VALENCIA. Demano y Quirós. Quirós y Demano. El orden de los factores no altera el producto. Las Fallas de 2017, las primeras como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya tienen cartel. O, mejor dicho, carteles, pues sus autores han apostado por generar una colección de cinco piezas en las que recorren a través de los sentidos aspectos tradicionales de la cultura festiva valenciana. Tacto, oído, gusto, olfato y vista o, lo que es lo mismo, plantà, bandas de música, buñuelos, flores y cremà. La campaña ha sido firmada por el ilustrador Luis Demano, que ha realizado piezas para el festival La Cabina o el diario El Mundo, y Joan Quirós, diseñador gráfico especializado en caligrafía y lettering. Horas antes de que se presentara oficialmente la imagen, desvelada hoy en un acto en el MuVIM, Cultur Plaza se ha reunido con sus autores para desgranar un camino corto pero intenso. Así se han gestado las nuevas caras de las Fallas.
-Joan Quirós: Estaba un día en mi casa y recibo un mail de este señor [mira a Demano] proponiéndome presentarnos juntos a la llamada a proyecto de Fallas. Yo solo nunca lo hubiera hecho, pero me apetecía mucho colaborar con él, además es también un reto, es el cartel del año en Valencia. La relevancia y difusión que tiene es grande y también es una buena oportunidad...
-Luis Demano: Para ganar pasta (ríe).
-JQ: ¡Para hacernos ricos!
-En este caso son los carteles del año en plural, porque son cinco, algo que ya introdujo Iban Ramón en 2016.
-LD: Generalmente se conecta la cartelería con la ilustración, pero Ibán, como además de ilustrador es diseñador, lo abordó con esa mentalidad, generando una campaña. Es una brecha que él abrió y que nosotros no podíamos cerrar. Le debemos eso, además de formar parte de una nueva etapa en la cartelería valenciana, porque la ha hecho entender de una manera que no es solo con una pieza. Eso hemos intentado hacer con el proyecto de los cinco sentidos.
-JQ: Por parte del Ayuntamiento no recibimos ninguna pauta a seguir, estaban muy abiertos a nuestras propuestas. Nos dijeron: ya sabéis lo que se hizo el año pasado, la relevancia y comentarios que tuvo.
-Os vendéis a un público muy amplio, ¿habéis tenido presente las distintas sensibilidades?
-LD: Sí, de hecho la manera en la que queríamos abordar el cartel era la de representar a la gente haciendo cosas, la gente como protagonista de la fiesta, más allá de mostrar las cosas típicas de Fallas. Hemos pensado en ellos, creo que se sentirán reflejados en esa imagen.
JQ: No sé si es correcto decir que es algo intermedio, pero sí es cierto que queríamos hacer algo cuidado estéticamente pero tratando temas para con los que la gente que ama las Fallas se viera representada.
-Y entonces llegáis a la idea de los cinco sentidos.
-LD: Es algo sencillo, fácilmente comprensible. Hay que destacar el hecho de que teníamos muy poco tiempo. Lo de los cinco sentidos resultaba algo práctico.
-JQ: Por otro lado, jugamos con un concepto más elaborado. Antes se hacía un cartel, pero con la anterior forma de elegir las imágenes al final se acababan haciendo otros con otra estética para eventos como la Exposició del Ninot. Este proyecto también funciona como una campaña. Los cinco sentidos daban mucho juego. Por ejemplo, comunicar las flores de la Ofrenda con el olfato o el fuego de la Cremà con la vista. Jugamos más a campaña que a un solo cartel porque no se trata solo de anunciar las fiestas como un todo, sino de trasladar sus distintos elementos.
-En esta caso se suma por una parte el trabajo de lettering de Joan y por otro la ilustración de Luis, ¿cómo fue el proceso de ejecución?
-JQ: Una vez teníamos toda la información era cuestión de probar estilos que encajasen con la fiesta, siempre comunicándonos entre los dos. Una cosa tenía que adaptarse a la otra, estuvimos constantemente enviándonos bocetos. En mi caso, la mayor parte de las letras están hechas a mano, la principal con pincel y tinta sobre un papel rugoso que deja intuir lo 'hecho a mano'. Hay dos llamas a los lados que funcionan como icono para otras aplicaciones, es una textura muy orgánica. Me gusta enlazar lo hecho a mano con la artesanía, que no deja de ser la base de las Fallas. Además, hay detalles de la ilustración que también están hechos con caligrafía, como en el cartel del oído, en el que los instrumentos están hechos con pincel. No solo he creado letras, también ciertos elementos ilustrativos con herramientas caligráficas.
