Banderas, pegatinas y un empacho de simbolismo entre los más de 4.000 valencianos que arroparon al presidente del Gobierno, en un acto sin sorpresas en el discurso
VALENCIA. Último mitin del PP para las elecciones generales. Acto central -y precierre- de campaña electoral en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Se oyen quejas de fondo. “Yo también quiero una”, reclamaba una militante. Se habían quedado sin banderas con las que recibir a Mariano Rajoy. Iban a recibir a su presidente y no quedaban enseñas.
El aspirante a renovar el cargo en la presidencia del Gobierno eligió uno de los símbolos del partido en Valencia para ofrecer su último acto con los militantes. Los populares cambiaron la tradicional Plaza de Toros en la que han celebrado sus actos por la Ciudad de las Artes y las Ciencias para el mitin. Las cerca de 4.000 personas que asistieron a la arcada del museo Principe Felipe estaban como en su casa. Muchos venían en autobuses desde los pueblos con sus bocadillos; otros merendaban tranquilamente chocolate y bizcocho en sus asientos. (FOTOGALERÍA)
Imposible estar desubicado. Escenografía, bufandas, camisetas, carteles, incluso abanicos portaban simbología popular cuyo azul impregnaba la sala. Quien no portaba una bandera -de España, de la Comunitat, o del PP- tenía la muñeca repleta de pulseras o se había colocado varias pegatinas con los símbolos de la formación. Pocas personas quedaban sin identificación popular alguna.
Entraba el presidente precedido por el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo que, como en el anterior mitin, fue aclamado por numerosos militantes, mujeres en su práctica totalidad. Sucedió lo mismo con Rita Barberá. Los valencianos querían volver a ver a la exalcaldesa y se lo hicieron notar. Al presidente le costó casi un cuarto de hora atravesar el pasillo desde la puerta hasta el escenario. Los militantes se abalanzaban sobre él para saludarle, pedirle una foto, lanzarle mensajes de apoyo, incluso acariciarle el rostro.
Rajoy se vio arropado en lo que ha sido el feudo del PP por numerosas caras del partido. Le acompañaron durante el mitin Esteban González Pons (actualmente eurodiputado), Miguel Barrachina (número uno al Congreso por Castellón), Elena Bastidas (cabeza de lista en Valencia), Alberto Fabra (expresident de la Generalitat), Pedro Agramunt (número uno al Senado en Valencia) o Vicente Betoret (líder provincial del PP).
Entre los rostros conocidos de la primera fila se encontraban también el presidente de la patronal valenciana Cierval, José Vicente González, y el de Cámara Valencia, José Vicente Morata.
El discurso de los populares siguió su línea de campaña. Mientras que los líderes regionales enfatizaron en el problema de la financiación autonómica y los trasvases -más conocido como 'guerra del agua'-, el presidente dirigía su discurso a todo el Estado. Rajoy apeló en numerosas ocasiones a la unidad de España, que "no se toca" y al orgullo del ser español. Prácticamente en las mismas ocasiones que el candidato a repetir en la Moncloa pronunciaba la palabra "España" el público interrumpía el discurso y cantaba con motivación "yo soy español" a pleno pulmón. Rajoy se unía y trataba de incrementar esta reivindicación, incluso terminó confesando "oír esto es lo que más me gusta de la campaña".
También Rajoy y el resto de líderes trataron de reivindicar su marca frente al resto de formaciones políticas. Una vez más, siguiendo el discurso de esta campaña, los populares advirtieron a sus militantes que "España no está para experimentos". El PP, sentenció Rajoy, "no es un invento de hace media hora ni el producto de ninguna operación de marketing, ni un partido de una sola persona, ni una fuerza política generada en ninguna tertulia de televisión".
Por si no había quedado claro, los populares repartieron críticas más detalladamente contra el resto de partidos. Sobre Ciudadanos, aseguraron que es un partido que "no sabe ni dónde está Castellón" además de criticar el personalismo de Albert Rivera mediante alusiones como "un partido es más que una persona". Mientras, a Podemos los tildaron directamente de "comunistas" o "extrema izquierda".
En esta línea de la autoafirmación, Rajoy y el resto de intervinientes recordaron a sus militantes los 'logros' que han venido repitiendo durante la campaña. "Arreglamos este desaguisao", "no saben cómo me miraban en Europa", "hablar es fácil, pero gobernar no" y otros recursos utilizó el presidente pare reivindicar su figura y, de paso, criticar la anterior gestión del PSOE en el Gobierno.
Fuerte incidencia tuvo en las intervenciones de los líderes valencianos el asunto de las señas de identidad. Elena Bastidas pidió "una mascletà de votos para Rajoy". Por su parte, la líder del PPCV, Isabel Bonig, aprovechó la expectación para cargar contra el Consell, especialmente contra Mónica Oltra. Un profundo "buuuuuuh" entre el público sonaba cada vez que pronunciaba el nombre de la vicepresidenta.
En esta línea, la líder regional del PPCV remarcó: "El próximo domingo ''és el moment' -en alusión a la candidatura de Compromís-Podemos 'És el Moment'- de votar con ilusión cuatro años más al centro derecha, al PP y a Mariano Rajoy" en referencia a los lemas que han utilizado Ciudadanos y la candidatura conjunta de Compromís y Podemos durante la campaña electoral. Ovación cerrada.
Ni el presidente ni los representantes hicieron mención alguna a la agresión que sufrió el pasado miércoles en Pontevedra. Tampoco se mencionó ni se hizo alusión a nada que se pareciera a la corrupción. Los populares pretendieron así dar una imagen impecable de su partido a la vez que se autoproclamaban único garante de estabilidad.
Así, las críticas a la izquierda, a los nuevos partidos, al nacionalismo, y la reivindicación de la españolidad se mezclaban en los cantos del público al estilo de la ruleta de la suerte. Además de "yo soy español", los asistentes coreaban contínuemante "yo soy del PP", o "quién va a ganar, el Partido Popular".
Con este ambiente cálido y festivo -al margen de los focos de la sala- los simpatizantes del PP en Valencia despidieron a su candidato a la Moncloa a ritmo de "per a ofrenar noves glòries a Espanya".