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'intacta maría', en el museu de belles arts

Marketing, feminismo, sexo y política: así se gestionó la gran polémica de la Virgen María

30/11/2017 - 

VALÈNCIA. “Hubo una lucha brutal. La documentación habla de verdaderas peleas callejeras, gente amenazándose de muerte, quemando imágenes en la calle, asaltando conventos [...] Esa violencia era real”. Si les digo que esto responde a la polémica que dividió a aquellos que afirmaban que los padres de la Virgen habían concebido a María libre del pecado original heredado de Adán y a los que decían que era imperfecta como el resto de humanos les sonará a chino. Normal. Sin embargo, hay que reflexionar sobre los hechos con la mirada del siglo XVII y no del XXI, algo que repitió en más de una ocasión Pablo González Tornel, comisario de la exposición Intacta María. Política y religiosidad en la España barroca, que se presentó ayer en el Museu de Belles Arts de València, una muestra que supone la “principal propuesta expositiva para 2017” del museo, tal y como indicó su director, José Ignacio Casar Pinazo.

“Esta exposición no va de devoción ni de reunir cromos de la Inmaculada, que en España hay unos pocos”, incidió el comisario, quien expresó que en la confección de la muestra ha habido un esfuerzo explícito por “desvestir [a la Virgen] de ese halo” para acabar con una propuesta que busca contar un momento histórico que causó algo más que revuelo. “En el siglo XVII la religiosidad era todo. Hacer una exposición sobre religiosidad en cualquier momento anterior al mundo contemporáneo no es estudiar temas devocionales, sino estudiar Historia, política y sociedad”. Justificada la exposición, fue “esa señora a la que conocemos como Inmaculada Concepción” quien cobró una relevancia sin precedentes. Esta es una creencia que mantiene que María es el más perfecto de todos los seres humanos porque es la única que, a diferencia de los demás, no fue tocada por el pecado original que se heredó de Adán. Es decir, que fue concebida sin sexo mediante. En un momento en el que la Santa Sede ni confirmaba ni desmentía esto, la duda dividió a la sociedad.

Dos bandos se generaron en Europa: aquellos que pensaban que María es inmaculada siempre y aquellos que no. "La religión que se había heredado en el siglo XVII era una religión fundamentalmente homocéntrica. Es decir, Cristo era el salvador único, una religión puramente masculina y, de repente, aparece un grupo cada vez más amplio que defiende que de eso nada, que la mujer es un elemento central en la religión católica y que jamás ningún hombre alcanzó el nivel de perfección que alcanzó la mujer por excelencia que es María", explicó el comisario de la muestra. Efectivamente, el hecho de que se estuviera defendiendo que la perfección tenía forma de ella y no de él fue una batalla a librar en una sociedad patriarcal, una controversia en la que no fueron pocas las mujeres del ámbito religioso que tomaron partido.

Frente a unos dominicos que “se negaban por sistema a innovar absolutamente en nada” –y que controlaban el tribunal de la Inquisición-, fueron muchas las voces que se sumaron al mayoritario apoyo a la idea de que los padres de la Virgen la habían concebido libre de pecado, algunas de ellas de poderosas mujeres. Fueron Santa Brígida o sor Isabel de Villena las primeras en defender por escrito “el carácter especial y, entre comillas, mejor de María con respecto a cualquier otra persona que aparezca en los textos bíblicos”, una lista a la que en el siglo XVII se le suman otros nombres como el de María Jesús de Ágreda. “En época precontemporánea no hay demasiadas mujeres a las que se les permitía escribir. Estas mujeres son muy beligerantes, consiguen tener mucho poder y tienen las ideas muy claras: hay que poner a las mujeres en el centro de la religión católica”.

La Inmaculada, Trending Topic

La Santa Sede, ya con Pío IX a la cabeza, no estableció como dogma la Inmaculada Concepción de María, que era el más perfecto de los seres humanos, hasta 1854, “que es prácticamente hace cinco minutos”. Sin embargo, a finales del XVII en España se había pasado de los “tumultos callejeros, las batallas, la quema de imágenes o frailes escupiéndose por las calles” a una España en la que los defensores de la perfección de María había ganado la batalla. Pero, ¿cómo? En un contexto de tensión máxima, en que se repartían “leches como panes”, se generó una campaña de comunicación pura y dura para ganarse al público potencial y convertir la Inmaculada Concepción en una causa común, una victoria que suponía también la unión de los distintos reinos, pues no estaba vinculada a un punto geográfico concreto. “No era de nadie, era de todos”, indicó Pablo González Tornel.

“Durante el XVII se orquestó la que podemos considerar la primera campaña de marketing yo creo que de la historia de la publicidad. Unos señores muy sesudos se pusieron manos a la obra y decidieron que si querían ganar la batalla tenían que utilizar los medios de comunicación masiva. Hoy hubiera sido Twitter y Facebook, en el siglo XVII eran las artes visuales, la imprenta y las fiestas”. De esta forma el volumen de publicaciones vinculadas a esta causa creció alcanzando más de la mitad de las realizadas en España en ese periodo o, incluso, dos de cada tres de los volúmenes editados en Sevilla. Habían conseguido que fuera Trending Topic. Con el apoyo de la monarquía hispánica, el debate se había convertido en asunto de Estado, presión por la que se acabaría obteniendo de los papas Pablo V, Gregorio XV y Alejandro VII la expedición de una serie de decretos favorables en 1617, 1622 y 1661.

“Es la primera vez que una exposición aborda de manera científica el complejo proceso de creación visual en el siglo XVII de una doctrina religiosa tan complicada y construye un interesante relato que nos muestra como esta historia comienza en Sevilla, se traslada a Madrid y finaliza en València, ya que es nuestra ciudad la que recibió al embajador real, el valenciano Luis Crespí de Borja, portador de la constitución papal de 1661 que sancionaba la pureza original de María”, recalcó el director del museo. La exposición se inaugura hoy en el Museu de Belles Arts de València, donde se podrá ver hasta el 8 de abril de 2018. 

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