VALÈNCIA.-Muy pocos saben que Manuel Espinar (Lausana, 1965) se ha criado detrás de la barra. De familia hostelera, dejó a un lado sus estudios en Diseño Industrial para ponerse al frente de los negocios de su padre. Más tarde, en una reunión de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), levantó la mano y desde entonces han pasado veinte años y tres mandatos como presidente. Tiempo en el que ha representado a 1.200 empresas del sector, clave para el turismo en la autonomía. Con Espinar hablamos de terrazas, licencias, el papel de la Administración o las negociaciones del convenio colectivo, aún atascadas.
— ¿La FEHV ha conseguido que los hosteleros valencianos se sientan representados?
— Sí, y además con contundencia. La Federación aglutina a todos los subsectores de la hostelería (bares, restaurantes, discotecas, banquetes…), algo que a veces complica las negociaciones. Nuestra labor es anticiparnos a cualquier peligro, velando por los intereses de los hosteleros frente a la Administración, los sindicatos, los mercados… Somos tan transversales que trabajamos casi con todas las consellerias y, por eso, tampoco entendemos que ciertos políticos nos demonicen.
— ¿Cree que los demonizan?
— Creo que hay políticos a los que no les caemos muy bien, no sabemos por qué, puesto que somos el sector más tractor y generador de empleo de València. Un 20% de turistas vienen atraídos por la gastronomía. Pero a nivel de gestión local, el Ayuntamiento no ha sabido llevar el tema de los spas, de las terrazas, de los horarios… Hace falta gente muy preparada para liderar estos temas.
* Lea el artículo completo en el número de 59 de la revista Plaza