VALÈNCIA. De modales tranquilos y hablar pausado, el profesor Manuel Villoria sonríe con una sonrisa lacónica mientras sus profundos ojos verdes reflejan la inmensa preocupación que da el conocimiento y la incertidumbre de lo que su intuición le avecina. 'Combatir la corrupción' es el último libro para librar esta batalla del profesor Manuel Villoria. Pero su visita a Valéncia obedece a un compromiso personal: ofrecer una clase magistral al grupo de investigación y lucha con la corrupción que la Agencia Valenciana Antifraude tiene junto a les Corts Valencianes, una reunión entre especialistas convencidos de que hay que hacer algo para cambiar la forma de pensar de la gente y la forma de actuar de los políticos.
-La corrupción parece que está de moda…
-Bueno, lleva así desde la época de Hammurabi. Lo que pasa es que en España ha habido una preocupación alta desde hace un tiempo, mayor que la que ha habido tradicionalmente.
-¿Puede ser que los valores de la gente hayan cambiando y que no seamos tan permisivos como hace unos años?
-Las encuestas dicen eso, las del Eurobarómetro que he presentado hoy y que dicen que España, junto con Finlandia y Portugal, son los tres países con más rechazo a la corrupción, donde el índice a la tolerancia es más bajo. Y esto tiene que ver con que en España, por ejemplo, se ha conectado corrupción con crisis económica, con sufrimiento y con dolor. Y la gente ha rechazado la corrupción porque la ha vinculado a la crisis económica, la crisis de valores, la crisis política…
-Pero eso a mí no me vale. Cuando hay “café para todos”, cuando hay para repartir, es cuando se producen los delitos de corrupción y todos callan. Antes de 2008, escuché una entrevista en la radio en la que preguntaban a la gente si les parecía bien que el alcalde colocara a su hijo en el ayuntamiento. Y contestaban: “Mira, que haga lo que quiera si a mí me coloca también”. Cuando procesaron por los trajes al ex presidente Camps, un taxista me dijo durante una carrera: “Total, por dos trajes”. Ese “total por dos trajes”, ¿ha acabado porque nos ha tocado el bolsillo o es porque de verdad se han recuperado los valores y la ética? ¿Estamos inmersos en una corrupción cultural?
-Lo que dices es cierto. De 1999 a 2009, la corrupción no aparece en los valores del CIS como problema, tan sólo un 0,95 % de los españoles ven la corrupción como un problema. Pero comienza a serlo y la gente empieza a preocuparse, cuando llega la crisis, porque va conectado a la pérdida de empleo y a los recortes. La gente relaciona recortes con corrupción y con políticos. Y se produce esa amalgama que lleva a que la ciudadanía española esté muy preocupada por la corrupción y donde más corrupción la gente cree que hay. Pero cuando no estaban tan preocupados, desde 2006 y 2008 la gente ya era consciente porque estaba en los medios y era constante.