Hace más de diez años que lo vengo anunciando. Se lo cuento a todo aquel que me quiera escuchar. Y aquellos que lo hicieron, ahora me van dando la razón. Porque no tengo un bola de cristal ni llevo un pañuelo con monedas atado a la cabeza. Pero tal vez si lo hago, alguien me crea. No voy a esperar más y voy a hacer pública mi Teoría de la Conspiración. Para poder decir: “Yo ya lo dije”. Aprovechando que el director de Valencia Plaza me brinda esta oportunidad, voy a exponer las razones que me llevan a anunciar la inminente III Guerra Mundial. Por supuesto que no será una guerra al uso, con tanques desfilando por las calles o bombas cayendo sobre los tejados. No aquí. Sólo los drones volarán sobre nuestras cabezas y las bombas explotarán en la parada del autobús o en el cine de barrio.
Voy a intentar ser concisa y dibujar la línea del mapa geopolítico que desde hace años viene cerrando el círculo alrededor del Mediterráneo, futuro -si no, presente- escenario del conflicto. Comenzamos por el último acontecimiento. Se trata de una noticia del fin de semana que apenas lo ha sido, de escasas quince líneas en los medios más importantes: "Marruecos se retira del sur del Sáhara Occidental en respuesta a la ONU”, con el Frente Polisario de por medio y elementos yihadistas cruzando el desierto. Precisamente nuestra frontera con África, el sur del Maghreb.
Porque la frontera del conflicto se ha desplazado hasta el Sahel. Y los países del Sur del Mediterráneo, que han hecho de muro de contención para el Norte feliz, saltaron por los aires con la Primavera Árabe, la mal llamada Revolución que ha devenido en una involución islamista. Desde Rabat hasta El Cairo, no hay ninguna seguridad de que ISIS o Al Qaeda sigan avanzando por el desierto hasta el mar. Con el epicentro del conflicto en Libia, ninguno de estos países puede garantizar la seguridad para Occidente y ni siquiera su propia estabilidad. De poco han servido los cientos de millones de euros que han llovido desde hace diez años desde Bruselas con la Política Europea de Vecindad.
Recordemos, Marruecos -hasta ahora el más estable- ya tiene un frente abierto en la frontera con Mauritania. Argelia sigue siendo un Estado policial con un Presidente agonizando por los quirófanos de Europa y Al Qaeda atacando sus plantas de gas. Los tres gobiernos autocráticos que garantizaban la paz en la zona desaparecieren tras las revoluciones árabes con el asesinato de Gadafi en Libia, la huida de Ben Ali en Túnez y la detención de Mubarak en Egipto.
La línea imaginaria -o no tanto- de la guerra sigue hacia el Este con el eterno conflicto palestino-israelí, la guerra inacabable en Siria, la de su vecina de Iraq, y una Turquía cada vez más fuerte y, por ello, más amenazada con ataques terroristas. Ya hemos llegado a Grecia por la costa mediterránea. Vamos a seguir cerrando el círculo de Europa por el Cáucaso hacia el mar Negro.
Entre Turquía y Rusia, los dos gigantes, no encontramos un terreno en arenas movedizas, de nuevo. Por orden de aparición y con el mapa en la mano: Armenia, Georgia, Osetia del Sur, Abjasia… Países con conflictos fronterizos, algunos no reconocidos… Y llegamos a la joya de la corona, ya en la frontera con la Unión Europea. Ucrania y Rusia con la herida sin cerrar de Crimea mientras la OTAN colabora con el Gobierno de Kiev.
¿Quién da más? ¡Ah, sí! Se me olvidaba el Mediterráneo, el nuestro. Una vez desestabilizador el norte de África y Oriente Próximo con la daga de la guerra, el islamismo, sólo quedaba el sur de Europa para cerrar el círculo. Un círculo que se ha cerrado con la desestabilización económica: Con Grecia absorbiendo la crisis de los refugiados sirios y afganos, los Balcanes divididos, Italia sin Gobierno, España con un Gobierno sin mayoría para gobernar y Portugal con un tripartito…, como todos los tripartitos. ¿Y Francia? ¡Con la amenaza de Le Pen a la puerta de las elecciones!
Lo vaticinó el gigante banco de inversiones norteamericano JP Morgan, en un artículo publicado en la primavera de 2013, bajo el título El ajuste de la zona euro, a medio camino de ello (The Euro Area Adjustment—About Half-Way There): “El cansancio de las reformas podría llevar a i) el colapso de las reformas en varios gobiernos de la Europa del sur, ii) colapso en el apoyo del euro o de la Unión Europea, iii) una victoria electoral para partidos anti-europeos radicales, o iv) la ingobernabilidad en algún Estado miembro por los costes sociales de los recortes (particularmente el desempleo)”, léase por este orden, el norte y el este de la Unión Europea, Francia, España y Grecia”.
¿Y qué más podemos esperar si los poderes fácticos ya nos han condenado al ostracismo y a las galeras de los poderes autoritarios, de las nuevas dictaduras financieras del siglo XXI? Ya lo vaticinaron con pancartas los acampados a la Puerta del Sol, los desahuciados del sistema “Sin esperanza, sin dignidad, sin miedo”. Lo que también puede traducirse en “carne de cañón”…