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en la frontera / OPINIÓN

Miguel Hernández: la losa de su biografía

6/10/2024 - 

Cada cierto tiempo la izquierda saca a pasear la biografía de Miguel Hernández a instancias de la familia encabezada por su nuera Lucía Izquierdo: su muerte en la cárcel de Alicante en 1942 que a todos los efectos fue un asesinato a fuego lento dado el deplorable estado de salud del poeta, con un tuberculosis invasiva y desatendida por sus carceleros. Y con dos sentencias a sus espaldas, una de muerte y otra de conmutación de la pena por 30 años de cárcel. El Consell de la Generalitat, la Diputación de Alicante, y el Ayuntamiento de Elche (gracias a una abstención timorata del PP, Pablo Ruz) han resuelto pedir al Ministerio de Justicia que se anulen los expedientes de ambos autos judiciales y que se reconozca, como si ya no estuviera reconocido, que la dictadura franquista se cebó (mucho)  con el autor de Nanas de la Cebolla.

PSOE y Compromís han criticado la tibieza de Carlos Mazón por no citar en la moción del Consell lo de la dictadura, el republicanismo de Miguel....Y su militancia comunista que casi todos obvian. El carné del partido lo descubrió el profesor Emilio Laparra en 1992. Un dato irrelevante a día de hoy: Miguel Hernández escribió, a su manera, por la libertad y la justicia social.  Anular los expedientes es en cierta medida anular la historia, según algunos expertos.

Volver a revolver la trayectoria política del poeta es aminorar su dimensión literaria. Lo escribió el profesor Prieto de Paula en un ejemplar/monográfico de Canelobre, revista de la Diputación de Alicante, a propósito del centenario de su nacimiento. Fue en 2010 (la revista). Escribe el catedrático y maestro: “La valoración literaria de Miguel Hernández ha dependido demasiado de las circunstancias de su biografía”. Simultáneamente desmonta algunos de los estereotipos (falsos) sobre el poeta, “hijo de un tratante de ganado acomodado, y no el paupérrimo cabrero que nos presenta el tópico”. Hernández conoció de muy temprano en los Jesuitas de Orihuela, a los Grandes del Siglo de Oro: Lope, Garcilaso de la Vega, Góngora....

Más Prieto de Paula: “Solo si liberamos al escritor de la cárcel de su biografía podrá emerger su voz con todas sus potencias expresivas”. Es decir, Hernández pervivirá en las nuevas generaciones por sus valores literarios y sus temas, amor, amistad, hambre, miseria, no por su adscripción política. Eso lo entendió a la perfección Joan Manuel Serrat que fue el mayor divulgador de Hernández en unos tiempos con mucha hambre de libertad. “El poeta deberá salvarse a cuerpo gentil -De Paula-de su escritura; si así no fuera, terminaría por desactivarse estéticamente”.

La izquierda, básicamente, está aprovechando la oportunidad para 're-iconizar ' al Hernández  republicano y comunista, apadrinado por Pablo Neruda. Y eso es instrumentalización política (espuria desde mi modesto punto de vista). A mí desde luego me fascina su obra, y su biografía amorosa, especialmente en su relación con la artista Maruja Mallo, como tan bien describió José Luis Ferris en uno de sus libros. Tardes tórridas de pasión a la luz del atardecer. Me preocupa también que el interés por Miguel tapone algunas de las figuras de sus hermanos mayores, la Generación del 27. Pongo un ejemplo: Luis Cernuda

Paralelo a lo de anular las sentencias judiciales, surge otra vez el debate sobre la reposición social y económica a la familia del poeta. A principios de los 80, el entonces alcalde socialista de Elche Ramón Pastor medió para la firma de un acuerdo que incluía una pensión vitalicia para Josefina Manresa, residente en Elche,  el pago completo de los estudios, incluida la universidad, de los dos nietos del poeta, y la concesión de una administración de loterias a la nuera, Lucía Izquierdo, ya citada. Todo a cambio de la cesión al Ayuntamiento ilicitano de una buena parte de papeles y manuscritos del poeta. Joan Pamies es el que más sabe de eso. Y de otras cosas.

En 1996, con el PP y Unión Valenciana en el Gobierno de la Generalitat, se optó por darle el nombre de Miguel Hernández, con el logo de su firma, a la recién creada universidad de Elche, decisión estratégica que dejó atónitos a más de uno. Por cierto, la nuera quería cobrar royalties por el logo. Avida dollars. Me perdonará Enrique Martín, estimado. Luego la alcaldesa popular Mercedes Alonso dejó escapar el legado de Miguel Hernández a Jaén. Fallo malayo. No supo ni quiso negociar con la familia: ya propagó la regidora que Lucía Izquierdo pedía una cifra desorbitada. ¿Ha habido reposición social y económica, salvo el episodio de Alonso, a la figura del poeta y sus descendientes? Juzguen ustedes mismos, estimados lectores (abstraigámonos en la ecuación a Orihuela, que es para echarle de comer aparte).

En fin: Alto soy de mirar las palmeras.

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