Carles Alfaro dirige una nueva versión de Tío Vania, el clásico de Chéjov, donde reflexiona sobre el tiempo perdido
VALENCIA. No busquen protagonista. Ni siquiera el personaje que da título a la pieza, Vania. Esta es una obra de secundarios, de emociones sutiles y dramas cotidianos. La compañía valenciana Moma Teatre, bajo la dirección de Carles Alfaro, estrenará mañana 3 de febrero en el Teatro Rialto el espectáculo Vania, una revisión del clásico de Chéjov que muestra una reflexión universal sobre la existencia a partir de las crisis particulares.
Abocada al drama, la producción quiere huir de las obviedades, de la pornografía sentimental, y aboga por la contención. Seis personajes “desesperados bajo esa sensación de que no pasa nada”, cuenta Alfaro, a pesar de que la casa que comparten está al límite. La pieza, firmada por el autor ruso en 1899, quiere demostrar su universalidad, una trama que no entiende de tiempo. "Cuando en una producción puede más el contexto que el conflicto humano, al final, le pesa".
Es, precisamente, la angustia por el futuro y un presente que no cambia, o no se atreven a cambiar, el centro de la trama. La acción transcurre en una apartada casa de campo a la que el Profesor, que se acaba de jubilar, se ha mudado con su joven esposa, Elena. En la casa viven Sonia, hija de un primer matrimonio del Profesor; la madre de aquella primera esposa ya fallecida y Vania, hijo de esta última. La casa, sin normas ni horarios, será la cárcel sentimental de unos personajes que lidian con temas como el suicido.
El proyecto nació en 2008, cuando la compañía realizó la primera versión para el Centro Dramático Nacional, una producción para la que sirvieron de traducciones en varios idiomas y, también, de las adaptaciones que se han hecho para televisión y cine. De este mélange nace el Vania de Alfaro que, entre las novedades, cuenta con un personaje nuevo, Maman, y un nuevo escenario, el África subtropical.
Creación y, también, reivindicación, la presentación de la pieza también fue momento para actores y director de demandar un proyecto global de apoyo a la Cultura que resulta insuficiente, según indican, para competir con otras ciudades españolas. “Es una vergüenza que en una ciudad que, con el área metropolitana, supera el millón de habitantes, se hagan obras de cuatro días”, afirma el director de la obra.
El director recalcó la enorme riqueza de Tío Vania como obra maestra de la dramaturgia universal , una revisión en la que se quiere poner el acento en la reflexión sobre las oportunidades perdidas, algo que ha ligado a Valencia y a la situación "dramática, extrema e impresentable de la profesión teatral valenciana". "Hay toda una generación teatral absolutamente talentosa que se ha dejado perder".
De esta forma, Alfaro reivindicó las ayudas al “teatro del arte”, a la producción que va más allá del entretenimiento, un teatro “productivo” a nivel económico y social. "Si se juntan todas las ayudas al sector que se dan en el Estado español son menores" que lo que estos profesionales aportan al Producto Interior Bruto (PIB). "Ya está bien, no vivimos del cuento", aseveró Alfaro.
De esta forma, también criticaron las "condiciones de amateurismo" en las que se trabaja en Valencia y la falta de "actualización" con respecto a otras ciudades como Madrid y Barcelona o Sevilla y Bilbao. "Es patético que después de treinta años siga la misma situación que cuando empecé, que no haya una generación de actores mayores".
'Cuando el tiempo no tenga ya memoria' se estrena el 17 de noviembre en Navajas y el 18 del mismo mes en Geldo