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el muro / OPINIÓN

¡Más madera!

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha lanzado una nueva chirigota que no genera risa alguna. La sugerencia para España es otra vuelta de tuerca al sistema fiscal y laboral. Nos considera bastante vagos y vividores. Pero somos, afortunadamente, únicos e irrepetibles.

12/02/2017 - 

Los “consejos” del Fondo Monetario Internacional (FIM) son un ejemplo surrealista. La sociedad mundial ha de estar rendida o de rodillas ante los más listos y poderosos mientras ellos/as se divierten o justifican su utilidad a base de sugerencias desproporcionadas y literatura repleta de formalismos.

Como ciudadano al día de sus impuestos, vigilado continuamente, preguntó de qué sirve realmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) al margen de sus funciones estatutarias y al que desde hace mucho tiempo no sigo ni de lejos, aunque se cruce en mi camino para generar mal rollo.

Cada vez que habla ese lobby capitalista regido en los últimos años por personajes de tanto “prestigio” como Rodrigo Rato, Strauss-Kahn y ahora Christine Lagarde con currículos gore y sueldos millonarios, me sube la tensión.

Dictan informes, sientan cátedra y después se van a comer a restaurantes de lujo mientras exprimen un poco más las economías deprimidas y necesitadas de un verdadero apoyo mundial. Ellos son así. Listos sin más. Terroríficos en cuanto a escrúpulos. Estupendos respecto a formas. Verbo fácil.

Para el FMI la sociedad española es un desastre, una tropa de inútiles y vividores. Ellos, en cambio, son elite intelectual y económica. Por eso nos dan lecciones.

Más que criticado por la posición dominante de los países ricos, ya que sólo atiende al capitalismo frente a los más débiles e intenta imponer criterios a cambio de préstamos condicionados al cumplimiento de sus normas, el organismo quiere chupar más sangre.

Hace unos días la institución daba  un nuevo toque de atención a la economía española con una lista de “sugerencias”. Como siempre, el FMI desvía sus puntualizaciones ya que no realiza trabajo a pie de campo. Especula con dogmas de fe desde la distancia, aunque sea una escopeta de feria. Sin embargo, sus advertencias son un freno de posibles inversores hacia los países a los que apunta, lo verdaderamente preocupante, ya que ralentiza futuribles inversiones y desvía intenciones.

Así que, en esta ocasión, le ha dicho al Gobierno de Mariano Rajoy y la ministra Fátima Báñez, de la que continúo desconociendo su aportación a la auténtica lucha contra el desempleo -salvo estadísticas ficticias- lo de siempre; esto es, hay que abaratar despidos, bendecir empleo precario, forzar la productividad que no es más que trabajo, trabajo y trabajo a destajo, pésimas condiciones, explotación y ridícula nómina que sólo sirve para pagar facturas indispensables en el día a día o satisfacer impuestos a los que esos mismos créditos que ofrece han conducido agónicamente.  

Su propuesta, cómo no, pasa también por endurecer todavía más el IVA -la hostelería ya ha advertido que como se toque el negocio cae un 30%, y en este país supone casi el 8% del PIB- o por poner un inspector, por ser elegante, detrás de cada desempleado ya que somos un país desastre. En sus propios términos: “reforzar la verificación de la búsqueda activa de empleo y la participación en programas" que den derecho a la prestación, además de moderación salarial, copago sanitario y en educación, supresión de la deducción por vivienda, impuestos especiales y medioambientales, apretar más a los jóvenes porque según estiman no buscan empleo ni tienen ganas de hacerlo. Que se lo pregunten a ellos, o que se vengan una tarde a cualquier unidad familiar de clase media para que conozca cómo universitarios con varios idiomas y otras tantas carreras en su currículum sólo sirven para trabajar de azafatas/os de eventos y desnudar las ventajas del kiwi en cualquier mercado municipal a treinta euros la jornada laboral, impuestos no incluidos. Terror para los que vienen detrás si alguien atiende el órdago.

Lagarde, imputada por su participación en el Caso Tapie cuando era ministra de Economía de Sarkozy  por un asuntillo de 400 millones de euros y considerada culpable por “negligencia” en la desviación de dinero público, nos da de nuevo lecciones de humildad. Ella, cuyo sueldo es de más de 350.000 euros, con la salvedad de que no tiene necesidad de declarar a la Hacienda de ningún país. Sus emolumentos incluyen, además, un fondo de 65.000 euros para gastos personales. No ha acabado el asunto. Aún disfrutará eternamente de una pensión en torno al 60% del sueldo cobrado en función del tiempo que figure en el cargo. Por eso están pegados a la silla con Loctite. Ni con salfumán se despegan.

Algo así como saber que Rodrigo Rato, nuestro ejemplar e insigne exministro de Economía, también desvergonzado en sus actuaciones y gestiones personales y políticas mientras engañaba a los españoles con praxis de barrote carcelario, hoy sigue supuestamente cobrando al año en torno a 60.000 euros netos por sus tres años de parranda internacional y tomadura de pelo judicial. Y no pasa nada. Para algo tenía tarjeta black, arruinó Bankia con su  filibusterismo y compadreo bananero y ahora le recuerdan que presuntamente evadió al fisco 6,8 millones de euros.

La realidad es que las pensiones han subido un euro, por dar una cifra, y ellos aconsejan una subidita del IVA y otra vuelta de tuerca a parados y familias que no alcanzan a pagar la luz porque sus familias están en paro y han de recurrir a los ahorros de familiares lejanos para subsistir. Como si les gustara vivir así.

Estos del FMI sólo nos ven como esclavos. Pero ellos salen estupendos en sus declaraciones institucionales y utilizan papel couché para sus informes. Ofrecen ideas de yuppis, pero no aportan soluciones reales. Es, afortunadamente, supuesta literatura económica para los países que aún pueden considerar sus ideas simple chirigota, pero no teoría económica ya que funcionan como un simple lobby que presta dinero.

Los últimos datos apuntan a que después de la campaña navideña el registro del paro en este país ha subido en 57.257 personas respecto a diciembre. Así que el número total de desempleados inscritos en las oficinas públicas es de 3,7 millones. La cifra total de afiliados es de 17,7 millones. ¡Y nos cuentan que hemos salido de la crisis!

Por suerte, mientras continuamos dormidos o sumidos a la imposición laboral y política, estos que la ONU protege recuerdan a nivel local al Consell Valencià de Cultura (CVC), el organismo estatutario que se dedica a elaborar informes que casi nadie atiende, aunque sus miembros nunca se olviden de cobrar las dietas correspondientes por incomodar la moral social y política. Es lo que nos salva. Papel mojado.

Aún así, yo de ellos y de nosotros estaría algo asustado. La sede del FMI está en Washington y después de ver cómo se está poniendo de cachondo Donald Trump igual le da por cerrarles el chiringuito y mandarlos a trabajar, si es que aún recuerdan el sentido etimológico del verbo, o les da barra libre para que sus dictámenes sean concluyentes y de estricto cumplimiento. Y eso da mucho miedo porque nuestro Gobierno es capaz de plegarse ante lo que haga falta para volver a estar presente en un orden mundial del que ha sido desplazado.

Ya ven, Trump le dio a Rajoy quince minutos telefónicos. Y eso que tenemos bases militares y nos sentimos firmemente aliados, que si no.

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