vals para hormigas / OPINIÓN

Medicina en la UA: una película de John Ford

15/01/2025 - 

El guantazo que reparte John Ford entre los espectadores de El hombre que mató a Liberty Valance es uno de los más elegantes y, a la vez, contundentes del cine. Al final, por mucho que conozcas la trama, por más veces que la hayas visto, te sientas en el tren junto al personaje que interpreta James Stewart y todo el peso de la historia cae sobre ti como un directo de Mike Tyson. Es ese preciso instante en el que sabes que nada de lo que ha sucedido sirve para que alguien salga ganando. Todos pierden. Al guion, de James Warber Bellah y Willis Goldbeck, basado en un relato de la escritora Dorothy M. Johnson, no le hacen falta grandes piruetas para dejarte el corazón como un estropajo. La historia avanza y todo desemboca con fluidez en un último plano en el que no hacen falta explicaciones. Es la materia de la que están hechas las obras maestras. En el otro lado del universo de los relatos está la política, en el que todos ganan, salvo que la debacle no se pueda esconder bajo la alfombra de un discurso tramposo. Y algo parecido sucedió el otro día en la reunión mantenida entre la Generalitat y los rectores de las dos universidades públicas de Alicante.

Comencemos por lo fácil. El rector de la Miguel Hernández (UMH), Juan José Ruiz, salió de la contienda con abundantes moratones, cortes en la ceja y varias caídas a la lona. Él lo empezó todo. Pretendió seguir con la exclusividad de los estudios de Medicina en la provincia en cuanto el campus de enfrente presentó candidatura a impartir, 25 años después, un grado de Medicina. Los tribunales le propinaron continuos varapalos, pero siguió sin arrojar la toalla como Rocky. Recibe una paliza considerable pero ha llegado al último asalto. No le ha servido de nada, pero al menos ha rascado la promesa de que el Consell, su principal valedor, aceptará que incorpore a su cartera de títulos el de Enfermería. Pírrico botín que le valió para salir sonriente de la reunión, a pesar de que su oponente podrá formar médicos y podrá realizar las prácticas en cualquier hospital, que es lo que trató de evitar a toda costa.

Sigamos. Mazón, que ya venía noqueado de casa, según reconoció, se presentó como si fuera el promotor de boxeo Don King, el organizador de las peleas más famosas de Muhammad Ali o Tyson. A su lado, sujetándole el albornoz, estaban el conseller de Educación, José Antonio Rovira, y el de Sanidad, Marciano Gómez. Todavía no hay indicios de lo que pudo arrastrar al jefe de Consell a pie de ring. Pero su condición de político le valió para proclamarse vencedor el pasado lunes. Al final, no hizo más que someterse a todo lo que le obligaba la sentencia del TSJ que validaba el grado de Medicina en la Universidad de Alicante (UA) y a la petición de su rectora, Amparo Navarro, de cederle los espacios para prácticas que la UMH quería acaparar en los hospitales públicos. Al parecer, legislar con sentido común y para todos debe considerarse un éxito político y no la mínima exigencia que conceden los votos otorgados. Y los no otorgados. Nadie creyó en su victoria. Quizá porque no conoce la nobleza del boxeador que abraza al campeón. Quizá porque no ha entendido, suponiendo que la haya visto, el final de Liberty Valance.

Queda lo más complicado. Navarro fue la gran vencedora de la velada, a pesar de que nadie se acordó de levantarle el brazo. También fue la que mantuvo el gesto más serio. No parece que lo tuviera planeado, pero su victoria fue como la de Ali contra Foreman. Dejarse pegar, aguantar en las cuerdas todo lo posible y soltar el brazo en los últimos rounds, con el rival agotado. Los árbitros, o magistrados del TSJ, que es lo mismo, le dieron la victoria. Consolidó la carrera de Medicina para sus alumnos, arrancó la promesa de las prácticas, bebió de la fuente de la que manaba un nuevo título conjunto, el de Neurociencias e Inteligencia Artificial, y siguió sin dar pábulo a la ocurrencia del campus interuniversitario que Mazón pretendía imponer. Pero, y esto es lo más importante aunque sea el típico detalle del que solo te das cuenta en la soledad del vestuario una vez que ha acabado el combate, sobre todo, consolidó la autonomía universitaria. La independencia que los campus mantienen frente a fenómenos e injerencias externos. Esa separación de poderes que se desvaneció cuando Zaplana puso en pie la UMH. Con lo que puede que sí. Quizá esto no sea como la película de Ford. Quizá ganamos todos.

@Faroimpostor