Sebastián, co-editor del libro. 

El libro consiste en realidad en una serie de módulos independientes ordenados para darle un sentido a la obra en sí. Los módulos no están unidos por nada más que una goma que se ha de soltar poder explorarlos. La portada es un trozo de cartón que en realidad es una reproducción serigrafiada de la obra original, con un agujero en medio. La contraportada, que intenta reproducir también el lugar desde donde se hacía la intervención, el interior del edificio, también tiene un agujero, y el contorno que dibuja este por dentro, también está pintado a mano porque, según cuenta el propio artista, conforme iba sacando y metiendo el rodillo, colateralmente también pintaba el propio agujero.

Entre la portada y la contraportada, se puede encontrar un librito con tres textos de Chema Segovia situando la obra a través de tres fases: Entorno, Contexto e Intervención. En ella, trata de desgranar, no tanto el sentido final de lo que hizo Luce, sino qué es todo aquello que la rodea (físicamente el edificio, pero también cómo el propio hacer natural del influye en la obra) hasta su intervención. "El título de la pieza subraya su sencillez y evoca uno de los ingredientes primordiales de los juegos que practicamos cuando somos niños: poner a prueba nuestras capacidades, ver cuánto de lejos somos capaces de alcanzar por nosotros mismos, medir el grado de autonomía del que disponemos", explica Segovia. Tras los textos, un A3 serigrafía la ubicación exacta del edificio en cuestión, con tal de completar la explicación de dónde se encuentra el edificio, ya que el contexto se transforma, de alguna manera, en el contenido de la obra. Finalmente, otro A2 tiene, por una cara la imagen final de la intervención (la que encabeza este artículo), y por la otra parte, varias fotografías con todo el proceso.

Las posibilidades aún se abrieron más el pasado sábado, cuando para la presentación del libro, Luce y Handshake organizaron una visita guiada al mismo edificio. "Fue un día muy bonito, se acercaron unas 40 personas y pudimos llegar al edificio por el camino difícil, entrar al edificio y hacer la presentación desde la terraza", cuenta el artista con una sonrisa en la cara. La presentación forma parte de esa exploración para conocer hasta dónde llega la obra: ahora ya no solo subrayaba el edificio, sino que consiguió atraer a cuarenta personas de la urbe a ese lugar abandonado, al lado de la carretera. Una visita amable de la policía, tras la llamada de un vecino, fue la responsable de concretar hasta dónde llegaría la presentación. Intervención, exposición, libro y experiencia de presentación: hasta ahí ha llegado por ahora, ahora falta seguir jugando para averiguar cuál es el siguiente paso. 

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