VALÈNCIA. Hay cinco lugares de la Comunitat Valenciana donde no se ha visto a un recién nacido al menos desde que comenzara este siglo. Algunos están separados por varios cientos de kilómetros, pero todos tienen varias características en común: son municipios de interior, con menos de 120 habitantes y ubicados en comarcas marcadas en rojo por su riesgo a la despoblación. No es de extrañar, dado que el Comité Económico y Social de la Comunitat Valenciana (CES-CV) reconoce en su última memoria que la disminución de la natalidad es una de las razones que explican el deterioro demográfico en las áreas más rurales.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), dos de estas localidades sin nacimientos en al menos dos décadas son Villalmur y Famorca, en la comarca alicantina del Comtat. La segunda es de hecho el punto más al sur de la recién inaugurada Ruta 99, un proyecto turístico que pretende dar visibilidad a los pueblos de la Comunitat de menos de 100 habitantes. “La ruta hará visible que los pueblos del interior no están vacíos sino llenos de vida, de valores y de oportunidades”, afirmaba en su inauguración el president de la Generalitat, Ximo Puig.
Ambas localidades alicantinas se sitúan de este modo entre las menos pobladas de toda la provincia, como ocurre también en el caso de los tres municipios de Castellón donde tampoco se ha instalado un recién nacido desde que terminara el pasado siglo. Son Castell de Cabres, en el Baix Maestrat, y Villalmur y Torralba del Pinar en el Alto Mijares, la comarca con más pueblos presentes en la Ruta 99 y una de las más afectadas por el bajo nivel de natalidad. Así lo señala también el Portal Estadístic de la Generalitat Valenciana (PEGV), que indica que en apenas una década, en 2033, más de un cuarto de la población de la provincia de Castellón será mayor de 65 años, una realidad que impactará con especial incidencia en el Alto Mijares.
Aunque las anteriores son con diferencia las localidades donde más crítica es la situación respecto a la natalidad, hay un buen puñado de casos a lo largo de toda la Comunitat Valenciana igualmente llamativos. En más de setenta municipios, un 13 % del total, los nacidos en este siglo son menos de uno al año, mientras que uno de cada tres no supera el centenar en dos décadas. Este contexto es de nuevo reseñable en el Alto Mijares, donde solo una demarcación, Villalonga, supera estas cifras, y también en el Comtat, ya que salvo Muro de Alcoy y Cocentaina todos sus municipios presentan una natalidad excepcionalmente baja. Otras zonas igualmente afectadas son el Alto Palancia o Els Ports.
El escaso número de recién nacidos provoca, asimismo, que el saldo entre nacimientos y defunciones se sitúe en la mayoría de los casos en negativo tras más de veinte años de siglo XXI. Ocurre de esta manera en todas las localidades que han registrado menos de cien alumbramientos desde 2001, a excepción tan solo de Benissoda y Guadasséquies (la Vall d’Albaida), Cerdà (La Costera) y Palanques (Els Ports). En términos generales, el crecimiento vegetativo de la Comunitat Valenciana en este siglo está en positivo, aunque solo debido al gran número de nacimientos de lugares como Alicante, Castelló de la Plana, Paterna, Torrent o Elche, que encabeza la clasificación en este apartado con 15.795 nacimientos más que fallecimientos en los últimos veinte años.
Pese al balance positivo de las localidades anteriores, solo un 30 % de los municipios valencianos está en esta situación. El resto, siete de cada diez, presentan un saldo negativo en el siglo XXI, una realidad que se normaliza conforme más se aleja su ubicación de la costa. En comarcas como el Rincón de Ademuz, que el CES-CV señala como una de las comarcas más afectadas por la despoblación y la escasa natalidad, todas las demarcaciones obtienen más defunciones que alumbramientos desde 2001. También son de interior las ciudades que obtienen el balance vegetativo negativo más llamativo, como Alcoy, que ha registrado 1.642 muertes más que nacimientos en este siglo, además de otras como Utiel (-805) y Rojales (-889).
En el caso de la capital de l’Alcoià, la baja natalidad es uno de los factores que podría explicar su descenso también en cuanto a número de habitantes, una realidad que también podría estar unida a la crisis económica. De hecho, en esta localidad la población creció hasta situarse en 61.552 personas en 2009, pero desde entonces ha retrocedido hasta los 59.128 habitantes. También se aprecia así en el conjunto de la Comunitat Valenciana, que recuperó en 2019 la cota de los 5 millones de habitantes tras perderla en 2012, hace ahora una década.
En términos generales, por lo tanto, se advierte que todavía el 70 % de las localidades situadas en territorio valenciano ha perdido población en la última década, aunque la tendencia se haya revertido recientemente en algunos casos a pesar de la covid-19. Entre las demarcaciones más despobladas destacan casos como el de Herbers, en la comarca de Els Ports, que en dos décadas ha perdido la mitad de su escasa población y cuenta con solo cuatro nacimientos en este siglo. En el lado opuesto, municipios del Camp del Túria como Olocau y Bétera están entre los que más han crecido en población desde hace diez años.
La localidad de Herbers está incluida también en el proyecto de la Ruta 99, que desde la Generalitat Valenciana apuntan que crecerá en una segunda fase con la incorporación de más pueblos con menos de cien habitantes. Una ampliación para la que ya es posible encontrar municipios candidatos, como la Serratella (la Plana Alta) o Toga (Alto Mijares) han reducido su población por debajo del centenar de personas desde que el Consell comenzara a preparar la ruta.