MADRID (EP). Abengoa Bioenergy, filial de Abengoa, se ha acogido a la protección del Capítulo 11 de las leyes que regulan la bancarrota en Estados Unidos, en el marco de las deudas con sus acreedores.
La empresa, que opera una planta de etanol en Madison, presentó la solicitud en el tribunal de quiebras de Missouri, declarando que tenía activos y pasivos por una cuantía de entre 1.000 millones de dólares (908 millones de euros) y 10.000 millones de dólares (9.082 millones de euros), según informa el medio local 'Belleville News-Democrat'.
A mediados de este mes de febrero, la compañía ya había comparecido ante un tribunal local de Nebraska tras la solicitud de concurso por un grupo de agricultores acreedores, que reclaman a la empresa la cantidad de 4,7 millones de dólares (4,15 millones de euros).
La audiencia se produjo ante la sala de bancarrotas del tribunal, que estudió la petición de los acreedores de que la sociedad se acoja de forma involuntaria al Capítulo 7 de la Ley de Quiebras del país.
Esta petición de bancarrota fue presentada por las sociedades Gavilon Grain, la cooperativa de granjeros Farmers Cooperative Association y The Andersons, con sede en Ohio.
Abengoa, en preconcurso de acreedores desde el pasado mes de noviembre, negocia actualmente con sus acreedores un plan de viabilidad que le permita evitar el concurso antes de la fecha límite del 28 de marzo.
La pasada semana, el grupo de ingeniería y energías renovables presentó un plan de viabilidad industrial que estimaba que una nueva Nueva Abengoa operativa tendría un valor neto estimado de unos 5.395 millones de euros, aproximadamente siete veces más que si la empresa es finalmente liquidada.
Además, en su plan de viabilidad, la compañía cifra unas necesidades de liquidez de 826 millones de euros para este año y de 304 millones de euros para 2017. Asimismo, estima otras necesidades de 'garantías técnicas' para poder iniciar pedidos por unos 525 millones de euros.
La 'hoja de ruta' de la compañía, elaborada junto a Alvarez & Marsal, se basa en completar la mayor parte de proyectos de la cartera existente, centrándose en maximizar el valor y reducir al mínimos las necesidades de efectivo; así como en las actividades de ingeniería y construcción para terceros (proyectos en mano), entre otras medidas de eficiencia.