políticos al habla / OPINIÓN

Lucha por el cambio

22/03/2019 - 

A nadie se le escapa la importancia que tienen las movilizaciones sociales para los avances políticos. Sirven como altavoz de necesidades presentes no resueltas; son plataformas decisivas para denunciar políticas ineficaces o, lo que es peor, ausencia de políticas. Las reivindicaciones de los colectivos sociales más diversos son parte siempre de la solución no del problema, que es como muchas veces, desgraciadamente, han sido vistas por la clase política gobernante. Si creemos en el principio representativo, si las personas han de ser colocadas en el centro de la política, la escucha empática y las salidas negociadas se imponen. No hay atajos. Ni excusas. 

Celebro ver a activistas tan jóvenes como Greta Thunberg con tan sólo 16 años, el pasado diciembre de 2018 en la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, erigirse en la voz defensora de la justicia climática y de un planeta vivo. Me gustan las voces claras y contundentes como la suya en medio de la indefinición y del gatopardismo. Calificó como "maduros irresponsables" a los dirigentes políticos, les acusó de ser temerosos al no impulsar por impopulares las políticas medioambientales necesarias. Les señaló como responsables directos del futuro que vivirán las futuras generaciones por transigir ante especuladores. Les anunció que el cambio es irreversible. Y así es, su fuerza ha impulsado el movimiento estudiantil a nivel internacional de casi un centenar de países llamado Fridays for future que todos los viernes moviliza a millones de personas que reclaman medidas contundentes contra la crisis climática. Un movimiento que acompañamos con ilusión quienes sostenemos que son necesarias medidas eficaces en defensa del medio ambiente y trabajar desde ya en ellas, conscientes de que el hoy es incluso tarde

En esta legislatura en Corts Valencianes mi grupo parlamentario Podemos-Podem ha demostrado su compromiso firme impulsando medidas como la Agencia Valenciana contra el Cambio Climático; una más sostenible y democrática ordenación del territorio que no sea pasto de la especulación urbanística o una Ley de Residuos que se ha quedado a las puertas y no ha podido ver la luz por la disolución anticipada de la Cámara. Es un compromiso que exigiremos, porque estamos seguros a la décima –legislatura- va la vencida. Hemos defendido unas leyes acordes con las exigencias de Europa, a la altura de un tiempo, de un futuro que es nuestro.

Me enorgullece la ejemplaridad de las y los pensionistas que, llueva o truene, salen a reclamar lo que es de justicia social. Han sobrevivido como colosos, han sostenido con sus manos a sus descendientes golpeados implacablemente por la crisis económica, mientras la clase política ha mirado hacia otro lado. Se cansaron de esperar, de promesas y han dicho basta. Han tomado las calles para reclamar el blindaje de las pensiones. Nuestros mayores no son un caladero de votos como los miran, son nuestra memoria viva para no olvidar de dónde venimos y todo lo que hemos conseguido gracias a su esfuerzo, a su lucha de tantos años. Salen a decir que el sistema público de pensiones no puede revertirse, privatizarse. Reclaman reformas laborales urgentes que no precaricen a quien trabaja y una fiscalidad progresiva para que paguen más quienes más tienen. Salen a defender una vida con condiciones con una dignidad ante la que sólo cabe quitarse el sombrero y acompañarlos en su caminar.

Me llena de tanta emoción como fuerza ver a millones de mujeres de todas las edades entrelazar sus manos, sus voces, como si fueran una sola que habitase en nosotras -en todas con independencia de nuestras almas diversas- clamando contra las numerosas injusticias que tenemos que soportar por el hecho de ser mujeres, como la violencia machista, la brecha salarial, la precariedad laboral, la atención de los cuidados, los techos de cristal y los suelos de barro.

Algo cambia cuando las distintas generaciones se movilizan conjuntamente. Algo cambia cuando entendemos que somos y nos sentimos parte de un todo. Las movilizaciones intergeneracionales demuestran que el futuro es nuestro, es de los más, es de los que sabemos lo que nos jugamos, es de los que no tenemos miedo a salir a la calle, a decirle a quién gobierna -se llame como se llame-, incluso a los que no nos gobiernan pero nos representan en las instituciones, cómo avanzar, por dónde. Coincido con la joven Thunberg en que el poder real lo tiene la gente y la política no es más que un instrumento a su servicio.

Cantaba Mercedes Sosa aquello de "Cambia lo superficial; Cambia también lo profundo; Cambia el modo de pensar; Cambia todo en este mundo". Me enorgullece ser parte de esta lucha por el cambio que emprendimos en 2015 en la Comunitat Valenciana con una suma decisiva de voluntades botánicas que nos alejó de aquellos que nos querían inmóviles, silentes, arrinconados, palmeros. Este camino verde aún tiene recorrido, merece ser explorado hasta el último rincón. Soy de las tantas voces que ha decidido hacer camino en mi paso por la institución y seguir defendiendo el futuro, como ayer, hoy y siempre, con mil pies en la calle, porque hay luchas por el cambio que requieren transformaciones radicales que no pueden esperar más.


Fabiola Meco es diputada y portavoz adjunta de Podem en Les Corts

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