-LD: Al final todo empieza con un primer boceto, donde planteo una escena sencilla con los elementos más básicos, para luego darle forma digitalmente. En ese momento añado más elementos, esos 'regalos' que le van dando la atmósfera de realidad que quería conseguir, detalles como el perro ladrando en la plantà, los faroles representativos de la ciudad o el mosaico de Nolla en la Bunyoleria. Esta conversación la tuvimos con Ibán [Ramón], que era en principio muy enemigo de generar un cartel con muchos detalles porque decía que visualmente no funcionaba tan bien como algo sintético, pero al final quisimos lanzar esta prueba: hacer todo lo contrario, un mosaico en el que la gente se tenga que fijar y se pueda regocijar en los detalles, que los vaya reconociendo poco a poco. Eso es lo que realmente quería conseguir, que se viera reflejada la ciudad.
- Cuando Ibán Ramón presentó su campaña se habló mucho de la proyección internacional, relacionada con la candidatura a Patrimonio de la Humanidad. Eso fue el año pasado. En este sentido, el de 2017 es un cartel más local, ¿hay una intención diferente?
-JD: Sí, totalmente.
-JQ: Sacando al principio conceptos, personalmente hice recopilación y me di cuenta de que teníamos muchas cosas en Valencia y en las Fallas, como la música, bandas formadas por gente que tiene su trabajo pero siguen con esa tradición. Tenemos que estar orgullosos de la cultura que tenemos aquí.
-LD: Podríamos haber hecho diez carteles más.
-JQ: Además, nosotros mismos hemos aprendido mucho. Ni Luis ni yo hemos sido falleros, vivimos la fiesta como ciudadanos. Al final descubres cosas que te abren los ojos. Por ejemplo, la plantà al tombe, que es algo maravilloso y que no todo el mundo conoce.
- No sois un perfil clásico vinculado a las fiestas, puede parecer que sois un puente, ¿compartís esta idea?
-LD: Sí, vengo de un entorno en el que se han visto las Fallas como algo kitsch, hay cierto aire de superioridad cultural. Estamos colonizados por la cultura anglosajona y esto se ve como algo folclórico o –una palabra que odio- pintoresco. Quería derribar esa visión de nuestra cultura popular y visual, que me parece impresionante.
-JQ: Si no lo hacemos nosotros no lo va a hacer nadie. Nosotros somos comunicadores, yo lo hago con letras y Luis con ilustración, y como tal después del briefing tenemos que investigar. El año pasado me abrió los ojos enseñarle la fiesta a un amigo inglés y el tío flipaba. Tenemos todo esto aquí y no somos conscientes. Me pongo en su pellejo, el de alguien que ve por primera vez esta explosión de color, los monumentos...
-Se trata entonces de recuperar la autoestima.
-JQ: Ya lo dije en el VLANC: Valencia es autodestructiva. Se ha ido comiendo a ella misma y se han perdido muchas cosas por no querernos a nosotros mismos y mirar solo hacía afuera. Tenemos que potenciar y cuidar más lo nuestro. También el concepto original de las Fallas, que era meter caña al jefe cabrón que no pagaba (ríe).
-LD: Esa es una de las cosas que echo en falta en los carteles, ese componente más satírico que nos falta por exprimir.
- ¿Es ese componente crítico la última barrera por cruzar?
-LD: Cuando introduces la sátira en un elemento visual siempre sale alguien perjudicado. En este caso la institución, cosa que comprendo pero no comparto, se quiere salvaguardar ante eso.
-JQ: La sátira de hoy en un poco tontuna, se pone al político de turno en una situación embarazosa y, el que no, pone figuras de Disney. Se ha ido perdiendo…
-LD: También vivimos en un época en la que nos hemos vuelto muy conservadores.
- En vuestra visita al Museo Faller también os topasteis con joyas de la cartelería, ¿en la confección de la campaña, habéis tenido presente la idea de generar una imagen que perdure en el tiempo?
-JQ: Cuando fuimos al museo buscábamos carteles de los años 30 y 40 porque sabíamos lo que había. Estudié diseño gráfico y siempre he sido fan de Josep Renau, como cartelista es impresionante. Hay mucho y muy buenos. Al final, lo que queremos es recuperar la calidad de esos años y trasladarla al día de hoy.
-LD: No es que durante una época hubieran malos cartelistas, esa no es la clave. Hubo un tiempo en el que se encargó a profesionales y otro a aficionados.