Días de tribulación y cobardía nos acechan, más tristes aún con la crisis pandémica a la que estamos sometido
Los clásicos nos repiten que “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, parece ser que uno de los primeros fue George Santayana, y por eso en la historia vemos repetirse mucho patrones similares, pues la memoria de los pueblos es más bien corta, y les voy a hablar de algunos tristes, y en ocasiones nauseabundos, episodios al respecto.
Además precisamente nos encontramos en un mes, como es julio, en el que hay fechas de aniversarios de matanzas, alzamientos, golpes, paredones y paseíllos, batallas y guerras, tanto en España, por ejemplo hace 808 años de la batalla de las Navas de Tolosa, y 84 años del inicio de la guerra Civil, como en el mundo, por ejemplo el asalto a la prisión de las Tullerias inicio simbólico de la revolución francesa, la revolución egipcia de 1952 de Muhammad Naguib y Gamal Abdel Nasser, el asalto al Cuartel de Moncada en la revolución cubana, o el triunfo de la revolución Sandinista sobre Anastasio Somoza.
Durante centurias, y por eso hoy en día se sigue repitiendo eso de nunca más, se han producido holocaustos de millones de europeos, muertos por culpa de los nacionalistas y separatistas, ese demonio que incubamos en todos los países, aunque en unos más que otros, y fruto por lo cual Europa se sigue desangrando. Por eso hoy, les voy a hablar de dos tristes y sangrientos aniversarios.
El primero de ellos ocurrió hace un cuarto de siglo en los Balcanes, y que ha pasado a la historia con el nombre de la masacre de Srebrenica. En esa localidad de Bosnia fueron asesinadas unas 8.000 personas, a manos de los herederos de la república de Yugoslavia, engañadas por ese utópica república de Bosnia, aún hoy en dia inviable como Estado eficaz y autónomo, pero sobre todo por esa Comunidad Internacional, que se llama Naciones Unidas.
Y por qué hablo de cierta responsabilidad (ojo que no culpabilidad) de la ONU, pues porque durante la guerra civil yugoslava, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) había estado evacuando de aquella localidad en marzo de 1993, centenares de bosniacos para separarlos de las posibles lineas del frente. Pero ante las protestas por esos traslados por parte del gobierno de Bosnia, y al producirse, al inicio de abril, el asesinato de casi 60 personas evacuadas, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 819, el 16 de abril de 1993, en la que se declaraban en Bosnia una serie de áreas seguras, libres de ataques y otras acciones hostiles, entre las que se encontraba el enclave de Srebrenica, donde llegó la primera unidad militar de UNPROFOR (Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas) a los dos días, un 18 de abril de ese mismo 1993.
Como pueden comprender desde aquel mismo momento, ese enclave fue un lugar de atracción de toda la población que vivía en esa región, pues se encontraba segura bajo auspicios de la ONU alcanzando en julio de 1995 una población de unos 60.000 habitantes. Como no quiero aburrirles, explicándoles las operaciones que se desarrollaron por parte de los serbios y las escasas reacciones que tuvieron, fruto de las indecisiones y debilidad de UNPROFOR, el resultado fue la conquista de la ciudad por parte de las tropas de Ratko Mladić, y que prácticamente el batallón de la ONU, si no vio seguro que escucho como masacraban a 8.000 personas en esos tristes días de casi mitad de julio,. Hechos que aún están pendientes de aclarar, y de dirimir totalmente las responsabilidades. Por eso, y sobre todo a nivel internacional, es muy fácil ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio, y echar las culpas de nuestros males al vecino del norte.
El otro acontecimiento se inició el 10 de julio de 1997, cuando un chaval de no llegaba 30 años, llamado Miguel Ángel Blanco, era secuestrado por tres terroristas de la banda independentista vasca de asesinos llamada ETA. Y por qué él, y para qué ese crimen, pues el muchacho era concejal del pueblo vizcaíno de Ermua por un partido que defiende en aquellas tierras la unidad de España y el régimen de libertades, que supone la Constitución de 1978, acto todavía hoy heroico; y por el que se exigía para su liberación la aproximación de los presos etarras a las cárceles del País Vasco.
Ya saben lo que ocurrió después, aunque no todos lo recuerden o conozcan, dos días más tarde en un descampado de la localidad de Lasarte-Oria, los asesinos de ETA pusieron de rodillas con las manos atadas a la espalda a Miguel Ángel Blanco, pegándole dos tiros en la cabeza, que no le causaron la muerte inmediata, si no que agonizó hasta la madrugada del dia siguiente, 13 de julio, que murió en la Residencia Sanitaria de Nuestra Señora de Aránzazu.
Entonces surgió lo que se llamó el espíritu de Ermua, fundándose por parte de profesores, el llamado Foro de Ermua, para mantener vivo el espíritu de aquella rebeldía cívica contra los asesinos separatistas, y hacer frente al totalitarismo independentista. Pero de aquello, parece recordarse poco o sea forzado a olvidarse, porque en esa misma localidad de Lasarte-Oria donde apareció el cuerpo ensangrentado de aquel joven, la fuerza política heredera de los batasunos, cómplices politicos de los etarras, obtuvieron la segunda posición en las elecciones municipales últimas, un 25, 88% del total de votos. Segundo puesto, que esos independentistas, también han obtenido en las recién celebradas elecciones vascas, y entre los diputados electos se encuentran tres expresos de ETA, y que retrata muy bien a una sociedad, bastante enferma, y ciega por la boina tan calada.
Y mientras todo eso ocurre, la sociedad en general, para tener la conciencia tranquila, o mejor dicho para vivir en la zona de confort y de la indignidad, prefiere ir borrando la memoria de los asesinados y muertos por todos nosotros, para así pactar hasta con el diablo si fuera necesario. Esto recuerda peligrosamente mucho, y cada vez más, la Europa de los años 30, que se echo en los brazos del vencedor en las urnas alemanas, Adolfo Hitler, en los acuerdos de Munich, para después pasar lo que pasó, el apocalipsis de la Segunda Guerra Mundial....Y ya saben los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.