VALÈNCIA. Empresas que se aprovechan del entorno digital para su nacimiento y hacen uso de algunas de las herramientas tecnológicas para diferenciarse de lo ya existente. “Podríamos hablar de cualquier modelo que se base en aplicaciones y entornos web, que no requieran de una presencia física ni un local sorteando así los pagos de mantenimiento de una infraestructura y reduciendo la partida de los gastos fijos”.
Montar negocios con estas características es lo que piden muchos de los emprendedores que se acercan a Xerintel en busca de asesoramiento. Especializados en “desarrollar proyectos de primer nivel para empresas de gran escala”, esta compañía radicada en Jerez se encarga, mayoritariamente, de “desarrollar proyectos en apps o web para startups, siendo éste nuestro principal target. Asimismo, en todo momento ayudamos, con nuestra experiencia a dotar de ideas a las startups sobre cómo monetizar para que su app tenga el mejor impacto posible”, declara su CEO, Alberto Alcántara.
En sus más de 18 años de presencia en el mercado, en Xerintel calculan que habrán acompañado al nacimiento de, aproximadamente, 4.000 startups. Con este volumen de muestra, es fácil encontrar proyectos de todos los colores, desde el joven que llega soñando con una aplicación que equipare el éxito de Whatsapp, hasta empresas ya establecidas antes de la crisis que deciden ahora trasladar toda su actividad al entorno online. De este último tipo han recibido tantas peticiones que, solo entre los años 2020 y 2021 han conseguido duplicar la facturación.
Cierto que la digitalización de la economía y la crisis sanitaria han favorecido el cierre de muchos negocios físicos en busca de ahorros notables en conceptos de alquiler o personal laboral. Fruto de esta tendencia es la proliferación de nuevos modelos de negocio como las ghost kitchen, cocinas industriales que trabajan bien para otros restaurantes, bien para abastecer el consumo de comida a domicilio o takeaway”. En la misma línea se mueven las dark stores que funcionan como almacenes de paquetería y distribución de tiendas online.
También la banca acelera el ritmo de la digitalización, la automatización de procesos, el cierre de oficinas y la eliminación de personal. El final será la extinción de los bancos tal y como los hemos conocido hasta ahora “que serán barridos por las grandes tecnológicas tipo Google, Facebook, Apple u otras con sus propios sistemas financieros”, sostiene Fran Gómez, CEO de Qualica-RD y cofundador de Paythunder.
Esta circunstancia abre paso a nuevas soluciones de pago que, al abrigo de la tecnología, han derivado también en nuevos modelos de negocio. En este sentido, los modelos de suscripción se revelan como una tendencia clave para cualquier sector. Algunos estudios señalan que el 20% de todas las transacciones que se hacen en el mundo con tarjetas de crédito corresponde ya a suscripciones.
Las ventajas que ofrece este modelo de cara a los consumidores es el pago por uso, sin compromiso de mantenimiento o adquisiciones innecesarias. En lo que respecta a las empresas posibilita un mayor control del flujo de caja y, en consecuencia, de la tesorería.
Vinculado al principio con los negocios SaaS (Software as a Service), ahora se adhieren al modelo de suscripción actividades de todo tipo, desde peluquerías hasta clínicas veterinarias. Basta con ofrecer un servicio que sea recurrente.
En ello han encontrado su oportunidad de negocio soluciones como la de Debit2Go, startup fundada por Damián Carpintero Román que ayuda a pymes y autónomos de todo tipo a introducir en sus negocios modelos de suscripción en menos de 5 minutos. También Simplr.io arrancaba en España a mediados de 2021 con una propuesta de marketplace que permite a los consumidores acceder a cualquier bien o servicio por el tiempo que necesiten y deshacerse de él con idéntica facilidad.
En la misma línea, también el renting cobra cada vez mayor peso en la economía actual. Aunque el concepto sea ya antiguo, startups como Bipi han sido casos de éxito con tan solo aportar flexibilidad y transparencia al mercado del alquiler de coches. La modalidad de bienes en alquiler se ha extendido también a activos como los productos tecnológicos donde se posicionan startups como la de Wiserentr.
La respuesta inmediata es sí. Preocupa el modelo de negocio, preocupa que tengan una forma clara de monetizar y preocupa, sobre todo, el encaje del producto en el mercado: el product market fit. Estas son las variables principales que dicen tener en cuenta a la hora de aportar su capital o no a un proyecto que empieza.
El problema, como explica Fernando Dal Re, partner First Ticket del fondo de TheVentureCity, es que muchos emprendedores se atrincheran en métricas a las que ellos no aportan tanto valor, como el número de usuarios o la facturación alcanzada hasta ese momento. Los inversores prefieren que les hablen de tasas de retención o de frecuencias de uso, aspectos más clarificantes de la vida de una startup a futuro.
Pero también en materia de inversión de capital relacionado con los modelos de negocio cobra cada vez mayor peso la llamada Inversión ESG (por sus siglas inglesas environmental, social y governance) que describe un tipo de inversión en proyectos que incorporan soluciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en la toma de decisiones. Estudios como los de la estadounidense Morningstar señalan que la inversión en fondos ESG alcanzó en el año 2020 la cifra de 1.7 billones de dólares y, de seguir las cosas como hasta ahora, parece que la tendencia de mantendrá durante los próximos años.